Capítulo 37: Todo se ha acabado

3.4K 248 87
                                    


— Si no dejas de besarme el cuello, no respondo.

— Victoria Fersi, lo estoy deseando — Sentencié en un susurro casi sordo sin dejar de tocar su preciosa piel.

— No tendrías que haber dicho eso — En un rápido movimiento, Victoria, ya se encontraba encima de mí, con su piel desnuda tocando la mía.

Miles de recuerdos de la noche anterior golpearon mi mente.


" — No puedes ser tan perfecta — Susurró Hilaria mientras me quitaba la corta camiseta. No llevaba sujetador y eso les facilitó la visión.

— Y vosotras no podéis ser tan hermosas — Musité mirándolas a los ojos, unos que se habían oscurecido unos cuantos tonos."


— Si Hilaria aún estuviera aquí... — Cesó de hablar para contemplar como me mordía el labio inferior.

— Si Hilaria estuviera aquí, ¿qué?

Sus manos recorrieron las mías hasta obligarme a subirlas a mi nuca. Permanecí en esa posición hasta que dejó de torturarme y decidió bajar una de sus manos hasta mi abdomen.

Recorrió mi piel a cada paso que daba, deleitándose en el proceso.

— Si Hilaria estuviera aquí... — Acercó su rostro a mi oreja — .... Ya estarías gimiendo entre nuestros brazos. Una pena que haya tenido que irse a hablar con la guardia — Dejó un pequeño mordisco en mi lóbulo y empezó a besar mi cuello.

— ¿Por qué no lo intentas... — Otro mordisco me obligó a cerrar los ojos y a retorcerme a su lado, su piel fría... Su piel fría me llevó a un momento de éxtasis sin explicación.

— ¿Si, Maia Rossi? — El agarre en mis manos se trasladó a mi cuello, no lo apretó, pero sí que se dedicó a dejar pequeñas caricias.

— ¿Por qué... — Abrí los ojos para encontrarme con la visión más...

— ¿Por qué... — La noche anterior, con la poca luz que había no pude verlas bien. Y dios... la postura de Victoria con los labios entreabiertos y esos ojos mirándome con lujuria...

— ¿Por qué no lo intentas tú? — De mi boca salió un gemido en cuanto acabé la oración por culpa de un nuevo agarre, que me pilló desprevenida, en mi muslo derecho.

— Oh, créeme. Lo haré, pero antes... —- Volvió a acercarse a mi oreja —... Pienso divertirme tanto o más como anoche.


" — No sabes lo mucho que hemos saboreado este momento, Maia Rossi — Musitó Hilaria en mi oreja mientras Victoria se encargaba de chuparle el cuello.

— Tengo una pregunta — Un recuerdo vino a mi mente.

— Dinos — Ordenó Hilaria mientras me empujaba para quedar entre los brazos de Victoria.

— ¿Qué puede haber en tu mente en este mismo momento? — Susurró Victoria acariciando mis costados.

— Esa vez que tu hermano me insultó y tú me defendiste, saliste corriendo. Hilaria te siguió — Recordé cerrando los ojos, sintiendo los besos de Hilaria en mi cuello y su agarre en mis muslos.

— Si, ¿qué más?

— Le pregunté a Lucy si debería ir a ver si estabas bien. Me dijo que "la sangre de un compañero puede calmarte en muchos sentidos" — Hilaria dejó de besarme de inmediato —. ¿Qué pasa?

HematófagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora