Capítulo 2

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Me quedé mirando fijamente hacia la ventana como si fuera lo más interesante, estaba a punto de entrar en un trance cuando oí un carraspeo, mierda.Mis padres no me dejan desvelarme y de la nada me encuentran despierta observando una ventana, maravilloso Dafne.

-Dafne, tienes tres segundos para explicarte- mi madre era una señora muy estricta y toda mi vida me ha tenido controlada ya que una chica como yo siendo libre... Era peligroso. Desde pequeña me controla las horas del sueño, las comidas, los amigos y ahora se añaden las redes sociales.

-Pero mamá...- bufé mostrando estar harta de ese tipo de control. 

-Dos segundos...- dijo mientras mi padre se quitaba las zapatillas. 

-Está bien. Escuchadme bien los dos, estaba durmiendo plácidamente en mi habitación y oí un ruido, pensé que érais vosotros y no le di importancia pero oí un golpe fuerte y me asusté y bajé corriendo para ver qué estaba pasando. Me he encontrado con la ventana abierta así que estaba a punto de llamar a la policia y justo habéis llegado te has planteado ser escritora o actriz?porque vaya historias te montas Decidí ignorar a la voz.

-Ay hija, gracias a Zeus que estás bien- susurró mi madre. 

-Si bueno, Zeus o Apolo...- mi madre tiende a mencionar a los dioses mitológicos porque, como dije, estaba obsesionada. 

-¿Qué? - sonreí fingiendo estar bromeando pero mi madre insistió. 

-Dafne querida, ¿que Apolo?        Qué Apolo, Dafne?

-Si mamá, el dios Apolo- y entonces la conversación perdió el sentido que nunca tuvo. 

-Claro, ese Apolo...- dijo mi madre mientras mi padre subía las escaleras riendo tiernamente. Suspiré aliviada y mi madre se acercó, pensé que me diría algo tipo " suelta la verdad anda" pero su reacción me sorprendió mucho, me abrazó fuerte y ella nunca solía dar abrazos así que procuré disfrutarlo.

Cerré los ojos y su dulce aroma me llevo tiempo atrás, cuando me preparaba galletas y me las traía a la habitación. En ese entonces yo no sabía que pasaba conmigo, no sabía lo peligrosa que era y la vida que me esperaba. Abrí los ojos encontrándome con mi padre que acababa de ponerse el pijama.

-Buenas noches mamá, buenas noches papá.- dije como si fuéramos una familia normal en un pueblo normal con gente normal.

-Buenas noches hija, mañana necesito que me acompañes al taller así que duerme bien eh.- dijo mi padre guiñándome el ojo.

Asentí y subí a mi habitación saltando de alegría, me encantaba ir al taller. Mi padre abrió ese taller cuando yo tenía cuatro años, desde entonces siempre me llevaba y me enseñaba cómo reparar las cosas porque, decía, que todo tenia reparo. 

Me tumbé en la cama y suspiré, cuando creía que me estaba quedando dormida todos mis sentidos me pusieron en alerta dándome cuenta que no estaba sola en mi habitación. Y no,no hablaba de mis peluches, era una silueta.

-¿Apolo? Te estás pasando, no te conozco de nada y esto no tiene gracia.- No obtuve respuesta y eso me asustó más.

-Apolo, que te metas a mi casa no es normal pero que te metas a mi habitación eso... Eso es acoso.-Empecé a sentir calor, muchísima calor. Observé cómo en las esquinas de la ventana se estaban formando llamas y grité.

-ES UN SUEÑO, DESPIERTA IDIOTA, ¡DESPIERTA!- grité y me pellizqué y me pegué pero sentía cada golpe real y, la silueta, ahí seguía. -De nuevo me estaba pasando, ¿otra vez confundiendo la realidad con los sueños?

-Por favor Apolo, si eres tú di algo, no tiene gracia. - nada, silencio.Cada vez hacia más calor, las llamas rodeaban cada esquina de mi habitación y poco a poco aumentaba la intensidad.

-Seas quien seas vete o voy a llamar a la policía. - Esa silueta no parecía tener miedo así que empecé a pensar que era producto de mi imaginación por lo que le lancé uno de mis peluches.

-Lo siento Larry, tengo que comprobar si es real- dije a mí peluche, como si me fuera a entender y cómo si la situación no fuese seria. 

Me paralice cuando Larry atravesó esa silueta. Podía notar mi corazón golpear mi pecho tratando de salir para irse lejos de tanto drama y tomarse unas buenas vacaciones en las maldivas.

-Oigo voces, veo cosas, yo... Por favor, vete. - Me sorprendí cuando la silueta se alejo, se estaba yendo. Cuando por fin pensé que mi mente me estaba jugando una mala pasada aquella silueta se detuvo. No digas que si va a secuestrarte. Lo va a decir, ya verás. Apostaron las voces.

-¿Vas a secuestrarme?  Idiota.

-Basta ya. HABLA!- grité. 

-Eres el principio del fin.- Esa voz sonaba tan oscura...

-Quiero verte, date la vuelta y muéstrate. Quiero ver quién eres y porque apareces de golpe en mi jodida habitación diciéndome estupideces.- Nada. Silencio. De esos silencios aterradores que te sugieren huir.

-DI ALGO O VETE MALDITA SEA JODER!- la rabia me consumía por dentro al no saber si eso era real o si estaba teniendo un episodio.

-No te adentres en la oscuridad,Dafne.- me sorprendió al oír mi nombre en una voz tan malévola.

-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Eres algún amigo de Apolo, verdad? Alguno de sus hermanos? Seas quien seas no me das miedo.- dije temblando. No sabía qué pasaba pero  me mataba la curiosidad. Me levanté de la cama, ignorando que la habitación estaba en llamas y que podía morir y me acerqué a la silueta. Puede que eso le sorprendió ya que retrocedió.

-¿Por qué te alejas de mi? Quiero saber por qué me dices esto y quiero saber con quién hablo- traté de mantener mi voz firme pero fracasé. 

-Peligro. Destino. Oscuridad. Pronto, Dafne... La profecía. ¿Qué tipo de retraso tiene esta silueta? Dijo una de mis voces.

-¿Oye puedes por favor ..? No pude terminar mi frase cuando esa sombra literalmente se había desvanecido junto todas las llamas. Desesperadamente busqué en las esquinas de la ventana marcas de fuego pero todo estaba impecable, como si nada hubiera pasado. ¿Y si era así? ¿Y si nada había pasado?- Me senté en el borde de la cama y observé amenazante la ventana. 

-Te estás volviendo loca- dijo una de mis voces.

- Lo sé, ¿qué hago?- susurré. 

-A mi no me preguntes, soy una voz- esto último me causo una pequeña risita y me tumbé en la cama pensando en qué hacer.  Me paré justo donde la silueta estaba y suspiré de frustración, estaba a punto de salir a contar a mis padres la locura que acababa de ocurrir pero seguía siendo eso, una locura y suficiente tuve con otros psiquiatras.  De todos modos no pensaba dormir en esa habitación, salí y me dirigí a la sala de estar, quedándome dormida en algún momento.






DafneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora