Capítulo 17: No soy débil

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Nervios, eso era lo que sentía ahora mismo. Esa sensación en el estomago que te come por dentro. ¿Por qué? Por la semejante bronca que me caería nada más llegar al castillo.

-¡Thomas!-grité al verlo dormido en su cama.

-¿Qué? ¿Qué pasa?-preguntó alarmado.

-Levántate.-le ordené mientras le quitaba la sábana de encima.-Son las doce de la mañana.-le recrimine sentándome a su lado.-Si no salimos ahora, llegaremos tarde. ¿Y no quieres morir, no?

-¡Preparado!-gritó pasando por encima de mí para molestarme.-No te veo de buena cara.

-Vete a la mierda.-sentencié tirándole la almohada.

-¿Tengo que ir?-preguntó cómo un niño pequeño.

-No, si te parece voy volando hasta el castillo.-le contesté dirigiéndome a la puerta.

-Agg, tienes tu propio coche, que más da.-dijo cansado.

-Escúchame.-le señalé con el dedo.-No vuelvas a nombrar ese coche.-susurré mirando por todos lados.-Me lo dio esa mujer. ¿Qué crees que pasaría si llego al castillo con eso?

-¿Algo bueno?-se estaba convirtiendo en un niño y yo no me daba cuenta.-Vale, vale.-levantó sus manos en señal de rendición al ver mi cara.

-¿Podemos salir ya?-le pregunté al ver que ya llevaba el traje, nuevo, por cierto.

-Viendo que si no salimos, yo acabo muerto. Si, podemos salir ya.

-Gracias.-le dije con sarcasmo.

Bajamos las escaleras en silencio, pero ni siquiera fue necesario. No había ningún rastro de alguien.

-¿Dónde están todos?-preguntó Thomas extrañado.

-Tal vez durmiendo.-le recriminé sin que se diera cuanta.

-¿Quién duerme hasta estas horas?-preguntó mientras abría la puerta principal.

-¡Tú!-grité pasando por su lado, encontrándome con nada más ni nada menos que la moto.-¿Vamos a ir otra vez en eso?

-¿No te gusta?-esta vez fue él, el que pasó por mi lado con aires de grandeza.

-No la veo segura para un apocalipsis.-le contesté subiéndome y agarrándome a Thomas.-Así que dame eso.-le arrebaté uno de los cascos que había en el manillar.

-¿Preparada?-preguntó con una risa. No me dejo ni contestarle, nada más hacer la pregunta, arrancó con fuerza el motor.

Por eso pensaba que las motos no eran seguras, ni siquiera tenías un cinturón para no salir disparada. Lo malo sería si tuviéramos un accidente. ¿Es que Thomas nunca ha pensado en que un vampiro se le podría poner por delante?

Las motos sin duda no eran lo mío.

Acabábamos de dejar atrás la ciudad. Los árboles comenzaban a verse cada vez más grandes, adoraba la naturaleza de eso si que no había ninguna duda. Giré mi cabeza ligeramente, el polvo que dejábamos podía ser visible a kilómetros. ¿Por qué Thomas iba tan rápido? ¿Por qué?

-¿Thomas?-me vi obligada a llamarlo al ver como aceleraba.

-Tenemos compañía.-hizo una pequeña señal con sus dedos, indicando que mirara hacia la derecha. Parpadeé unas cuantas veces sin poder creérmelo, tres vampiros corrían entre los árboles con intención de llegar hasta nosotros.-Tenemos que llegar antes de qu_.-un vampiro se acababa de poner en medio del camino, como si estuviera esperando a su presa.-Agárrate.-susurró mientras aceleraba aún más.

HematófagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora