Capítulo 15: Cazadora

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-Mi salvación.-volví a repetir sin poder creérmelo.-¿Crees que soy idiota?-pregunté mientras me ponía de pie.

-Un respeto.-dijo dé repente Martín, el cual estaba a punto de abalanzarse sobre mi, pero paró de inmediato al ver la mano de la tal Arcadia alzarse para que no se acercara.

-No importa.-le dijo fríamente.

-¿Esa es la ayuda?-pregunté con ironía.

-Martín déjanos solas.-pasó por completo de mi comentario.

-Pero_.-fue cortado por otra señal de ella.-Como ordene.

-Perdona su comportamiento.-dijo cuando ya había salido.

-¿También el tuyo?-pregunté tomándola por sorpresa.-En lo que lleva de mes, me han secuestrado tres veces y no es para nada bonito.

-Era la única forma de que vinieras.-intentó explicarse.

-No lo creo.-contrarresté su postura.-Hay mil formas de hacerlo y esa no es una de las correctas.

-¿Que habrías hecho tu entonces?-preguntó acercándose.

-No lo se, no se ni los motivos.-di un paso hacia atrás.-Pero no hubiese secuestrado a la persona.

-Veras Maia.-comenzó a decir mientras andaba alrededor.-El otro día llegó a mis oídos que dos de las familias más poderosas de los vampiros había sufrido un cambio.-sus manos fueron a parar a mi pelo, me aparté en seguida encarándola.-¿Me equivoco?

-No lo se.-di un paso hacía ella, tomándola por sorpresa.-¿Por que no les preguntas? 

-Eso es un si.-volvió a hacer caso omiso a mi comentario.-No me gusta que me mientan.

-A mi no me gusta que me secuestren.

-Touche.-alzó su mano.-Se que eres su nueva compañera.

-¿Me puedes decir que demonios hago aquí de una vez?-pregunté cansada de la situación mientras me apoyaba en la enorme piedra en la que estaba antes.

-Tengo mis motivos para creer que eres como mis antepasados.-colocó ambas de sus manos detrás de la espalda, dejando ver una pequeña daga atada a su cinturón.

-Como tus antepasados.-volví a repetir.-Mira, lo siento mucho pero no lo creo. 

-Tus facciones, tu nacionalidad y tu tipo de sangre te delatan.-sentenció muy segura.-Italiana, AB negativo y apuesto un millón de dólares a que tienes una marca roja en el talón derecho del pie. 

-¿Como?-pregunté anonadada.

-Porque yo también la tengo.-intentó acercarse, la detuve enseguida.

-¿Me estas diciendo que somos familia?-pregunté aun más confundida.

-No, te estoy diciendo que tienes las mismas características.-negó rotundamente con la cabeza.

-¿Por tres sencillas cosas que puede tener cualquiera?

-No es tan sencillo.-contestó enfadada.

-Pues eso parece. Lo siento mucho, pero no soy la persona que buscas.-comencé a caminar hacia la puerta de salida.

-No puedes irte.-nada más decirlo su mano tomó mi brazo, impidiéndome caminar.

-Suéltame.-le ordené retándole con la mirada.

-¿Todo bien, mi señora?-la voz de Martín me obligó a poner los ojos en blanco.

-Todo bien.-le contestó con seguridad.

HematófagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora