capítulo 5

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Decidí no quedarme callada,quería saber quiénes eran ellos, tal vez eran algún tipo de amenaza para mi, mi família y el pueblo o quizá Apolo me estaba tomando el pelo, como fuera le debía preguntar.

-Apolo- observé como el ni se inmutaba y seguía con la vista alzada hacia el cielo.

-Apolo- volví a llamar pero seguía sin obtener respuesta alguna asi que le toqué el hombro despacio.

A juzgar por su reacción juraría que parecía que acababa de ver algún fantasma. Verte es peor jeje . Empecé a sospechar, tal vez llevaba las gafas mal puestas y en algún momento llegó a ver mis ojos pero al asegurarme que las tenía bien colocadas me temía lo peor.

-Apolo maldita sea, ¡reacciona! - parecía estar trance por lo que me vi obligada a darle una bofetada para que reaccionara.

Abrió los ojos como platos y me empujó con una fuerza increíble, el golpe fue tan duro que se vió reflejado en mis codos y rodillas ensangrentadas.

-Mierda, Dafne eres tú. Perdóname yo tan solo- se le veía realmente traumado por lo que le resté importancia al empujón. Me levanté del suelo, sacudí la tierra de mi vestido y me acerqué a el despacio.

-¿Te encuentras bien? - mi pregunta le sorprendió y conseguí sacarle una dulce sonrisa.

-¿Enserio me estás preguntando esto después del empujón sin justificación?- enserio dafne?

-Teniendo en cuenta que te he dado una bofetada... Además, mi daño es físico pero el tuyo parece algo más. - en ese momento parecía que acababa de abrir algo que Apolo no quería, ya que parecía enfadarse de golpe.

-Estoy bien, lamento lo que te he hecho- trató de disimular pero ese chico contenía mucha rabia.

-Tranquilo, ya me curará Eros- no sé porque acababa de soltar esa frase.

-¿ Que Eros hará qué?- realmente parecía enfadado, observé como se tensaba, bajé la mirada para ver como apretaba los puños, como si en cualquier momento me llegaría algún golpe.

-Nada, es una broma, tranquilo- el no parecía creerselo por lo que prefería cerrar el tema.

-Creo que hoy no te encuentras bien, si quieres vete a casa y ya te lo cuento otro día.

Seguí andando, al no notar pasos detrás de mi supuse que se había ido a casa, estaba realmente preocupada por él y era una preocupación exagerada teniendo en cuenta que acababa de conocerlo.

Sin si quiera quererlo me di la vuelta para decirle que lo siento si había sido borde pero no había nadie. Al cabo de 3 min podía ver mi casa pero algo me decía que no debía ir. Supuse que sería alguna de mis voces por lo que seguí andando mientras me burlaba de ella por no hacerle caso.

Al llegar a casa noté que me moría de hambre y mientras me dirigía a la cocina oí ruido que provenía de mi habitación. Supuse que era mi madre o, tal vez mi padre ya había venido del taller.

-Mama, o papá ya estoy en casa- suspiré esperando un "bienvenida cariño" pero no obtuve ninguna respuesta. Estaba deseando que no fuera ninguna de mis visiones, me armé de valentía, me di la vuelta para coger un trozo de leña duro y subí lentamente escalón a escalón.

-¿Quién anda ahí? ay si hola, ¿soy un asesino tomamos algo y luego te mató? A cada escalón el ruido disminuía. Estaba temblando como una hoja a punto de caer en otoño.

Estando ya cerca de mi habitación me apoyé en la puerta y alcé los ojos al cielo deseando que fueran imaginaciones mias. Miles de pensamientos me aparecían, ¿y si era el de la otra vez? ¿y si mi habitación estaba en llamas? Fingí estar en algún libro de aventuras y abrí la puerta.


Mi pensamiento estaba en lo cierto, era el hombre en llamas y en ese momento yo deseaba no haber nacido.

-Que quieres de mi maldito?- y por primera vez oí su risa, una realmente malvada.

-No te metas donde no debes.

-Me meto donde me de la gana imbécil, sal de entre las sombras y lucha- justo al terminar la frase noté como se acercaba con una velocidad increíble.

Sin embargo, no logró tocarme porque algo o más bien alguien lo lanzó contra la pared. Me aclaré los ojos entre el fuego para ver que esa persona era Apolo. Me quedé embobada por como luchaba hasta que vi que esa silueta estaba encima suyo a punto de clavarle algo.

-Ni de coña- grité y corrí como nunca hacia esa cosa.

Lo agarré sin importar las quemaduras que me iba a dejar y lo empujé por la ventana observando como al caer se desvanecía,maldito.

Volví hacia Apolo y le ayudé a levantarse. Las llamas volvieron a desaparecer como la primera vez y Apolo no parecía tan sorprendido.

-¿Que haces aquí? - se sentó encima de la cómoda y me miró como si fuera obvio

-Salvarte la vida, quizá.

-¿Tu a mi? Díselo a la cosa que te estaba clavando no se qué- Apolo empezó a reír como si acabara de decir lo más gracioso del mundo, noté que estaba mareado.

-¿que haces tocándole sabiendo que está en llamas?- me hizo gracia que se preguntara eso y no que mierdas hacía una silueta en llamas en mi habitación.

Bajé mi mirada para ver que no tenía ninguna quemadura en las palmas de las manos. Apolo se asomó y quedó sorprendido, pero ninguno de los dos comentamos más del tema.

-Pensé que te habias ido a casa- se levantó de golpe y salió al pasillo,indicándome que lo siguiera.

-¿que te pasa?

-Verás dafne, noté que estabas en peligro y por eso no me despedí, tuve que venir corriendo a comprobarlo - me pareció extraño ya que ¿como uno nota que estás en peligro?

- Gracias supongo, ¿ todavía quieres que te explique cosas sobre los fundadores? - su actitud de niño pequeño volvió y asintió repetidas veces.

-Pues vamos al comedor antes de que lleguen mis padres- sabía que no debía explicarle nada pero quería hacerlo y lo iba a hacer.

Dejé que se acomodara en el comedor y fui a buscar zumos de la nevera.

-¿Naranja o piña?- grité desde la cocina.

-¿qué? -ese chico era estúpido o algo.

-Zumo, ¿de naranja o de piña?- como no obtuve respuesta mi instinto me dijo de naranja.

-por no responder he traído el que me ha dado la gana- sonrío marcando sus hoyuelos.

- Ese- señaló el zumo que le había traido- era justo el que quería.

-Muy bien- me senté en el sofá en frente suyo y le lancé un zumo - ¿por dónde empiezo?

-La gente suele empezar por el principio, pero si empiezas por el final no hay problema -cogí aire y sentí como me prestaba toda la atención del mundo.

-Hora de los cuentos






DafneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora