Capítulo 10: Chimenea

4.2K 377 18
                                    

Un fuerte golpe de algo rompiéndose hizo que abriera los ojos de golpe. Mi vista cayó en Thomas recogiendo algo del suelo con rapidez, algo nervioso por así decirlo.

-¿Thomas?-pregunte con una voz rasposa.

-Pero mira quien se ha desertado.-dijo levantándose del suelo con energía, dejando todo lo que estuviera haciendo y acercándose a mi.-Pensaba que me iba a quedar sin tus historias.

-No te libraras de mi hasta dentro de mucho.-intenté erguirme pero nada más hacerlo, un fuerte dolor en la clavícula hizo que volviera a mi anterior posición.-Ahh.-me queje tocándome la zona afectada.

-No no.-rápidamente Thomas apartó mis manos, colocándolas de nuevo sobre las sábanas.-Eso sí que no. La señorita Archer me ha encomendado tus cuidados.

-¿Ahora eres mi escolta?-pasé mi mano por mi cara.

-Podría decirse así.-asintió con su cabeza.-Se veían preocupadas, Maia.

-No, no lo creo.-comenzó a enfadarme.

-Yo sí lo creo. No viste sus caras cuando estabas en el comedor con tan solo una pizca de vida. Casi mueres Maia.-sentenció firmemente.-Hicieron todo lo posible para mantenerte con vida. Llevas inconsciente desde hace tres días, tres días en los que no han parado de venir a verte, desesperadas porque no sabían cómo despertarte.-se levantó desesperado.-¡Tenían las mismas caras de desesperación que yo cuando encontré a mi novio muerto en la acera!-gritó sin mirarme.-Joder.-se giró a mirarme, de sus ojos corrían algunas lagrimas.-¡¿Es que no lo entiendes?! ¡No sabes lo que haría para tener de nuevo a Peter con vida! Así que podría decirse que si, se cuando esas facciones son de desesperación pura.

-Y_yo, lo siento.-baje mi mirada.

-Solo tienes que entenderlo.-volvió a negar con la cabeza.-Me lo han explicado, la conexión que tienen los vampiros es mucho más fuerte que la de los humanos. Mientras que los humanos pueden equivocarse al estar con su pareja, los vampiros saben que ese es su compañero para siempre.

-Debo de entender muchas cosas al parecer.-dije sin mirarle.

-Solo mantén la mente abierta. Pensaba que esta conversación ya la habíamos dejado atrás.-dijo mientras se reía.

-Si, bueno, a veces no viene mal recordarlo. ¿Me puedes ayudar a levantarme? Por favor.-le pedí cansada de estar todo el rato tumbada.-¿Si he estado tres días inconsciente como me he alimentado?

-Oh si claro.-se acercó hasta mí y comenzó a levantarme.-Durante dos días has tenido un gotero con el que te alimentaban. La señorita Archer se ha estado ocupando de eso.

-¿Podrías acercarme a la ventana?-le pregunté una vez levantada.

-Si, por supuesto.-me contestó empezando a caminar hacia el lugar.-Tienes buenas vistas, ¿sabes?

-Las de un bosque.-comencé a reírme.

-Me transmiten paz.-sonó pensativo.

-¿Tenías familia antes?-me atreví a preguntarle una vez sentada cerca de la ventana.

-Mi familia me dejó de hablar cuando les dije que tenía novio.-bajó la cabeza.

-Siento oír eso.-le miré directamente a los ojos.

-N_no pasa nada, es agua pasada.-volvió a mirarme.-¿Y tú? ¿Qué hay de ti?

-No sé si siguen vivos.-baje mi cabeza desilusionada.

-Nunca hay que perder la esperanza.-con su mano derecha alzó mi cabeza.

-Eso me dice siempre Carlos, te caería bien.

HematófagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora