V E I N T I S I E T E

154 31 11
                                    

Habían transcurrido dos semanas desde el funeral de Hoseok, Jimin no podía salir de su cuarto después de haber obtenido lo que ocasionó la muerte de su amigo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Habían transcurrido dos semanas desde el funeral de Hoseok, Jimin no podía salir de su cuarto después de haber obtenido lo que ocasionó la muerte de su amigo. Descubrió que mientras estuvo en prisión, el castaño se escabulló en la oficina de Cho, logrando sacar varias copias de sus sesiones con fiscales y personas de altos rangos dentro del gobierno pidiéndoles que cualquier persona que fuese detenida y tuviera relación con el grupo Fénix, la dejaran en libertad o en su defecto, solo algunas horas dentro de prisión, además de órdenes de aprehensión que Jimin redactó y que nunca procedieron debido al trato que había hecho con JiHwan.

Jimin parecía un muerto en vida, las ojeras sobresalían de su rostro, pues solo dormía una o dos horas, sus clavículas sobresalían más de lo normal, perdió peso drásticamente, su cabello estaba reseco y sus labios totalmente lastimados debido a que cuando entraba en estrés los mordía y quitaba la piel que los recubría. Por ratos lloraba por Hoseok y por otros por BonHwa, se sentía perdido, no sabía cómo hilar todo para que congeniara y cuando lo presentara no fuese rechazado por falta de pruebas, pues iría luego de recuperar a BonHwa a buscar al presidente de Corea, para exponer la mafia que circulaba dentro de la policía y la fiscalía. Por las noches estudiaba japonés para que cuando llegara a Tokio pudiera comunicarse de manera fluida ante las autoridades de Japón, porque él quería que todo trascendiera de Corea y se supiera la verdad detrás de ese uniforme que su antiguo superior portaba con orgullo, aún cuando estuviese manchado de sangre de inocentes.

Ahora podía comprender como se sentía BonHwa después de la muerte de Jungkook.

Miró el reloj y marcaban justo las tres de la mañana, frotó su rostro y se levantó de su silla, dejando sus lentes sobre su escritorio, abrió la puerta de su habitación para después salir hacia la cocina y servirse un poco de café, sus padres salieron a una reunión familiar y estaba totalmente solo en casa.

—Por fin tengo el gusto de conocerte, príncipe – giró su cuerpo para ver quién se encontraba dentro de su casa – es un placer.

—¿Quién eres tú? – frunció su celo tomando un cuchillo que se hallaba en la barra frente a él – ¿Cómo entraste a mi casa?

—Me has visto muchas veces – sonrió – quizás si me convierta en una silueta puedas reconocerme.

—Eres una perra...– Jimin intentó acercarse a ella con la intención de lastimarla pero ella se esfumó, apareciendo nuevamente detrás de él – ¿Por qué nos haces tanto daño?

—Oh cariño, yo no les hago daño – Kyrell rió – ustedes mismos son lo que se lastiman, ¿O te recuerdo quien abandonó a su Omega?

—Mi pasado no te incumbe – musitó entre dientes – en lo absoluto.

—Te creía más inteligente, Park, ¡Claro que sí me incumbe! – avanzó algunos pasos hacia él – gracias a ti, todo ésto está ocurriendo. Te agradezco que me estés brindando tantos momentos de diversión.

Orbit » PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora