🌸Taijutsu | | Rock Lee Y Tú🌸

🍃14. El pibe Uchiha🍃

Lee con traje? Lee con traje.

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El mundo parecía haber sido golpeado por una fuerza externa y giraba sin parar en cualquier dirección, pero el movimiento cesaba despacio.

Pronto quedó en un lugar estático una vez más como había sido antes y lo único que quedaba por hacer era volver a la costumbre. Levantarse y hacerse valer un día a la vez.

Su intención no era ser negativa, pero temía a la tendencia de caos que caracterizaba al mundo ninja, pero qué remedio podría haber.

Su familia, sus amigos, su futuro, todo apuntaba en la única dirección de ser una ninja y parecía que a los costados habían muros que la encerraban de las demás posibilidades.

¿Nunca has sentido que tus obligaciones son exactamente lo que menos quieres hacer de tu vida?

Dejando de lado la irresponsabilidad o pereza, es un sincero sentimiento de irritación.

Simplemente te hace infeliz pero no puedes dejarlo.

Hay tantas otras cosas que podrías hacer pero no puedes dejarlo.

Tu vida se consume pero no puedes dejarlo.

Así se sentía Hinata Hyuga.

Primogénita, tanto peso sobre sus hombros. No había nada peor que las tradiciones.

Incluso sus sueños se veían condicionados por-

—Oye tú —Que manera de arruinar la inspiración— Ven ¿Quieres?

Justamente a quien menos querría acercarse. Pero igual lo hizo.

—¿Ves algo aquí? —En su cuello. Levantó la cabeza dejando la enteridad de su cuello a la vista, Hinata miró detenidamente.

—N-no, no veo nada...

—Perfecto, si tú no ves nada nadie verá nada —dijo empezando a caminar y sin despedirse se fue.

Vaya que le caía mal ese Sasuke, siempre haciendo sentir inferior a Naruto-kun.

Había sido extraña esa escena, pero la dejó pasar. Estaba allí por otros motivos.

—Hina-chan ¿Cómo estás? —La mejor de sus amigas preguntó mientras acomodaba la recepción.

—Bien, vine a verte.

_____ dejó un segundo lo que hacía —¿A mi, por qué?

—No nos encargaran misiones está semana asique p-pensé que podríamos hacer algo juntas —sonrió tímidamente no sabiendo cuál sería la respuesta, pero la chica del cabello trenzado desbordó emoción al instante.

—¡Claro que sí Hina-chan! —tomó sus manos desde el otro lado del escritorio— ¡Tú dime y vamos!

La alegría que se desprendió de la pequeña charla entre las dos se notaba en el aire al rededor de ellas, aún así no fue suficiente para los demás.