Capítulo 28

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Nina.

Louis y yo fuimos a almorzar con su padre luego de sacarlo de la cárcel y solo puedo decir: este tipo tiene 48 años, pero de pura autocompasión.

— Hace tiempo quería conocerte — rompe el hielo de la peor manera, mi tía Betty y yo intercambiamos una mirada nerviosa.

— Ningún tráfico dura 18 años — se la dejó fácil.

Ojeo el menú y noto cómo el padre de Louis aprieta la mano en forma de puño. Oswaldo Goncalves, demasiado nervioso, no deja de mover rítmicamente la rodilla de arriba abajo, su vista nunca está quieta, tiene piel grasa y ojos café. Los 4 pelos que tiene como cabello están aplastados a un lado como si lo hubiese lamido a una vaca. Miro a Betty, regia, vestida de ejecutiva y con el cabello planchado, no puedo evitar hacerle un gesto cuando me mira ¿En serio? ¿Te dejaste embarazar por esto?

— Tu madre me dijo que comenzaste a estudiar — Oswaldo hace un nuevo intento. Louis levanta la vista del menú y entrecierra los ojos —. Me parece excelente que prepares tu futuro, aunque no deberías meterte en situaciones que te afecten.

Otra vez la cagó.

— ¿Ahora quieres preocuparte en ser padre? Espero que no te echaras ese viaje solo para sermonearme — Louis se recuesta cómodamente de su silla con los brazos cruzados, parece divertido. Oswaldo me mira nervioso y lo miro mal, él se lo buscó. Miro el menú y decido que comeré milanesas a la napolitana.

— Renuncia — canto mientras le hago una seña a la mesera.

— ¡Si, renuncia! — me imita Louis animado — ¿A qué viniste?

— Tu prima me pidió pagar tu fianza — Su padre responde y Louis tensa la mandíbula —. Sé que hice las cosas demasiado tarde, pero quería ayudar.

— Gracias, te devolveré tu plata — Louis sonríe hipócritamente.

— No te pido eso, solo quiero conocerte — se explica levantando las manos de forma inocente —. Quiero que conozcas a tus hermanas — saca su billetera y nos muestra una foto de él junto a 2 niñas —, Luisa y Camelia — aprieto los labios para ahogar una risa, son idénticas a Louis Carmelo.

— Y les pusiste mis nombres para acordarte de tu mayor fracaso — Louis hace puchero fingiendo estar conmovido. La mesera se acerca y Louis se dirige a ella —. Voy a querer Tallarines al pesto, Nirvana — me mira y me interrumpe —, eres muy niña, ella querrá milanesa a la napolitana — sonrío satisfecha —. Dos jugos de durazno, por favor — la mesera asiente mientras anota en su libreta.

Mi tía se pide un agua y Oswaldo no pide nada. Cuando la mesera se marcha, la charla es retomada.

— Tienen 10 y 8 años — dice Oswaldo —. Vivimos en el sur, pero puedo traértelas un día ¡Podés ir, sino! Para las vacaciones — Louis hace una mueca como si algo oliera mal y niega.

— Esa es tú familia, no la mía — pongo una mano sobre el hombro de Louis, él la sacude. No puedo detenerlo si está así —. Mi única hermana es Nina — me señala con la cabeza —, nadie más.

— Solemos ir a Portugal a visitar a tus abuelos, podría ayudarte a sacar el pasaporte y vamos. Solo necesitarías mi apellido.

— Podrías estudiar en el exterior, Louis — finalmente tía Betty habla. Louis la mira con decepción.

— Ya estamos en el exterior, mamá.

— ¡Bueno, pero podrías empezar de nuevo y esta vez no cagarla! — es la primera vez que escucho que le levanta a voz a Louis. No la culpo, han pasado cosas realmente serias y no podemos estar con la actitud de tomarlo todo a la ligera. Louis está tan sorprendido como yo de la reacción de Betty, pero se recompone rápido.

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