Por el camino nos íbamos preguntando aleatoriamente sobre cosas diversas. Sobre dioses, sobre mitos... Bueno, no es tan diverso.
-Y... ¿qué hay del helado? ¿Qué sabor te gusta?- me miró como si estuviera enferma y dijera cosas irracionales.
-No me gusta el helado- Abrí la boca y me puse las manos en las mejillas, imitando el cuadro del grito.
-¿Qué tipo de persona eres? Estas de coña pero, pero que vamos- Fenix rió y a su vez negó con la cabeza.
-Tampoco me gusta ver películas, ni la música, ni las series...- le tapé la boca y el balbuceó.
- Que no te guste es pecado, pero que lo digas en voz alta es delito- Fenix puso cara de asustado y rompí a carcajadas.
-Que leyes más raras tenéis en este pueblo- dijo Fenix, seriamente. Seguí riendo y puse mis manos sobre sus hombros.
-No es la ley de Dempik, es la ley de Dafne que es peor- sonrió cuando se dio cuenta que le estaba tomando el pelo.
-Fenix, mírame. Cuando todo esto acabe voy a cumplir tus pesadillas; te llevaré a comer helado, te pondré música hasta que te estallé la cabeza, veremos películas juntos y series...- fingió enfadarse y después sonrió.
-¿Estás describiendo una cita, Dafne?- me sonrojé al instante y supe que la había cagado, pensaría que estaba tonteando con los tres hermanos y me mandaría a la mierda.
-No es una cita, es una práctica- Fenix puso cara de "¿qué éstas diciendo?".
-Ya que odias todo eso, yo te debo obligar a hacerlo para practicar como futura heredera al trono del infierno- Fenix entristeció su mirada y me cogió de las manos.
-No irás a gobernar en el infierno. De hecho, yo te prometo hacer lo que quieras si me prometes que harás todo lo posible para no tener que gobernar en el infierno.- sonreí de ternura y no entendí a que venia tanto cariño.
-Lo prometo- sonrió como si hubiésemos firmado un pacto y siguió caminando, ya estábamos acabando la primera parte del bosque.
-Fenix, no sé por qué siento un gran cariño por tus hermanos, pero sobre todo por ti- Fenix se dio la vuelta como si hubiese visto al diablo, bueno, técnicamente yo era algo demoniaco pero... En fin, es una expresión.
-A mí también me pasa, espero que no tenga nada que ver con tu padre demoniaco y que sea algo no sé, una química- se acercó a mí, me dio un cálido abrazo y seguimos nuestro camino
Pasados unos minutos, muchos, Fenix empezó a comportarse de una manera muy extraña.
-¿Te encuentras bien? Si te has cansado o necesitas beber, paramos- se tambaleó ligeramente y se apoyo en el árbol más cercano.
-Dafne, mi cuerpo... arde... duele, duele!- gritaba. Fenix posó sus manos sobre su cuerpo en sufrimiento y trató de calmarse, en vano. Traté de calmarle y de golpe me vino en mente que podría estar pasando, o más bien, quién.
-Ignis, sé que eres tú, déjalo en paz- grité. Al pronunciar esas palabras una risa malvada se oyó de fondo y Fenix dejó de gritar, cayendo rendido en el suelo.
-Cuando te pones así seria y chillona, haces que deje de ser divertido, querida- su voz venía de uno de los árboles y al alzar la mirada, saltó. Se acercó a Fenix, que no dejaba de toser, y lo levantó.
-¿Cómo es posible que parezcas humano?- Ignis rió y yo indiqué a Fenix que se lo explicaría más tarde.
-Hay humanos que son monstruos y hay monstruos que parecen humanos- dijo Ignis entre risas.
ESTÁS LEYENDO
Dafne
Science FictionTodo empezó como todo empieza, con un principio. En la vida he cometido mil errores pero solo hay uno del cual me arrepiento y es el haber nacido. Sí, lo sé. No es que sea una cosa que pudiese escoger pero joder, menuda cagada. Mi nombre es Dafne...