—¡BonHwa, BonHwa! – un chico de cabello rubio se acercaba a ella con una sonrisa en el rostro, a su alrededor había un bosque verde y de gran extensión – ¡Tenemos que ir con Hoseok al entrenamiento!
—Mimi, sólo tú vas a ir a entrenar – BonHwa le sonreía – pero está bien, te acompañaré.
BonHwa se despertó sobresaltada de su cama, su frente estaba cubierta por una pequeña capa de sudor y su respiración era algo irregular. Se levantó y caminó hasta el baño para enjuagar su rostro, me miró en el espejo roto frente a ella, notando que en ella aún había rastros de sangre de la última vez que discutió con su padre. Lo que más le intrigaba a BonHwa era el hecho de que no podía visualizar el rostro de aquel chico tan misterioso, su voz era tan agradable que era como una melodía para sus oídos.
Regresó a su cama revisando el pequeño y viejo teléfono que tenía, ya casi era hora de ir al trabajo así que no volvería a dormirse, se metió a la ducha para bañarse rápidamente. El agua en su casa era escasa y no podía darse el lujo de desperdiciarla, se vistió y se dirigió hasta la cocina, percatándose que su padre estaba tirado en el medio de la sala, con olor a alcohol, algunas marcas en su cuello y labiales de distintos tonos en su camisa. Suspiró y preparó un poco de té para su madre, a quien escuchó quejarse de dolor unos minutos atrás. Entró a la habitación de la mujer y pudo notar que su respiración era pesada, su ceño estaba fruncido y tocaba sus costillas suavemente.
—Mamá...– BonHwa dejó el té a un lado y corrió hasta la cama de su madre – ¿Qué te pasa?
—Nada, Bon – la mujer jadeó – sólo estoy algo adolorida.
—No es verdad – la chica tocó la frente de su madre y suspiró al ver que la fiebre había vuelto – mamá, ¿Dónde están las pastillas que te dió el doctor?
—No recuerdo...– HaNa miró a su hija como se alejaba de ella para frotar su frente y tomar un respiro.
—Se las diste a papá otra vez, ¿Cierto? – BonHwa giró la vista hacia su madre – ¡Te he dicho miles de veces que él las usa solo para drogarse! ¿Por qué no puedes dejar de ser tan sumisa ante su yugo?
—Es mi esposo, cariño.
—Te está matando lentamente, mamá – BonHwa se arrodilló ante HaNa – ¿Qué estás esperando? ¿Que la próxima vez llegue con un cuchillo a desquitarse con nosotras porque no le dieron la droga que él quería?
—No he sido la mujer que él espera – HaNa suspiró – por eso estamos así.
—¿Entonces yo no soy la hija que él espera? Por favor dime, ¿Que quiere como hija? – BonHwa se levantó molesta – ¿Una sirvienta? ¿Un saco de boxeo con quién desquitar su ira? ¡Por favor, abre los ojos! Es un abusador, un drogadicto y un ser violento.
—¡Cierra la boca, BonHwa! – la mujer le aventó un vaso de cristal que tenía cerca de ella, algunos cristales se encrustaron el la piel de BonHwa y otros solamente le causaron heridas – ésta es la familia que te tocó y no vas a poder cambiarlo. Él es tu padre y le debes respeto.
BonHwa salió de su habitación sin decir nada para después tomar su bolso y salir de su casa. Se abrazó a sí misma, llorando con intensidad, la gente le veía con lástima al verla con la sangre fresca adornar su marcada piel, se sentó en una banca que encontró y lloró lo más que pudo. No sabía que era lo que había hecho en su vida pasada para merecer una vida tan horrible y deplorable, se sentía miserable y patética por seguir viviendo ahí, se odiaba a sí misma por no ser lo suficientemente fuerte para dejar a su madre a su suerte y ella hacer su vida apartada de todo ese ambiente.
—Te odio por ser tan débil, BonHwa...– susurró para sí misma – te odio por ser inútil, por ser demasiado sensible y te odio por no pensar primero en tí antes que en los demás.
Estaba tan perdida en sus pensamientos que no se percató de la presencia de SeokJin hasta que le tomó con cuidado de las manos para levantarla y abrazarla con suavidad. La respiración del chico era agitada y el sudor empapaba su cuerpo.
—No volverás a esa casa de nuevo – BonHwa comenzó a sollozar en su pecho – te protegeré de esas personas, ya no tengas más miedo.
Para BonHwa era un alivio que SeokJin fuese el ángel que cuidaba de su vida, sin embargo, para Jimin era un obstáculo más. Había estado observando a BonHwa desde el otro lado de la calle con temor de acercarse a la chica y a la vez con la felicidad inundar su corazón por haberla encontrado después de tantos años, sin embargo, pensó que ella le rechazaría debido a la condición en la que se hallaba, además de que su mismo uniforme podría alejarla aún más, ninguna mujer lastimada querrá acercarse a un policía por temor a que pueda hacerle algo más. Cuando estaba decidido a hacerlo, SeokJin llegó hasta ella para ayudarla, con la impotencia a tope siguió su camino a un nuevo día de trabajo.
—Eres un idiota, Park...– susurró para sí mismo – eso es lo que eres, un idiota cobarde.
Cruzó la calle y dirigió su mirada hasta la chica abrazada de SeokJin, pasando junto a ellos. Una ráfaga de viento parecía que había detenido el tiempo, porque ella retiró su cabeza del pecho del joven para mirar hacia dónde el rubio estaba. Ambos conectaron sus miradas y el corazón de ambos latió al mismo tiempo, Jimin sonrió en cuanto percibió el ligero aroma a jazmín de su perfume, un deja vú en el corazón de Jimin se instaló sin previo aviso. Pareciera que ese momento había disipado el temor en el chico y decidido a hacer las cosas bien regresó unos cuantos pasos para ir hasta BonHwa, sin embargo, las gigantes manos de Taehyung se posaron en los hombros de Jimin cambiando totalmente su rumbo.
—¿Tienes la brújula mal hoy? – el castaño rió – el trabajo está hacia allá.
—Iba a hacer algo.
—Ya vas diez minutos tarde, mi querido amigo – Taehyung enrolló su brazo en el de Jimin – no querrás que te despidan después de pasar una semana en tu puesto de detective, ¿Cierto?
Jimin suspiró agotado.
—Que difícil es éste mundo.
Después de unos días sin actualizar, pido disculpas por no hacerlo. He tenido días difíciles y atareados, incluso las dos semanas siguientes también estaré así, sin embargo, intentaré actualizar seguido.
Gracias por seguir apoyando ésta trilogía, disfruten mucho el capítulo, los amo muchísimo. ❤️
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Orbit » PJM
General FictionLa diosa luna no da segundas oportunidades, no obstante, decidió darle una nueva vida a Park Jimin para enmendar los errores del pasado. Los papeles se han invertido ahora y Bae BonHwa ya no es la misma de antes, sin embargo, el destino era el mismo...