Miró a lo lejos como si estuviese visualizando todo lo que había pasado desde que Amber se la llevó.
–¿Qué pasó cuando Amber te secuestró?– pregunté al ver que Dafne sonreía como si nada , algo raro de alguien que literalmente ha estado en el infierno.
–En su momento no supe cómo habíamos llegado ahí, en un abrir y cerrar de ojos ya no os tenía delante, solo podía ver que estábamos en el desierto. Amber vio que estaba confundida y empezó a reír como un desquiciado– pausó y observó cómo su helado se derretía al sol. Eros la miraba atontado sin separar un solo segundo sus manos entrelazadas y por algún motivo Apolo se veía muy molesto ante la escena.
–Estaría bien que explicases rápido, estamos bastante ansiosos– dijo Apolo irritado. Dafne rodó los ojos y siguió.
–Empezó a contarme que yo era el todo, cosa que yo ya le había oído decir antes– carraspeó– pero nunca llegué a saber qué significaba eso.Cosa que tú– señaló a Diáconos– si sabías, ¿Verdad? –Diáconos suspiró y asintió rápidamente pero había algo que a mí no me cuadraba. Él había hablado con Ignis por lo que debía saber que Dafne estaba en realidad con Ignis, poco después de estar secuestrada por Amber, ¿Por qué no nos dijo la verdad y permitió que fuéramos al encuentro de Amber?
–¿Y qué es eso de que tú eres el todo?– cuestioné con mucha intriga.
–Prefiero tener a Ignis delante cuando os lo explique– respondió fríamente. Asentí sin ganas de saber a que venia tanta frialdad.
–Me explicó cosas de todos vosotros, con esto me refiero a que sé a lo que os referíais cuando estabais hablando aquel día en el garaje de mi padre– miró a Apolo y Eros– y sí, antes de que preguntéis, he hablado también con alguna de ellas y me decepciona muchísimo que os hagáis los inocentes.
–Nos oíste...– susurró Eros. De inmediato soltó la mano de Dafne y agachó la cabeza.
–No es como parece Dafne– la miró con dureza– mejor ve a la parte en que explicas cómo has podido quedarte en el infierno entrenando mientras nosotros nos matábamos para salvarte.
– Oh, ya veo– en el iris de sus ojos se formó el rojo más vivo jamás visto– ¿Vas a saltar a otro tema para evitar hablar de tu instinto de asesino? – sonrió con sorna y con un chasquido acercó a Apolo hasta tenerlo a centímetros de su cara, con su dedo índice detuvo lo que fuera que él iba a decir– no vale la pena tratar de defenderte cuando he estado hablando con tus víctimas, ya tendremos tiempo para ver como será tu castigo– y de inmediato lo soltó hasta que este cayó en el suelo.
–Dafne, entiendo tu enfado y sé que un perdón no servirá de nada pero puedo explicarte todo y entenderás porque lo hicimos– declaró Fenix. Dafne giró a su dirección y negó con la cabeza repetidas veces. Esta vez, sin siquiera chasquear los dedos lo atrajo a ella, era un momento incómodo para todos.
–Tenía mucha fe en ti Fenix, tan sabio y dulce...– le acariciaba la cara como si estuviese enamorada, no parecía la Dafne de siempre.Me ponía nerviosa no saber de que estaban hablando y sospechaba que Diáconos, como siempre, sabía todo. –una lástima que me mintieras. – volteó y miró a Eros.
–Levanta la cabeza y enfréntate a mi como nunca has podido hacer ante Apolo– ante esas duras palabras, lentamente alzó la cabeza, sus ojos chocaron con los míos y le animé con la mirada sin saber si debería estar en su contra– una pena Eros, vi que intentabas defenderlas pero no evitaste ni una sola muerte, ¡NI UNA SOLA!– gritó.
–Dafnis, creo que será mejor que no hablemos de esto en público, estamos llamando demasiado la atención– dijo Diáconos al ver como absolutamente todo el mundo nos observaba.
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Dafne
Science FictionTodo empezó como todo empieza, con un principio. En la vida he cometido mil errores pero solo hay uno del cual me arrepiento y es el haber nacido. Sí, lo sé. No es que sea una cosa que pudiese escoger pero joder, menuda cagada. Mi nombre es Dafne...