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—Te tengo que decir algo— dijo Jaeden serio sin dejar de verme a los ojos.

—Adelante, dilo— ahora yo también tomé la misma postura que él.

No decía nada, lo único que veía en él era su cutis perfecto, su piel pálida y suave por la luz de la luna.

—Jaeden, estoy cansada y solo quiero dormir, puedes decirme lo que tengas que decirme mañana— agarré la puerta para cerrarla— buenas noches.

Jaeden se aferró y detuvo la puerta con su pie y su mano, quedando yo debajo de él viéndolo fijamente.

—Te amo— dijo y cuando menos lo esperé él ya había juntado nuestros labios con un beso muy cálido.

Me pegó aún más a él, tomándome con sus manos por la cintura mientras yo tenía mi mano sobre su pecho. Ahora pasó una de sus manos por debajo de mi cabello y se separó

—Te amo y no te quiero dejar....nunca— su mano que tenía en mi cabello ahora la pasó por mi mejilla mientras su dedo pulgar acariciaba mi labio inferior y mi barbilla.

Yo no sabía que decir, estaba en estado de shock. Estábamos solos fuera de mi casa, ya no había nadie en las calles de mi vecindario.

JAEDEN

Me le quedé viendo después de lo que le dije.

—Por favor _______ di algo— susurré sin apartarme de ella.

—¿Y Millie?— ¿en serio _______, fue lo único que se te ocurrió?

—¿Podrías olvidarte de ella por un momento?... ¿No escuchaste lo que dije?— me separé de ella.

—Claro que lo hice, pero no es normal que lo sueltes así, y más siendo tú.

—¡Por favor _______, qué no te das cuenta!— sin querer levanté la voz mientras me daba la vuelta.

Puse mi manos en mi cintura mientras le daba la espalda a ella, traté de relajarme porque así no iba a conseguir nada.

—Escucha...— me voltee de nuevo con ella— sé que es raro decirlo así siendo yo, hasta para mi lo es— reí sarcásticamente— pero date cuenta, todos lo ven menos tú. Jamás había permitido que alguien se acercara a mi después de todo lo que me ha pasado, pero tú fuiste la excepción. Sé que al principio me comporté como un idiota contigo, que hice cosas que no debí hacer frente a ti, y me arrepiento demasiado. Y ve, sigues aquí, conmigo; jamás me dejaste. Supe que hice lo correcto en dejarte entrar a mi vida y que me conocieras. Aún no lo haces por completo porque necesito tiempo para saber como decírtelo, y no lo he hecho por miedo a que te vayas, pero es irónico ¿sabes?— ahora sonreí con ironía— porque a pesar de todo, nunca te vas, pero aquel pensamiento de no ternarte cerca mío me aterra. Le tengo miedo a que las personas que más amo me las arrebaten de nuevo. Por eso me comporto así contigo, a veces no quiero que te acerques a otras personas porque pienso que me remplazarías, pero no digo nada porque sería muy tóxico y yo no soy nadie para reclamarte algo así— mis ojos se empezaron a nublar por aquellas lagrimas que querían salir— Ya sé que los problemas se resuelven matando gente ni golpeándolas, pero es que no puedo. Por más que trato y lo intento no puedo dejar de hacerlo, ¡y ya sé que necesito ayuda!, pero si recibo esa ayuda me alejaría de ti, de mi tía y de mi primo.—limpié rápidamente aquellas lagrimas que me salieron, _______ puso su mano en mi mejilla.

—Jaeden— se le cortó la voz— jamás me alejaría de ti, porque tú también me haz ayudado demasiado con mis problemas, me acerqué a ti porque te vi diferente a los demás, y sabía que no me iba arrepentir en insistirte para que nos conociéramos más...—sus ojos se veían con un brillo inmenso por las lágrimas— yo sé que necesitas ayuda, porque a pesar de todo lo que hiciste, estuvo muy grave, y de alguna manera tendrás que pagar el dolor que les hiciste sufrir a aquellas familias por arrebatarles a sus seres queridos.... Pero no hoy, no mañana, ni ahora. No sé en que momento pero pasará.

PSICÓPATA  || JAEDEN MARTELLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora