Capítulo 3: Tacones

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-Maia, para. No estás pensando las cosas con claridad.-paré de ordenar mi mochila cuando hablaron a mis espaldas.

-Ya has visto a la gente ahí afuera, ni siquiera puedo salir a la calle.-le dije sentándome en la cama improvisada de mi habitación.

-Tiene que haber otra solución.-soltó Carlos caminando de un lado a otro de la habitación.-Tiene que haberla.

-Hey hey hey.-me levante enseguida para cogerle de la mano.-Tranquilo, no me pasara nada malo.-mentí. Por algo me querrían.

-Maia eso se lo puedes decir a los demás pero a mi no.-se deshizo de mi agarre.- Tu y yo sabemos que esto es demasiado extraño.-comenzó, otra vez, a dar círculos por la habitación.-Carteles de busca y captura, recompensa.-empezó a enumerar con los dedos.-¿No te parece extraño?

-N_no lo sé.-le dije mientras me volvía a sentar en la cama.-Nunca nadie había logrado escapar con vida, no sabemos como actúan en ese ámbito.-intente calmarme yo también.-No me di cuenta de las posibles cámaras. Dios, que inútil soy.-le pegue una patada a la papelera con mi notable enfado.

-Oye, esto no es tu culpa.-dijo Carlos sentándose en la cama.-No podrías saber eso. De todas formas sigo sintiendo como si esto fuera demasiado. ¿Qué les importa que unos cuantos de la granja lograran escapar?

-La dignidad es lo que tiene.-sentencie tumbándome.-Paso una cosa extraña, sabes?-comencé a relatar.-Cuando me capturaron me preguntaron por el tipo de sangre. No se lo quise decir y uno de ellos me hizo unas heridas con las esposas. Les dijo que era A negativo.

-¿Y qué pasa?-me preguntó extrañado.

-Carlos.-me incorpore en la cama para mirarle a los ojos.-Soy AB negativo.

-Igual era un principiante.-dijo no muy convencido.

-No lo creo, pero si_.-fui cortada por una Sara muy nerviosa.

-¿Que pasa?-preguntó alterado Carlos mientras se levantaba.

-Est_estan aquí.-dijo mientras se calmaba.

-¿Quienes?-le volvió a preguntar Carlos.

-Miguel y los suyos no se creyeron que tu ya no estabas con nosotros.-dijo con miedo, ocasionando que yo me levantara de golpe.-Saben que estás aquí. Tienen demasiadas armas para hacerles frente, Maia.

-Idiotas.-sentencié mientras me levantaba y comenzaba a caminar hacia la salida.

-¿Que vas ha hacer?-llegó corriendo hacia mi Sara.

-Una tontería, por supuesto.-dijo Carlos una vez que llegó a nuestra altura.

-Solo voy a hablar con ellos.-les dije levantando las manos.

-Por fin. ¿Dónde estabais?-preguntó Josh cuando llegamos hasta la puerta principal.-Son demasiados, no sé si podremos con ellos.-dijo con miedo.

-Se las tendrán que ver con nosotros.-de la nada llegó Daniel con una especie de ballesta.

-¿Eso se supone que los detendrá?-pregunté anonadada.-Daniel, ellos tienen pistolas.-le dije tras ver por una pequeña ventana todas las personas que estaban afuera.

Estarían acabados si yo no saliera y me entregara. Eran demasiados, todo armados hasta los dientes. ¿Dónde habían conseguido tanta munición?

-Bueno, lo intentaremos al menos.-dijo Chris a mi derecha.

-Chicos.-respire hondo.-Me voy a entregar.-sentencie apretando mi mochila a mi espalda.

-¿Qué?-preguntaron a mis espaldas. Me gire, era Leslie con su hermano en brazos, menos mal que ya habían mejorado.

HematófagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora