—¿El terreno está despejado?
—Está acompañado de Kim y su hijo – Cho suspiró viendo a través de sus binoculares – las mujeres salieron hace unos minutos, puedo mandar gente a vigilarlas.
—Es arriesgarse demasiado , ambas son muy intuitivas – JiHwan bebió el licor que se había en su copa – igual que su amiguita.
Poco después de aquella llamada, JiHwan notó extraña a BonHwa, parecía nerviosa mirando hacia todas partes y observando su teléfono cada que podía. Se tomó el tiempo de investigar el registro de llamadas de Momo y de Mina para verificar que todo estuviera en orden y pudo notar que en el historial de la rubia había un número con lada coreana, supuso que había sido una llamada por parte de BonHwa y lo confirmó cuando uno de sus trabajadores hackeó la red de telecomunicaciones de Japón y pudo acceder a aquella llamada. Rió con fuerza al escuchar la cursi conversación de ambos chicos, sintiéndose poderoso al saber que podía tener a BonHwa y a Jimin a su merced con tan solo algunos movimientos.
—¿Qué desea que haga, Señor?
—Por lo pronto esperar a que todos se vayan o a que Jimin salga – él sonrió – en cualquiera de los dos momentos podrás hacer mi encargo.
—De acuerdo, así será.
—Gracias por tus servicios, KiYang.
—¿Tienes planes de viajar a Tokio?
—Aún no lo haré – Jimin suspiró – necesito tener más pruebas de las que he recopilado y no es algo sencillo de exponer a gran escala.
—¿No necesitarías un cambio de look? – comentó SooBin, RyuJin y ChungHa abrieron la puerta de la casa captando la atención de los tres hombres – eres un blanco fácil de reconocer por tu cabello rubio.
—Puedo pedirle a SeokJin que venga – RyuJin movió su cabellera rosa – él me pintó el cabello, también puede hacerlo contigo.
—Es que...– Jimin miró como ChungHa azotó las latas de cerveza en la mesa.
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Orbit » PJM
Ficção GeralLa diosa luna no da segundas oportunidades, no obstante, decidió darle una nueva vida a Park Jimin para enmendar los errores del pasado. Los papeles se han invertido ahora y Bae BonHwa ya no es la misma de antes, sin embargo, el destino era el mismo...