• Capítulo 16

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Nina

— ¿Qué has averiguado de los vuelos? — le pregunté a mi hermana, Leonor. 

— Mira, en verano los precios bajan bastante, posiblemente me traiga a mi esposito — rodé los ojos y ella rio al otro lado de la pantalla —. Ustedes son agua y aceite — sonreí y seguí cortando el papel de una de las invitaciones para la boda de mi madre, Mica se encargaría de escribir a mano los nombres de los invitados, tenía una caligrafía hermosa — ¿Cómo te has sentido allá? — moví la cabeza a un lado y sonreí.

— Creo que bien, es raro. A veces mi ansiedad me gana — respondí doblando cuidadosamente la invitación —. Creo que conseguí trabajo, una amiga mandó mi currículum a una tienda de ropa interior.

— ¡Bombachas gratis! — exclamó Mica al fondo.

— Mija, pero tú eres bien chismosa — dijo Leonor asombrada y se echó a reír al igual que yo — ¿Y Louis y tu se recuperaron bien del covid? — el susodicho levantó la vista de mi computadora y caminó hasta estar de pie a mi lado.

— Yo estaba como más buenmozo. Ahora no. Parezco un becerro, flaco, recién pario — se levantó la camisa —.

 — Te chupó el diablo — dije tocando su ombligo —.

 — Y Mica — en respuesta a esto, ella le tiró un trozo de papel —.

Desde que empezaron a salir, yo he sido la lamparita (o chaperona) de Louis y Mica. A veces se aman y otras veces tengo que intervenir porque la nariz de tucán me va a malograr al muchacho. El otro día los amenacé de atarlos bajo un árbol si seguían.

 — ¿No te da ganas de matarlo a veces? — preguntó Matías viendo a Louis fotocopiar un espejo.

— La ley me obliga a decir que no — contesté cortando la llamada con mi hermana —. Creí que hoy vendría Paola.

— Creo que está en una marcha por el Obelisco — respondió mi acompañante con un leve rubor en las mejillas, sonreí pícara ¿acaso Argentina era el país del amor? —.

— Te gusta — él me miró y luego soltó una carcajada — ¡No puedes decir que no! Los he visto tirarse la onda, algo pasa ahí.

— Nina, hay personas con las que estás destinado a tirarte la onda toda la vida y nunca llegan a nada — comentó doblando una invitación ágilmente —.

— Pero ¿Por qué?

— Pao no tiene tiempo para el amor — respondió Mica apilando unas invitaciones y girando su muñeca para tronarla — Ella está muy ocupada con sus ideas revolucionarias.

— Pero si ya todo lo que necesitábamos lo tenemos, quiero decir, no hay más por qué luchar — dije mirándola sin entender. Mica me miró con cierta lástima, al igual que Matías —.

— Lastimosamente a veces la ley no es justa con nosotras, ni la sociedad — le miré sin entender —. Así que a veces tienes que hacerte oír.

— Es más, una activista feminista creó un programa para detener la difusión de nudes sin consentimiento en Facebook. También sirve para hombres — apuntó Matías —. Simplemente debes enviar al programa el perfil de la persona o grupo que lo hizo, mandar las fotos y listo. Tu foto no podrá distribuirse ni por privado o público en las redes pertenecientes a Zuckerberg.

— Y el perfil que intente hacerlo o lo haga, queda baneado junto a todos sus datos. Tenes un punto, digamos que no necesitamos tanto del feminismo como antes, pero sigue siendo importante. Si bien es cierto que los hombres también sufren de la misma opresión de género, el que se luche contra el sistema les beneficia.

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