Nina
Fin de semana, estábamos condenadamente aburridos, así que decidimos limpiar a fondo la casa mientras mi madre y Daniel hacían mercado, la Nonna estaba viendo una novela turca en la sala. Louis tenía un paño amarrado en la cabeza mientras coleteaba, mientras que yo le echaba barniz a las maderas. Miré a Louis con curiosidad mientras Gabi cambiaba la música, ella estaba encargada de limpiar los vidrios.
– ¿Y eso que no fuiste a ver a tu novia hoy? – le pregunté a Louis.
– Le dije a Mica para no vernos tan seguido, ya no me queda ropa – dijo acomodándose los shores –. Nina, me estoy quedando sin nalgas de tanto viajar a ver a Mica, sóbame – le saqué el dedo del medio y luego me dio un ataque de tos –. Yo tengo un jarabe bien bueno para esa tos, es de cannabis y pega bello – advirtió –, pero yo te cuido – me encogí de hombro y luego asentí. Él salió disparado al cuarto y al rato regresó con un potecito, sirvió una medida en la tapa y me lo dio, yo me lo zampé sin miedo –.
Jamás había probado drogas, pero estaba aburrida y tanto Louis como Gabi se echaron un trago, aunque Louis se echó una medida inferior a la de nosotras para actuar de niñero.
– Tengo pimienta, mastíquenla si se empiezan a mal viajar – dijo –.
Se me fue la tos, pero yo ya estaba risa y risa sola, Gabi simplemente se puso más habladora, hasta hizo video llamada con su madre.
– Si, ma', Nina está bien. Solo se está riendo sola – dijo para luego mostrarme en la pantalla –.
– Ay, Dios, mucho cuidado – dijo su madre al otro lado de la pantalla –.
Yo no sabía que estar drogado te hacía perder la noción del tiempo, estaba tan concentrada en lo que tenía que hacer que no me di cuenta cuando terminamos de limpiar. Me tiré en el sofá y la Nonna se asomó a donde estábamos para darnos las buenas noches, no pareció notar algo raro en nosotros. Mi madre me había mandado un mensaje diciendo que llegarían tarde porque tenían otras cosas qué hacer, Louis no me dejó responderle porque según él ahí sí se iba a notar que estaba drogada.
– Daniel me va a regalar un hermanito – dije entre risas, Louis estaba asomado por la ventana de la entrada criticando la manera de limpiar de Gabriela –.
– Coño, Gabriela María, si así limpias la ventana, no quiero saber cómo te limpias el – Louis guardó silencio de golpe – ...
– Bueno, si querías una hermanita, Dios te escuchó. Leonor está en la puerta – dijo Gabi –.
Me levanté de golpe y corrí a la ventana, tenía razón, allí estaba ella, arrastrando una maleta a la entrada de mi casa. Mi alegría se convirtió en ansiedad automáticamente. Ella nos vio y saludó alegremente, yo estaba tan estupefacta que no pude regresarle el saludo, me limité a mirarla confusa mientras Gabi corría a abrirle la puerta y le ayudaba con su maleta luego de saludarla alegremente, Leonor atravesó la puerta y su perfume de vainilla me hizo fruncir la nariz.
– ¿Qué haces aquí?
– No seas grosera con la niña – me regañó Gabi –.
– Oscar y yo nos separamos – ahora yo estaba más estupefacta aún –.
– Louis, creo que estoy alucinando – me llevé las manos a la cara y cuando lo busqué, ya no estaba a mi lado. En ese momento sentí el cuerpo frío –.
– Terminamos en buenos términos – dijo Leonor mientras Gabi cerraba la puerta. Mi hermana se sacó el tapabocas y pude notar que estaba más hermosa que nunca, pero sus mentiras no se me escapan solo porque tenga una cara bonita –.
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Argenzuela
HumorPara nadie es un secreto la situación que viven día a día los venezolanos, que luego deben verse en la opción de emigrar a otro país. Así fue como Nina y Louis Carmelo acabaron en Argentina. Y les voy a ir hablando claro, esta no es una historia de...