• Capítulo 02

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Nina.

—¿Cómo crees que serán tus hijos? — pregunté a Louis mientras él le echaba como 10 bolsitas de azúcar al café.

— Impresionantes. — dijo en tono de ensueño mientras revolvía su café.

Y eso me preocupaba. Un hijo de Louis Carmelo pondría en peligro a toda la raza humana. De por sí nuestra familia es de genes fuertes, dudo mucho que un engendro pacífico salga de él. 

Ya estábamos en Bogotá, y debíamos esperar unas horas más para que saliera nuestro siguiente vuelo a Buenos Aires. Mientras mi mamá robaba Wi-Fi y cargaba su celular, yo me limitaba a ver un vídeo de Luisito Comunica sobre Chernóbil.

No saben cuánto me alegro de haber vivido en un país donde a duras penas los "científicos" solo saben hacer cerveza artesanal, y mezclas raras de Cucuy e' penca. Provenir del tercer mundo tiene sus ventajas. Claro que el ser humano por naturaleza tiende a ser creativo, y creo que esa creatividad en la sociedad venezolana es peligrosa ¿Alguno se enteró de lo que ocurrió en el apagón nacional de 100 horas? ¿Alguno recuerda las ventas de comestibles durante la escasez? Los que recuerden podrán notar los inusuales y dañinos ingenios que podemos tener los venezolanos con tal de sobrevivir. 

Pero creo que uno de los peores ingenios que pudo tener nuestra estimada sociedad fue en el área de salud. 

— Voy a cuadrar una jevita. — dijo Louis Carmelo poniéndose de pie —.

—¿Por qué?

A lo cual propinó su típica excusa.

— Porque estoy aburrido y soy hiperactivo. 

— Tu tía planeó una reunión en casa de una amiga nuestra, la conocimos en la universidad. — dijo mi mamá despegándose de la pantalla de su celular. — tiene un hijo más o menos de tu edad, la pasaras bien.

Oh, no.

Cada vez que una de sus hijas alcanza cierta edad, entre 16 y 18 años, mi pure busca macho pa' que nos mantenga. Ese fue el caso de mi hermana mayor, Leonor, que se casó con el hijo de su mejor amiga. Y Rodrigo, mi primo (el cual es como mi hermano porque mi mamá lo cuidó de niño) que ahora está comprometido con la hija de la comadre de mi mamá. Mi familia tiene este viejo pensamiento de que el ser humano debe sí o sí tener una pareja para preservar el linaje. Ahora imagina mantener esa mentalidad en plena crisis económica en Venezuela, solo es gracias a eso que no ha presionado a Leo para que le dé nietos.

Y yo hace unas semanas cumplí 18, la edad límite. No había caído en cuenta de lo que significaría para mi familia hasta ahora que he escuchado a mi madre soltar su comentario y puedo empezar a sentir el peso familiar en mis hombros.

Mal**** maduro.

Mi hermana siempre fue enamoradiza, esa se sabía que en cuestión de tiempo tendría una pareja, le era fácil ser social y ceder al pensamiento que le inculcaron desde pequeña. Pero yo no poseo las capacidades sociales y encantadoras de mi hermana. Estuve múltiples veces de dar mi primer beso y desaproveché todas y cada una de las oportunidades.

—¡Mira, Nina! Hay awita en la pizza.

— Eso es grasa, animal.

—¿Y? Está mojado.

{Al sur del continente}

Chris.

— Sos un bobo. — dijo Micaela luego de haber tragado aire de globos. Seguido de eso empezamos a reírnos como dos retrasados.

—¡Christopher, hör auf damit! — exclamó mi madre desde algún punto de la cocina con su rígido acento alemán. No solía hablar en su idioma materno si había visita, pero Mica ya era de la familia y mi madre me cagaba a pedo frente a ella sin ningún problema.

—¿Cómo pensás que es la chica de Venezuela que te quiere presentar tu madre? — preguntó Mica al rato. Se le empezaba a pasar el efecto del helio.

Yo me quedé un rato analizando lo que acababa de decir, pues pareció trabalenguas.

— Me dan miedo las latinoamericanas que no son argentinas. — dije con cautela. — Algunas pueden ser muy agresivas, menos las uruguayas. Esas son mansas.

Ella me miró raro.

— Ellas carecen de la chispa latina. Pero eso no las hace inferiores.

— Seguís sin responder mi pregunta.

Pensé un momento en Betty, la tía de esta chica de Venezuela, una mujer extravagante muy moderna y que apodaba "becerro", "lagartija/lagarto", y "mama-no-recuerdo" a todos cuando se molestaba. Me daba escalofríos pensar que una adolescente de ¿17? Fuera así y que potencialmente nos harían convivir mucho tiempo.

— No lo sé, espero no sea como las pintan.

—¿Explosivas?

—Y gatas.

Obviamente Mica me miró mal, no le gustaba que hiciera ese tipo de comentarios despectivos, pero a veces en confianza uno puede permitirse serlo.

{En Bogotá}

Nina.

— Uish, pero qué bella esta veneca.

Me sentí violada cuando pasé por el lado de aquel baboso, y en ese momento pude entender la existencia de lasTerfs.

Caminé hasta mi puesto y me senté de mala gana al lado de Louis, al cual le tocó el lado de la ventana. Pero estaba bien, yo solo quería dormir. Sin embargo, no podía porque la ladilla de mi primo se estaba atragantando de comida.

— Mi alma chico, tienes senda solitaria.

— Siempre quise hacer del dos en un avión.

Este será un largo viaje.

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Saludos a SiulmarMarquez que fue la primera en votar por el primer capítulo de la historia.

La tía Val-

Argenzuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora