¿Viaje en el tiempo? ¡De Verdad!

Simple y loco no son mutuamente excluyentes

Sirius Black era, francamente, un hombre sencillo. Al crecer como el Heredero de una familia numerosa y rica de sangre pura, que tenía todo lo material que deseaba, viviendo en lujosas mansiones y casas, estas cosas se consideraban completamente normales para él.

Había odiado cada minuto de ello.

Cuando era un niño pequeño, sabía que su familia estaba equivocada. Cada vez que acudían a funciones y veían a otros, había visto un afecto genuino entre los miembros de otras familias,una emoción real cuando se miraban, y no había podido ayudar, pero se preguntaba qué pasaba con la Casa de los Negros.

Eran fríos, distantes, y miraban a cada uno especulativamente, calculando qué tan útiles eran los demás y cómo usarlos. Pollux había visto a su hija Walburga como una forma de arrebatar el control de la línea de su primo, Cygnus había visto a sus tres hijas como simples peones para alianzas políticas, avergonzada de que solo había engendrado hijas, y la misma Walburga había visto a sus hijos, los herederos. como prueba de que ella estaba en control de la Casa de Negro. Sirius siempre había sabido que su familia estaba loca; después de todo, ¿qué tipo de personas se casaban con sus primos? Él mismo había estado cerca de casarse con Narcissa antes de huir como Andrómeda. No tenía nada contra Narcissa personalmente, solo le había disgustado que su madre quisiera que se casara con una chica cuyo nombre era solo unas pocas ramas en el tapiz de la familia. 

Siempre había querido una vida sencilla; amigos cercanos, una familia amorosa, un trabajo que lo hizo feliz, un trabajo que eligió para sí mismo. Pensó que lo había encontrado después de graduarse. James, Remus y Peter habían sido su familia, sus hermanos, y Lily se había convertido rápidamente en una hermana con la que le encantaba discutir. Se había inscrito como un Auror, una carrera que sus padres habrían considerado por debajo de ellos, y había sido tan feliz como él creía que sería. Su vida finalmente había sido una vida de su elección y no había manera de que pudiera mejorar.

Luego se había asociado en el entrenamiento con Amelia Bones.

Él había sido más o menos impresionado por ella. Ella había sido una mujer fuerte como las mujeres negras, pero con una calidez de la que carecían sus parientes femeninas. Tenía una lengua afilada, un sentido del humor seco y la sonrisa más cálida que había visto nunca. Él había discutido con ella constantemente, pero siempre había habido una corriente oculta de humor. Sus interacciones se habían caracterizado por insultos recíprocos, juguetones en su naturaleza, con un entendimiento mutuo de que solo estaban bromeando. Había existido una tensión entre ellos durante meses antes de que se desatara a raíz de un ataque en el Callejón Diagon, donde finalmente habían admitido lo que todos los demás ya habían descubierto, e inmediatamente comenzaron a salir.

Los dos habían sido muy profesionales en el trabajo, pero en privado encajaban tan bien que era extraño. Broma e insultos y bromas juguetonas, la relación fue en ambos sentidos y ninguno de ellos se había sentido aburrido. Se había llevado muy bien con los otros Marauders y con Lily, tan bien que, de hecho, para Sirius nunca se había sentido tan forzada su presencia.

Su relación con Lily había sido especialmente fuerte cuando las dos mujeres se unieron para salir con tales idiotas, como le recordaban a James y Sirius constantemente. Lily incluso había dicho que si ella y Alice no hubieran sido las mejores amigas durante años, Amelia habría sido definitivamente la madrina de Rose.

Nunca había habido un momento en que Sirius se sintiera incómodo por la transición de Amelia a un punto focal de su vida; su relación se había sentido tan bien que en cada momento juntos,Sirius se sentía extático por su felicidad.

Su preocupación, por otro lado, había sido un caso completamente diferente.

Sirius era un hombre que en el fondo era un bromista, un hombre que coqueteaba descaradamente con cualquier mujer que pudiera encontrar, y un hombre que parecía estar tan en paz consigo mismo que a Amelia le tomó un tiempo darse cuenta de que había temido que ella se fuera. él en algún momento