Desperté con un dolor infernal por todo el cuerpo, y con infernal no me refiero a las llamas de anoche. Literalmente me dolía hasta respirar, ya que no estaba acostumbrada a dormir en lugares que no fuesen mi cama, pero más valía eso que estar entre llamas de verdad. Aunque en realidad lo que había hecho había sido una tontería, tal y como la silueta y las llamas aparecieron en mi habitación podrían aparecer en el salón.
Sacudí la cabeza y traté de no pensar en ello, decidí preparar bocadillos y prepararme para el día tan maravilloso que me esperaba en el taller con mi padre. Y hablando del rey de roma...
-Buenos días Dafne, he ido a despertarte a tu cuarto pero no estabas, ¿has pasado la noche aquí?- me limite a asentir y cambiar de tema, no quería ser tratada de loca.
-¿Vamos ya al taller?- observé cómo mi padre fruncía el ceño, pero no preguntó más.
-Primero desayunamos y luego ya... - obviamente le interrumpí, no había tiempo que perder.
-He hecho bocadillos, desayunemos de camino- me di cuenta que me iba a negar la petición , a mi padre le encantaba un buen desayuno.
-Porfiiis, comemos de camino papá, vamos va- puse cara de cachorro mientras le arrastraba, como solía hacer de pequeña.
-Vale, vale. De hecho hoy tengo muchos clientes así que va, no les hagamos esperar.- Grité por dentro, siempre lo acababa convenciendo.
El taller estaba a 10 min andando, pero para llegar a él teníamos que subir una colina, a mi no me importaba pero a mi padre le encantaba usar el coche para todo. El pueblo era tan pequeño que podíamos llegar a cualquier lugar andando sin mucho esfuerzo. De hecho en este pueblo solo vivimos cuatro familias.
-Papá, y si esta vez vamos andando? - me miró con cara de "estoy harto de que siempre quieras ir andando" pero me sorprendió cuando bufó y acepto.
El camino para llegar al taller debíamos recorrerlo atravesando el bosque, para llegar a la carretera central.
Debo decir que es una de las carreteras más bonitas que mis ojos jamás han presenciado, lástima que siempre tenga que presenciarlo todo con gafas de sol.
Estaba rodeada de árboles y cada vez que la atravesaba podía incluso sentirme en el paraíso, tal vez era lo único bonito del pueblo. Pasaron cinco minutos y mi padre recibió una llamada, pude notar que se le formaba una mirada de preocupación.
-¿Si?.....Lo lamento, mi hija se ha empeñado en ir andando... sí, enseguida, no se preocupen.... lo solucionaremos- En ese momento me sentí avergonzada, al llegar ahí su cliente me miraría mal por ser la culpable de nuestro retraso. Y como si mi padre pudiese leer mis pensamientos habló.
-No te preocupes Dafne, no es culpa tuya. Verás, estos clientes no son del pueblo y por ello soy más amable con ellos, así hay que tratar a la gente, de acuerdo?
Asentí sonriendo, mi padre siempre me recuerda que he de ser amable con la gente. Pasaron cinco minutos más y llegamos al taller, era un día caluroso por lo cual llegamos sudando, sobre todo yo.
Mi padre entró en el taller y yo me quedé fuera, recordando todas las caídas y heridas que me hice de pequeña, recordando a mi abuelo y a mi abuela, casi podía verme persiguiendo mariposas mientras mi padre sonreía.
Recordando la tragedia, el mal y el dolor. Sin embargo fui interrumpida por gritos a mis espaldas.
-Cuidaaadoooo, cuidado, quita del medio niña! Vamos a morir los dos, maldición! - Me di la vuelta justo a tiempo para recibir un golpe. Solo pude ver una bici y un chico, antes de que se me nublara la vista.
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Dafne
Science FictionTodo empezó como todo empieza, con un principio. En la vida he cometido mil errores pero solo hay uno del cual me arrepiento y es el haber nacido. Sí, lo sé. No es que sea una cosa que pudiese escoger pero joder, menuda cagada. Mi nombre es Dafne...