• Capítulo 11

57 9 2
                                    

Nina

Finalmente podía caminar libremente por la casa. Había olvidado cómo se usaba la cocina. Claro, el cuidado por un virus posiblemente en el aire debía ser estricto, pero aparentemente ya a nadie le importaba en lo absoluto.

Ejemplo de ello está Louis, el cual había puesto en pausa su trabajo de Avon para dedicarse a la peluquería.

Ahora tenía un letrero mal hecho en la entrada de su casa que decía:

" Pelukeria Unisex... :*

- C sakan piojos

- C pinta pelo

- C corta pelo

- C lava pelo (traiga su chanpu)

- C asen vainas pal pelo.

Muack :*. "

Luego teníamos a mi mamá, la cual había invitado hoy a Belén y mis nuevos amigos (incluyendo a Christopher, aunque ese no cuenta como amigo) para los preparativos de la boda que sería en noviembre.

Mientras me preparo mentalmente para convivir con Chris y soportar a Belén (la cuál, por cierto, se negaba a que la llamara de otra manera que no fuera "suegra"), no tenía nada contra Belén, solo era incómodo, cosa que no debería ser pues sé que todo era en broma. Creo.

Intenté subir la manecilla de la tostadora, pero esta se atoró, lo cual me hizo tirar fuerte de ella hasta sacarla de su sitio y derramar mi café.

Hoy sería un lindo día.

La desconecté y caminé con ella hasta la habitación de Louis (finalmente ya podía dormir sola cuando venía de visita). Toqué la puerta y luego la abrí, él estaba tirado sobre su cama metido en su teléfono. Aún estaba desarreglado y en pijama. Bueno, todos estaban igual menos yo, pues soy gallina y me despierto temprano.

— Hola, primo hermoso.

—¿Qué rompiste?

— La tostadora — se la extendí y él rodó los ojos mientras se levantaba y la tomaba, para luego ponerla en su escritorio y buscar unas cosas en su caja de herramientas —.

Y sé que deben estar sorprendidos, pero así funciona mi convivencia con Louis. Mientras que él me necesita para convivir con otras personas y hacer las cosas "socialmente bien" (aunque mayormente hace lo que le da la gana), yo lo necesito para que arregle lo que rompo. Es más bueno de lo que creen reparando todo aquello que no sea un ser vivo.

— También te quería pedir un favor — despegó sus ojos del aparato y me miró —. Sé que es estúpido, pero no me dejes a solas con Chris.

—¿Qué tiene? — dijo volviendo a su trabajo de arreglar la tostadora.

— No lo sé. Siento que será incómodo — dije jugando nerviosamente con mis manos y sentándome en su cama —.

—¿Porque no habrá besos ni indirectas de coqueteo? — preguntó burlón — Es otra lección que deberás aprender: convivir con alguien sin sentimientos de por medio.

— Lo sé, pero no es a lo que me refiero. Desde que lo conocí me he sentido intimidada por él, y uno de mis métodos de autodefensa es la burla y el bullying. Pero siento que, si lo uso, me veré a la defensiva o lo incomodaré — lo pensé un momento —. No lo verá como juego, sino que sentirá que va en serio.

—¿Y será así?

— Obvio que no.

Observé en silencio su trabajo en reparar el electrodoméstico hasta que finalmente lo terminó. Enderezó la espalda y me extendió la tostadora.

Argenzuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora