¿Viaje en el tiempo? ¡De Verdad!

Todo el mundo tiene problemas

MARATÓN (7/7)

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Ser un miembro consumado y trabajador del Departamento de Misterios a veces hacía que una persona perdiera de vista las pequeñas cosas de la vida. Estar rodeado de complicadas fórmulas de aritmancia que calculan el potencial para la manipulación del espacio y el tiempo, investigar los alfabetos rúnicos antiguos como evidencia de civilizaciones muertas y descubrir si ciertas pociones y hechizos funcionaron de la manera prevista en el cuerpo humano utilizando criminales convictos como sujetos de prueba; estos eran solo algunos de los proyectos en los que Rose Potter había trabajado como un Inefable y se le había prohibido discutir con nadie.

El Departamento de Misterios era un lugar de lo desconocido, donde probar una hipótesis definitivamente se consideraba un milagro, y la naturaleza complicada del trabajo casi aseguraba que todos los que trabajaban allí comenzaran a pensar y pensar demasiado en cada pequeña cosa en sus vidas. Con el tiempo, el sentido común pasó un segundo plano frente al intelecto que requería su trabajo, y era un hecho lamentable que los Inefables tuvieran una tendencia a olvidar las cosas más simples. 

Como la existencia de una habitación completa dentro del mismo departamento en el que trabajaban. 

Incluso con la enferma situación del Mortífago, que afortunadamente había comenzado a disminuir, con las víctimas sufriendo la pérdida de una parte de su magia si no estaban muertas, y el extraño asesinato de Grindelwald / suicidio de Dumbledore, Rose todavía estaba preocupada por el existencia continua de un Lord Voldemort. Con lo mucho que el loco bastardo había arruinado su vida, pensó que podía ser disculpada por seguir nerviosa y esperar que el asqueroso saltara en cualquier momento y tratara de matarla. 

Por eso, cuando recordó el Salón de las Profecías, se palmeó la cara con tanta fuerza que se lastimó. 

El Salón de las Profecías. También conocida como la habitación que podría ofrecerle una prueba física de que Voldemort estaba muerto y desaparecido para siempre. La profecía, también conocida como las palabras inútiles de mierda de un fraude borracho que destruyó cientos de vidas, muchas gracias Sybil Trelawney , era una esfera mágica que estaba conectada a las fuerzas vitales de las mismas personas de las que hablaba. Si uno o más de los sujetos dela profecía estuvieran completamente muertos y borrados de este plano de existencia, entonces el humo arremolinado en la esfera cambiaría del color gris claro / blanco de una profecía en juego al humo negro de una profecía completado anulada. 

Todo lo que necesitaba era esa pequeña y molesta esfera en el Salón de las Profecías y su mente podría estar tranquila sobre Voldemort. Como en, todo lo que tenía que hacer era ir al mismo lugar donde había ido cuando tenía quince años y conseguir que su amado padrino, ahora padre, fuera asesinado por su primo loco. Honestamente, no estaba segura de ser lo suficientemente fuerte para hacerlo. 

Incluso de adulta, todos y cada uno de sus compañeros de trabajo habían tenido al menos una vaga idea de su disgusto por el pasillo y nunca la habían hecho poner un pie allí. A alguien más siempre se le había asignado el deber en esa habitación, y ella siempre había sido señalada hacia un proyecto que requería la máxima concentración, por lo que ni siquiera había tenido tiempo de contemplar cómo sería en la habitación que representaba tanto de su culpa. 

No importa cuánta gente le dijera que no era culpa suya que Sirius hubiera muerto esa noche, nunca se perdonaría por ser una idiota tan imprudente. Probablemente fue entonces cuando había despreciado por primera vez ser una Gryffindor. Sabía que era culpa suya; si tan solo hubiera sido más inteligente, entonces Sirius no habría tenido que venir y salvarla de su propia estupidez. Incluso vivir con Sirius ahora no borraba el hecho de que ella todavía soñaba con su rostro sorprendido mientras caía a través del Velo, para no ser visto nunca más.