• Capitulo 03

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Nina.

Estaba cansada, honestamente no estuve pendiente de las horas del vuelo ¿Saben la razón? Porque la ladilla humana que dice ser hijo de mi tía no paraba de quejarse debido a el montón de locuras que empezó a comer. Hay cosas fuertes, como el cinturón del pantalón de Nicolás Maduro y luego estaba el colón de Louis que soportaba toda la comida que se metía. A veces me recuerda a esos youtubers que hacen muckbangs. 

— Tengo chikugunya con dengue, sida, fiebre amarilla, gripe, gastritis, herpes, papiloma humano, menopausia, diabetes y una hemorragia renal ¡Denme un atamel! — exigió.

Así que yo le di una pastilla para la menstruación. Mala idea. Parece que le afecto psicológicamente porque se puso bipolar y no dejo de preguntarme si sus bubis estaban creciendo. Quería decirle que era toda la grasa que estaba consumiendo de manera innecesaria pero eso es Body Shaming y ya me han cancelado lo suficiente en Twitter.

Y aparentemente yo era la única que parecía notar la persistencia de Louis Carmelo por arruinarnos el viaje. Y eso solo me fastidiaba, pues Louis puede quemar media Venezuela y decir ''Fue sin querer'' y lo van a dejar libre. Es más, lo convierten el próximo Simón Bolívar. De hecho, Louis que podría ser mejor que Simón Bolivar, pues nuestro libertador era un enano coño e' madre (y tengo todas las bases para hacerle body shaming a ese difunto).

A mi estrés se le sumaba lo mucho que me debo preparar psicológicamente para lo que me viene. Voy a vivir en una nueva casa junto al prometido de mi mamá y la madre este; y tener que adaptarme a una cultura y comunidad totalmente opuesta a la que estoy acostumbrada. Argentina es el número uno en carnes y ganadería, sin embargo, no tiene queso llanero. Ahora agreguemos que entraré a la universidad. Soy negacionista a la hora de que me pregunten si padezco ansiedad.  

 Según me informa mi mama, iré a la misma universidad que la del hijo de su amiga.

Y Louis Carmelo.

Pero siento sin lugar a duda que sera una gran oportunidad para mi crecimiento personal y nuevas oportunidades. Así que cualquier obstáculo no lograra desviarme de mi objetivo principal. Debemos dejar de burlarnos de los sueños ajenos e incentivar a las personas a que los cumplan, por muy tontos que suenen. 

Luis escribía algo en su libreta de dibujos:

''kiero ir ala luna *-*''

Chris.

Betty y su cuñado, Daniel, me pidieron que los acompañara a recibir a su familia al aeropuerto y yo acepte. Primero porque mi madre andaba muy sensible, y estaba pagando su sensibilidad con todos en casa, esa mujer a veces podía cumplir el sueño alemán si se lo proponía. Seguro dirán ¿Sueño alemán? Claro, es como el sueño americano, la diferencia es que cuando se propuso en 1933 el sueño alemán, a nadie le gustó. 

Pero principalmente vine con Daniel y Betty porque soy buena persona.

— ¿Es ella? — pregunte.

— No. — respondió Betty concentrada en su revista —.

— ¿Son ellos?

— ¡Que no! 

A lo lejos pude ver a un chico aproximadamente de mi edad corriendo tras una morocha que soltaba grandes carcajadas.

— ¡Te he dicho que tengas cuidado cuando quiero hacer pipí! — le gritó furioso —.

— ¡Entonces deja de decirme cuando quieres ir, animal! — respondió ella —.

Se parecían a los de la foto que me enseño Betty.

Ah, pará.

—¡Hermana! — exclamo Betty abrazando alegremente a la mujer que corrió a nosotros —.

Fue conmovedor, la hermana de Betty, que tenía por nombre Angie, abrazó y besó a Daniel y posteriormente se presentó enérgicamente mientras hacía comentarios relacionados a mis padres y que me conoció cuando era bebe. Obviamente me preguntó si recordaba cuando me cambió los pañales y naturalmente respondí que no con mi mejor tono de amabilidad. Me encontraba distraído y preocupado debido a la ausencia de los dos jóvenes que se supone que venían en compañía de ella, y hacía unos minutos había visto como uno le lanzaba un zapato al otro antes de desaparecer entre los pasillos y la muchedumbre de gente.

— ¿Dónde están Louis y Nina? — pregunto Betty viendo a todos lados.

— Ah, pues ellos...— Angie miró a los lados dándose cuenta de que ninguno de los susodichos estaba a su lado y a continuación suspiro frustrada sacando su celular.


Nina.

Actualización de nuestra llegada a Buenos Aires, Argentina: Nos perdimos.

— Pues... estamos al lado de una planta. — dijo Louis como niño pequeño mientras hablaba con mi mama por teléfono —.

—¡Dame eso, animal! — dije arrancándole desesperada el teléfono. — ¿Aló? — me sorprendí ante la voz masculina que me respondió, y no era la de Daniel.

— ¿Dónde están? — se notaba que había hecho la pregunta cientos de veces y estaba cansado de la situación.

— Quisiera saber lo mismo, encanto. — dije en tono suspicaz. — Enviaré la ubicación a tiempo real — colgué —.

—¡Esto es tu culpa! — exclamo Luis Carmelo casi al borde de las lágrimas. Y ahí podemos ver a un maníaco depresivo con una crisis nerviosa. — Si no fuera porque no te tomas nada en serio, yo estaría en estos momentos con mi mama.

Awanta ¿Él me estaba hablando de seriedad a mí? 

— Entiendo que te sientes mal, y que no es fácil la separación que tuviste que enfrentar. Pero estamos a solo metro de distancia. 

Repentinamente oí que alguien se aclaraba la garganta a mis espaldas. Me giré, y a continuación casi me muero. Era el propio príncipe azul, ojos azules, rubio, barba no tan larga, alto y extremadamente digno de admirar. Su voz también era hermosa sumada al acento que poseía, sin embargo, sus palabras me dieron miedo:

— Christopher Liebe, agente de la interpol. — dijo mostrando una placa — Están bajo arresto por contrabando.

Mire a Louis con todo el odio con el que se puede mirar a una persona. 

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Argenzuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora