Capítulo 29

38 7 20
                                    

Nina. 

Mi madre cierra la puerta del auto molesta, yo doy un suspiro y la sigo al interior de la casa, cuando intento alcanzarla, ella se da vuelta y noto que la piel de su rostro tiene una especie de sarpullido, tal vez por el estrés.

— Debiste decirme desde un principio que ibas a dejar la denuncia — sisea entre dientes, como si se estuviera conteniendo.

— No sabía cómo decírtelo — respondo en voz baja.

Dile la verdad.

— Así como no me dijiste que empezaste a ver a un psiquiatra — me muerdo el interior del labio — ¿Te crees muy madura? No sabes hacer las cosas.

Dile la verdad.

No sé por qué no me duele lo que está diciendo. Hago caso omiso y le paso por un lado para ir a mí habitación. Ella me sigue.

— ¡Vienes para acá, ya! — la ignoro mientras subo la escaleras y cuando estoy por entrar a mi cuarto, ella da un golpe a la pared de mi lado. Me sobresalto y por un momento ya no estoy en la seguridad de mi casa, sino en la oficina de Vladimir, por mero impulso la alejo con las manos cuando se acerca y empiezo a temblar descontroladamente — ¡Me empiezas a respetar! — me toma de los hombros y me sacude, evito mirarla a los ojos, simplemente busco la voz de Louis en el interior de mi cabeza — ¡Nunca me dijiste que ibas a ver a un psiquiatra! Tuve que mentir por ti ¡Leí todo lo que le decías de mí! — me vuelve a sacudir y cierro los ojos.

Esta no es ella, esta no es ella. Esto es mi culpa, desperté a todos los monstruos.

Dile la verdad.

— ¿Sabes cómo me miraron en la comisaría? ¡La mala madre! La mala madre que dejó que abusaran de su hija — esta vez me jala hacia ella y me pega contra la pared con fuerza.

Esta no es ella, esta no es ella. Es Vladimir, estoy de nuevo en el consultorio de Vladimir.

Dile la verdad.

— ¡Yo todo lo que he hecho, lo he hecho por ti! — me grita — ¡Si extrañas tanto a tu papá, vete con él! Las abandonó por irse a putear ¡Yo les di todo! — escucho unos pasos acercarse y veo a Leonor al final del pasillo, viéndonos con el ceño fruncido — ¿Por qué no puedes ser como ella? — señala a Leonor mientras me mira — ¡Aprende algo bueno por una vez en tu vida! Solo das dolores de cabeza, nunca estás feliz ¡Igualita a Louis! — mi madre me toma del mentón y me obliga a mirarla, no, no es Vladimir... es ella. Sí es ella — Estoy tan decepcionada de ti.

La bomba estalla en mi pecho y no puedo hacer más que abrir los labios con sorpresa, Leonor me aleja con gentileza de ella y me mete a su cuarto. No soy consciente cuando me hace sentarme en su cama, aunque me está hablando, no logro oírla. Es como si viera todo desde la pantalla de un televisor, como si yo no fuera yo.

— No quiero estar aquí — alcanzo a decir y ella aprieta los labios.

— Si quieres le digo a Gabi para que te quedes unos días en su casa — dice cruzándose de brazos —. Se le va a pasar — se refiere a mi madre, la miro con los ojos entrecerrados.

— Le tengo que decir la verdad.

— No por ahora, Nina. Esperemos unos días a que se calme todo un poco.

— Parece que me odia.

— Bueno... — ella mira sus zapatos como si buscase una mancha y luego se incorpora — No lo hace, simplemente está molesta. No esperaba ver las declaraciones que le hacías a... ese tipo.

La gente molesta puede llegar a actuar como si te odiara, es increíblemente doloroso, pero sobrevives. Logré salir de mi casa sin que mi madre me asesinara. 

Argenzuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora