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Aquella tarde del sábado fue de lo mejor, solo éramos los chicos, las chicas y Jaeden. Y a decir verdad, el ambiente entre Jaeden y Millie fue de lo más normal, los dos se hablaban y se reían. Jaeden se llevó muy bien quien con todos, mejor de lo que creía y espero que sigamos así todos.

Algo me dice que esto podría salir muy bien.

—Anda _______ quédate a dormir hoy aquí.

—No lo creo Millie, no estuve todo el día en mi casa y Angela me regañaría.

—¿Ni por una sola vez?— dijo y yo negué— pero ya tienes 17, a nada de cumplir 18.

—Dentro de 6 días— recordé.

—Lo ves, a nada.

Me le quedé viendo a Millie retándola con la mirada. Es tan difícil ganarle.

—Solo por esta vez— la señalé. 

Millie brincó de la emoción y me sonrió triunfante.

(...)

Domingo 

9:25 am

Me levante porque sentía algo encima de mi, abrí los ojos y pude ver el medio cuerpo de Millie sobre mi.

—Millie— me quejé— ya quítate, tus piernas pesan demasiado— tomé una de estas y la alejé de mi.—

—Un rato más _______, todavía es muy temprano— dijo mientras se volvía a acomodar.

Ya no pude volver a dormirme, así que lo que hice fue darme un baño y cambiarme con una blusa y un pantalón que encontré en el closet de Millie y salí a explorar su casa. Nuestra confianza era impresionante.

Fui a la cocina ya limpia porque aunque sea difícil de creer, los chicos si hicieron lo que Millie les pidió.

—Wow— pasé mi dedo por la mesa— limpian mejor que yo.

Abrí la alacena y saque un poco de comida, me senté en una silla y me puse a analizar la casa.

—Con razón Millie se aburre demasiado aquí.

Escuché a mi teléfono sonar en la planta alta y corrí por él.

—Malditas escaleras, son demasiadas— me quejé subiéndolas.

Cuando entré al cuarto mi teléfono ya no volvió a sonar, lo vi y eran 3 llamadas perdidas de Angela.

—Ahora si ya estas más que muerta ________— me dejé caer en la cama donde seguía Millie dormida.

Entre aquellas notificaciones pude ver otra llamada perdida, pero esta era de Jaeden.

—Que raro, ¿por qué me llama tan temprano?

—Ya son las 10:40 de la mañana.— dijo Millie aún un poco dormida mientras checaba su teléfono.

Pasé mucho tiempo recorriendo la casa.

—Casi las 11, quedé de llegar a casa a las 10— me levanté y tomé mis cosas rápidamente y las guardé en mi mochila— gracias por todo Mills, nos vemos luego— me acerqué y me despedí con un beso en la mejilla.

—Adiós ... ¿Y esa blusa? te queda hermosa— dijo.

—¡Es tuya!— grité mientras bajaba las escalera.

—¡Quédatela, si quieres, se te ve mejor a ti!— gritó.

—¡Gracias!— dije y cerré la puerta.

Salí de aquella casa enorme y me fui corriendo, tomé un transporte público y le mandé mensaje a Angela de que ya iba en camino. Pasé entre toda aquella multitud para tomar un asiento.

PSICÓPATA  || JAEDEN MARTELLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora