• Capítulo 07

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Nina.

— ¿Sabías que cuando besas a alguien ambos forman un túnel de casi 22 metros entre ano y ano? — comentó Louis cuando terminé de contarle lo que pasó con Chris cuando llegamos a casa.

— A veces me asustas, Louis, y no viene al tema — me quejé —.

— Pues allá tú y tu conciencia — dijo bebiendo de su vaso —.

—¿Qué es eso? — dije tratando de examinar el líquido a lo lejos.

— Coca con Fernet — lo miré mal —.

—¡Má Donna santa!, ¡Son las 14 en punto, nene! — exclamó la madre de mi padrastro (a la cual opté por llamar "Nonna") desde su silla — Hacéte ver.

Él rodó los ojos y siguió dándole sorbos a su bebida mientras veía memes. Mientras yo tecleaba en la computadora para finalizar mi currículum.

Hace 18 años atrás a mis padres les dio por no usar condón y se supone que ahora debo mantenerme sola.

— Le confesaste que te gustaba — apuntó Louis y me quedé pensando —.

— No creo haberlo hecho, pero si lo hice, estaba ebria — apunté —.

— Yo solo digo que no te apures, Nina. Ese menor tiene pinta de que no es serio — alcé una ceja —.

— ¿Estás celoso porque te gusta Micaela? ¿Verdad? — interrogué.

— Jaja, normal — se encogió de hombros y esta vez dio un largo sorbo —. Total, no somos nada. Es más, Chao. Estoy ocupado — dijo levantándose y caminando fuera de la sala —.

Y como siempre, me quedaba sin consejos por parte de mi familia, porque los problemas de ellos siempre serán más importantes/grandes que los míos.

Tomé mi teléfono y llamé a Gabriela, la cual estaba con Andrés eligiendo qué ropa ponerse para una rumba. Y obviamente les conté lo ocurrido. El chisme no conoce fronteras.

— Literalmente solo llevas menos de un mes allá y te rascaste y te caíste a latazo con un desconocido — dijo Andrés tras la pantalla mirando unas camisas —.

— No exageres. Fue un pico — me defendí —.

— Pero te rascaste — me lanzó una mirada rápida y siguió en su labor —.

Rodé los ojos y me fijé en el plato que tenía Gabriela en las manos.

—¿Eso es ensalada? — pregunté confundida.

— Es una dieta de ensaladas veganas que vi en Portadas*. Me importa lo que entra a mi cuerpo. — Andrés y yo la miramos mal —.

— Primero: No sabía que las ensaladas son veganas. — dijo Andrés sarcásticamente —.

— Y segundo: Conocemos a tus exs, no te importa un carrizo lo que entre o no a tu cuerpo. — terminé por él —.

— Cómo sea — ella se encogió de hombros volviendo a lo suyo —.

— ¿Y por qué los dejaron solos, principalmente? — preguntó Andrés interesado.

— No lo sé, ya esto parece novela de Wattpad. Falta que me digan que se irán de viaje a Australia por dos años y me dejaran con mi niñero Chris Evans — el me miró pícaramente —.

Hablamos un rato más hasta que llegó la hora de despedirnos. Ni pensar que hace unas semanas era yo la que estaba con ellos en esa habitación arreglándonos para salir a cualquier lado. Ahora todas esas cosas me parecen un acontecimiento lejano, como otra vida. Han pasado tantas cosas desde que llegué que aun no entiendo que estamos a miles de kilómetros y no puedo tomar un autobús para ir a verlos. Para volver a esa vida.

— Recuerda: ¡el perreo al suelo y la autoestima al cielo, reina! — dijo Andrés despidiéndose.

Tomé mis cosas y fui a mi cuarto para terminar de ordenar todo. Dos horas después, las maletas estaban vacías y empecé a hacer nota rápida de que tal vez debía gastar mi primer sueldo en decorar las paredes para darle un toque menos vacío. Todas mis decoraciones y ropa de Venezuela la repartí entre mis amigos y familia. Es un poco frustrante empezar de cero.

— Mi mami ya me vino a buscar. Estamos hablando — dijo Louis asomándose por la puerta —.

Le hice una seña como despedida hasta que desapareció de mi vista. Me sentí muy sola cuando la puerta de la entrada anunció que se fue. Necesitaba amigos, a mis verdaderos amigos y una parte de mí no quería que se fuera Louis. Llorar no era una opción y me puse a verle el lado positivo porque lo menos que necesitas cuando migras es una depresión.



Chris.

Un error.

En cuanto Mica abandonó mi casa y la puerta se cerró, supe que lo que había hecho horas antes al despedirme de Nina fue un error. El aire se tornó tenso e irrespirable. Podía sentir la mirada de mi padre clavada en mi espalda cual cuchillo. En toda la tarde Mica no paró de hablarle a mi padre de Nina y Louis cuando este llegó del trabajo casi una hora después de que nuestros invitados se fueron.

Mi padre es la persona a la cual más me ha costado amar y la que mejor me conoce a fondo. Conoce mi corazón y, aunque lo quiera engañar, mayormente acierta en sus conclusiones. Es el que conoce mi inestabilidad en las relaciones y mi lado oscuro. Es el que sabe por qué mis exs no me dirigen siquiera la palabra y me odian a muerte, y es el que sabe cuándo alguien me gusta incluso antes de yo saberlo. Lo malo es que cuando ya decepcionas repetidas veces a tus padres, los manipulas y les mientes, te creen capaz de repetir esos errores nuevamente y no los puedes culpar. Ni siquiera ahora que sé lo que va a empezar.

— Me gustaría esa muchacha como yerna, la venezolana — me giré a mirarlo —. Si tan solo fueras bueno para ella — solo habían pasado 2 horas desde su llagada del trabajo y ya estaba dispuesto a hacerme la vida imposible —.

— No empecés — rodé los ojos y tomé mi celular mientras me dirigía a mi pieza —.

— ¿Cuantas chicas caen en tu juego como Nina lo está haciendo? — cuestionó siguiéndome.

— Nina no es un juego.

— Pero no negás que las otras lo sean — dijo deteniendo la puerta antes de que pudiera cerrarla —. Me detuve dándole la espalda y respiré profundo — ¿Por qué no mejor dejás de perder el tiempo y empezas a trabajar conmigo en la carpintería? Tal vez así te dejás de esas pelotudeces — lo interrumpí —.

— ¿Querés dejar de joder? Pará un poco.

— Es rebuena esa piba. Y vos la vas a lastimar como siempre lo hacés ¿Cuándo entenderás lo que es la responsabilidad?, ¿Tu mamá y yo no te dejamos el ejemplo? — lo miré a la cara, pero no me atrevía a verlo a los ojos. Aún no. 

— Solo usas a Nina para reprocharme las cosas que hago mal.

— Así como vos la usarás — dijo burlón —.

—¿Y qué si tal vez no? ¿Y qué si de verdad me gusta?

— Pues más te vale. No me molestaría ni un poco dejarle claro la clase de hombre que sos — eso me hartó. Lo miré a sus ojos verdes directamente y disparé —.

— Aprendí de vos.

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¹* Portadas: Programa de televisión nacional Venezolano.

²* Laburo: Termino argentino derivado del italiano para referirse al trabajo.

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