Capítulo 18

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Empezamos a caminar sigilosamente compartiendo miradas. Cada vez estábamos un poco más cerca y yo no podía dejar de pensar en mi madre y mi padre. En como mi madre quería entregarme, en su infidelidad y, sobre todo, en como iba a explicar a mi padre todo eso.

Rezaba para que Eros y Apolo lo mantuvieran a salvo, rezaba para que Agatha encontrase algo que nos fuera útil. De repente, Fenix me sujeto por la cintura y me acercó a él, escondiéndonos tras un árbol. Al principio no entendía que hacia hasta qué vi cómo unas criaturas extrañas se acercaban a la puerta del castillo. Sentía la respiración y los latidos de Fenix y esperaba que ellos no lo oyeran, que no tuvieran una capacidad auditiva magnifica o algo por el estilo.

-Entonces me decía "me arrepiento, me arrepiento" y yo le dije "me da igual, ni si quiera sé que hiciste para estar aquí. Tan solo me estoy divirtiendo"- dijo un de los entes en la puerta mientras los otros rompían a carcajadas. Uno de ellos pico en la gran puerta y esta se abrió lateralmente, como si fuese de la tecnología más moderna.

-Por ahí vienen, anda que no tardaban- dijo otro ente gritando. Fenix y yo miramos hacia la zona que ha señalado pero no veíamos a nadie, en un principio. De la nada, cerca de la puerta había más antes que reían y empujaban a alguien.

-¿Se han teletransportado?- pregunté asombrada. Fenix se apoyo en el árbol, reflexionando.

-O se han hecho invisibles. Tal vez ya sepan que estamos aquí o tengamos a alguno al lado- bufé, siempre tan positivo...

-Como se va a alegrar el rey al verte eh- rieron todos ante el comentario del ente, mientras daba patadas a no se quién.

-Fenix, ¿ves algo?- susurré. Fenix se asomó más y negó con la cabeza.

-Lo que sí veo es una puerta en el lateral- me puso delante suyo. mira, ahí- achiné los ojos y vi lo que me indicaba. Me parecía buena idea por lo que asentí y le señale que pasaría después de él.

-Muy amable- dijo riendo. Fenix me cogió de la mano y como si fuéramos un depredador, nos acercamos silenciosamente hacia la puerta. Los entes ni se inmutaron, estaban muy ocupados molestando a alguien que esperaba que no fuera Ícaro.

Fenix quiso forzar la puerta pero no le hizo falta, ya estaba medio abierta. Pensé en sí nos habían visto y eso era una trampa pero no importaba, caería en mil trampas si así vería a Ícaro.

Al entrar nos quedamos de piedra. Era una especie de cocina pero parecida a un comedor real, más grande que mi casa o que Dempik. Como decoración no usaban esculturas de piedra sino que piel humana. Tenían vitrinas y dentro de estas había humanos disecados. Fenix me miró asustado y dio un paso atrás, acercándose así a la puerta.

-Fue una mala idea dejarte venir- susurró. Rodé los ojos cansada de esa frase, la misma que me había dicho Apolo.

-¿Me recuerdas el momento en el que te pregunté?- pregunté sarcástica. Fenix bufó rendido.

-Es que, ¿que esperas encontrar? ¿Pastelitos y un cartel de bienvenida?- volví a preguntar. Fenix rió dulcemente y se acercó a la salida de esa gran cocina.

-¿Ahora qué hacemos?- dijo, asomándose para ver qué nos espera. Levanté los hombros indicando que no tenia ni idea de qué hacer ni de dónde buscar a Ícaro.

-Dafne, mira- miré hacia dónde miraban sus ojos y me quedé sin aliento.

-Son humanos, están esclavizando a humanos. - Esas personas llevaban delantales y caminaban como si bajo sus pies hubiesen llamas. En sus ojos se reflejaba la muerte misma y sus labios parecían salidos del desierto con gran sequía.

DafneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora