-¿Qué pasa?-preguntó Thomas preocupado al ver como salía del castillo.
-Nos largamos, ahora.-le contesté enfadada.
-¿Por qué? ¿Qué pasa?-preguntó intentando caminar a mi lado.-Maia, me estás preocupando.
-Luego te_.-mis palabras fueron cesadas en el instante en el que una fuerte explosión, proveniente de la moto, provocó que saltáramos por los aires.
Un gran pitido comenzó a oírse por todo el lugar. Parpadeé unas cuantas veces, acostumbrándome a lo que acababa de pasar. Con cuidado logré sentarme en el suelo. Todo era, absolutamente, un caos.
La moto de Thomas se encontraba en llamas, pero eso no era lo más preocupante. Mis ojos se agrandaron en cuanto lo vi. Era él, definitivamente. El mismo vampiro que nos habíamos topado al venir al castillo. Su técnica de lucha era demasiado buena como para haber tumbado a tres guardias de Hilaria.
-¿Maia?-preguntó Thomas con confusión mientras se sentaba en el suelo, al igual que yo. Su mirada lo dijo todo, algo iba muy mal.-Corre.-logró pronunciar al ver como otros vampiros salían del bosque.
-Pe_.-me vi obligada a callarme al sentir unos brazos en mi espalda, ayudándome a levantarme.
-Vamos.-susurró Lucy después de examinarme por unos segundos.-Debemos de entrar.
-No vo_.
-¡Entra ahora! .-el grito de Thomas logró tomarme con tanta sorpresa, que cuando quise darme cuenta ya estaba a unos metros de él, corriendo enganchada por la mano de Lucy.
Todo surgió en cámara lenta. Thomas sacando su espada dispuesto a matar a quien se le pusiera delante. Los gritos de Lucy, diciéndome que mirara hacia delante, cada vez eran más distantes. La conexión que se creó cuando Hilaria y Victoria pasaron por mi lado, totalmente cargadas de armas.
-¿Qué está pasando?-le pregunté a Lucy una vez que estábamos dentro del castillo y había logrado cerrar la puerta.
-Nada bueno.-pronunció con resentimiento mientras me volvía a tomar de la mano y tiraba de mí hacia las escaleras.-¿Estás bien?
Una simple pregunta que fui incapaz de contestar. ¿Estaba bien?
-¿Qué hacemos aquí?-pregunté para no contestarle a aquella fácil, pero a la vez complicada, pregunta.
-Es mi habitación.-musitó colocando un mueble delante de la puerta.-Ven.-con delicadeza me llevó a una especie de camilla improvisada.-Vamos a curarte.
-¿Qu_qué?-pregunté confundida. Fue en ese momento en el que noté como unas pequeñas gotas de un líquido tocaban mis pestañas y acababan en mis mejillas. Llevé mi mano temblorosa hasta la frente. La confusión se agrandó aún más al notar un gran ardor en el instante que posé la mano en aquel lugar.
-Tranquila, es una herida superficial.-dijo Lucy al ver como agrandaba mis ojos nada más ver la sangre.
-¿Quienes son?-me atreví a preguntar mientras empezaba a limpiar la herida.
-Demasiadas opciones-contestó confundida.-La resistencia, tal vez.
-¿Resistencia?-negué con la cabeza.-Esos no eran humanos.-le dije al recordar sus aspectos.
-Si estoy en mis aciertos, les corresponde que Hilaria y Victoria te digan quienes eran los de ese grupo.-susurró colocando una gasa en la herida.-Terminado, deberías de ir al baño antes de que la sangre se seque por completo.
-Gracias.-le agradecí acercándome al baño.-Vaya.-susurré al verme en el espejo. La herida, por muy superficial que pareciese, había logrado mancharme casi toda mi parte izquierda de la cara y un poco de mi camiseta.-¿Sabes si_.-me callé al instante en el que el ruido de un cristal rompiéndose llamó mi atención.
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Hematófaga
Vampire¿Apocalipsis vampírico? ¿Qué clase de tontearía era esa? ¿Desde cuando existían los vampiros? Y sobre todo, ¿por qué soy su principal objetivo?