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-¿Listo? -lo miré.

Suspiró- no pero lo tengo que hacer.

Salimos del carro y tocamos el timbre de la gran casa elegante.

Levanté la mirada esperado a que Hannah me correspondiera el saludo que le iba a dar. Pero no era Hannah.

Nadie decía nada, un momento totalmente incómodo. ¿Cómo pude olvidarla?, digo, eso jamás pero olvidé que era hermana de Hannah, ¿estúpido, no?.

-Hola Harry -habló sacudiendo el delgado cabello de mi primo.

-Hola _________.

¿Hablo o no hablo?
¿Me largo sin decir nada?
Me siento como un tonto adolescente sin poder decidir.

-H-hola- aclaré mi garganta.

No me dijo nada, solo levantó su mano y la agitó en forma de saludo y agregó una media sonrisa.

-Pasaré a ver a Hannah.

-¡Adiós, te cuidas! -me despedí.

-Me es muy grato verte otra vez.

-Ajá...

-¿Quieres pasar?

-Sí- ¿por qué no?

La casa seguía igual como la última vez que vine.
Muchas fotos familiares, muy ordenada, limpia y unos muebles de madera que...

-¡Hey, Jaeden! -me sacó de mi gran explicación de los muebles.

-¿Qué pasa?

-¿Té, café o agua?

-Café.

Se paró y se dirigió a la cocina.
Pasaron unos minutos y regresó.

-Hace mucho que no te veía -me entregó la taza de café.

No sabía que contestar, solo tomaba del café del que en realidad ya me había quemado como 5 veces.

-¿Cómo has estado?

-Como siempre, cuidando a Hannah y trabajando para conseguir sus medicinas que cada vez son más caras.... ¿Y tú?

-Pues no sé como le he hecho pero ya no tengo mis ataques de ansiedad. Trato de vivir una vida normal como un chico que va a la escuela y regresa a casa a hacer sus deberes.

-¿No sales?

-Es obvio que no, solo estudio y cuando acabo todos los temas me aburro. Además, sabes como son los chicos de la escuela, para ellos juntarse con un chico con problemas no es lo mejor.

-Has cambiado...

-¿En qué sentido lo dices?

-En todos los aspectos Jaeden, has cambiado tu forma de pensar, tu forma de ver a la gente, has podido controlar tus ataques de ansiedad.
Eres un chico con unos hermosos sentimientos que ya no cualquiera tiene.

-Lastima.

-¿Qué?

-Eso es lo que sientes por mi.

-¡No es así!...Jaeden yo te amo ¿No lo entiendes?, no sabes como me duele verte triste, verte pensando que nadie te quiere o te valora...

No decía nada. No podía.

-Me dolió bastante dejarte, traté de olvidarte pero no pude, nunca lo haría. Tú también me ayudaste.

-¿En qué?

-Me ayudaste a no caer, a superar el dolor que siento de perder a Hannah, me ayudaste a no sentirme sola.

Ahora me siento como un tonto.
Sentí mi hombro húmedo, puse mi mano en su cabello y lo empecé a acariciar.

-Yo también te amo ________, te amo demasiado -la abrece con aun más fuerza, como si me la quisieran arrebatar.















PSICÓPATA  || JAEDEN MARTELLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora