Capítulo 29: Un baño ardiente

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La noche había sido larga, dura y sobre todo... tediosa. Muy tediosa. Demasiado.

Lucy logró encontrar a todo ser viviente, exceptuando plantas y animales, que se encontraba en el territorio del castillo. Por lo menos, cincuenta soldados, veinte "sirvientes" y tres vampiros que rondaban por el lugar.

Una hora después de su partida, Victoria volvió con toda una horda de vampiros dispuestos a arrancarle la cabeza a quien se les cruzara en el camino. ¿Eran leales? Si, por supuesto. Nadie quería morir a manos de una Fersi y menos sabiendo la locura de Folke Fersi. Porque si, Victoria también volvió con toda su familia...padre, madre y ...hermano. "No he podido evitarlo". Me susurró cuando vio mi cara al darme cuenta de que su hermano también estaba en el recinto.

Casi cien vampiros y todavía no habían encontrado a ni un solo infiltrado.

- Te queda bien.-susurró Thomas antes de entrar al coche.

Y es que Hilaria si que me dió una buena sorpresa: un traje de combate hecho a medida de la mejor tela, una que no había visto en mucho tiempo.

- Gracias.-me giré para verlas mejor.

- ¿Estás segura?-preguntó Victoria mordiéndose el labio inferior.-No tienes por qué hacerlo.

- Con tu hermano aquí no quiero jugármela.-intenté omitir la sonrisa que me mandaba Folke desde la entrada del castillo.-Además, Thomas tiene que ir a por la madre de Lucy.

- Si, pero...¿quedarte con ella?-Hilaria entrecerró los ojos preocupada.-No se si es una buena idea.

- Le dije que entrenaría con ella, si no lo hago vendrá otra vez.-abrí la puerta del coche.-Y nadie quiere eso.

- Ten cuidado, no sabemos de lo que es capaz.-me recuerda Victoria.

- Lo tendré. ¿Quién sabe? Igual le consigo información sobre sus próximos movimientos.

- No abrirá la boca ni aunque le obligues. Siempre ha sido...-Hilaria se quedó un momento callada, intentando buscar la palabra ideal.-...callada en ese tipo de cosas.

- ¿Callada?

- Podría decirse así, si.-ambas se miraron.

- Creo que no quiero saber porque sabéis eso.-ambas se giraron a verme con rapidez.-Cuento con la ventaja de que le caigo bien, así que...podría sonsacarle algunas cosas.

- Le caes bien, pero no creo que sea de ese tipo de bien.-Victoria ahogó una carcajada.-Tu ten cuidado y si ves una mínima sospecha...

- Me voy, si. Me acuerdo del plan.-le corté.

- Bien.-me abrió más la puerta para que entrara dentro.-Nos vemos pronto.

- Ten mucho cuidado.-rodee los ojos ante el comentario de Hilaria.-No me hagas eso.-dijo con sarcasmo.-Nos vemos luego, Maia.

- Hasta luego.-logré despedirme al fin.

- ¿Y qué pasa conmigo?-gritó Thomas haciéndome reír.-¿No se despiden de mí o qué?

- No creo que quieras nuestro tipo de despedidas.-Thomas volvió a ponerse en su asiento en cuanto escuchó el comentario de Victoria.

- ¿Maia? ¿A qué hora tenías que estar allí?-pregunta fingiendo estar nervioso.

- Adiós, Thomas.-se despidieron a la vez.

- Así si.-encendió el motor sonriente.-Gracias.

- Nos vemos luego.-ambas sonrieron antes de cerrar la puerta.

- Que situación más tensa.-comenzó a acelerar.

- ¿Por qué lo dices?-me acomodé en el asiento.

- ¡Oh , vamos! No me digas que no te has dado cuenta.

HematófagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora