—¡Jimin, ven a desayunar!
El rubio bajó las escaleras con prisa, se le hacía tarde para ir al trabajo y no quería llegar tarde a su primer día como detective. Había conseguido un ascenso después de colaborar en un caso de una red de corrupción a nivel nacional. Era el orgullo de sus padres y no podría sentirse más feliz por ello.
—SoRa, ¿Podrías pasarme una manzana? – Yeon sonrió en cuanto vió a Jimin sentarse junto a él – ¿Listo para tu nuevo puesto?
—Cariño, basta – SoRa colocó los platos sobre la mesa – mi bebé debe estar muy nervioso y con tus preguntas sólo lo pones más nervioso.
—No es para tanto, solamente que Taehyung ya lleva ahí algunos meses y dice que es un caos total – bebió un poco del jugo que había frente a él – espero que no me hagan alguna novatada y que todo salga bien.
—¡Yah! ¡Eso ya no existe! – su padre habló de manera graciosa, haciendo reír a ambos – las novatadas las hacen con los bomberos, no los policías.
—No se sabe, Yeon – SoRa tomó un poco de agua – los jóvenes de hoy en día son muy locos.
Jimin estaba muy a gusto con su familia, pero dirigió su mirada al reloj en su mano izquierda y se percató que ya iba tarde. Se despidió de sus padres y corrió hasta la siguiente cuadra para tomar el autobús, encontró un asiento libre hasta el fondo y no dudó en tomarlo y sentarse en él. Suspiró y cerró sus ojos pegando su cabeza al cristal, observó que el día estaba un poco lluvioso y pareciera que estaba de acuerdo con su estado de ánimo.
—Voy a encontrarte, BonHwa...– susurró al ver las gotas de agua caer – sólo espera por mí.
Su mente y su alma seguían totalmente intactas desde lo que ocurrió en Phoenix y jamás olvidaría las palabras de la diosa luna antes de que empezara su segunda vida.
—Demuéstrame que no hice mal en darte una segunda oportunidad. Demuéstrame que de verdad estás arrepentido y que serás el hombre que debiste haber sido para BonHwa en ésta primera vida.
Suspiró nuevamente y parpadeó un par de veces antes de tocar el timbre y bajar justo frente a la estación. Hoy empezaría su búsqueda para encontrar a su alma gemela.
—¡Vamos, muévete, BonHwa! – el hombre sostenía una botella de licor entre sus manos – ¡¿Dónde están mis cigarrillos?!
—No lo sé, papá, son tus cosas, no las mías – la chica jadeó en cuanto el pie del hombre aterrizó en su costado izquierdo.
—No vuelvas a contestarme así, niña insolente – SeoHo se tambaleó en su lugar – si quieres acabar como tu madre, encerrada en una habitación, sigue el camino que estás tomando.
SeoHo tomó su botella y salió de la casa azotando la puerta. BonHwa colocó sus manos en sus costillas, intentando calmar su dolor. Estaba harta de la vida que llevaba, vivir en el barrio más peligroso de Busan, en una casa que apenas y podía sostenerse, junto a una madre sumisa y un padre con adicciones y problemas para controlar su ira no es lo que ella esperaba. Deseaba incursionar en el mundo policiaco, las pocas veces que veía películas de ese tipo, sentía la necesidad de vivir esa misma adrenalina, sin embargo, no cumplía ni el más básico requisito, no llegaba a la estatura promedio y no podía solventar los gastos de un escuela de policías.
—¿Qué te hizo ésta vez, cariño? – HaNa caminó con lentitud hacia su hija.
—Mamá, regresa a tu cuarto, aún debes sentirte adolorida – BonHwa suspiró – ¿Tienes pastillas para el dolor?
—Ya me las terminé...– la mujer agachó la cabeza – empeñaré en la joyería del centro mis aretes de oro y obtendré un poco de dinero para nosotras.
—Mamá, todo tu dinero se lo das a papá...– susurró BonHwa tomando las manos maltratadas de su madre – por favor, vámonos de aquí, podremos conseguir ayuda en algún albergue o en alguna casa. Madre, ese hombre puede matarnos en cualquier momento.
—No soy capaz, cariño – sollozó la mujer – sé lo que puede hacer si escapamos, nos buscará y nos traerá de vuelta a casa a punta de golpes.
BonHwa suspiró, soltando las manos de su madre.
—Se me hace tarde para ir al trabajo, mamá – agachó su mirada – ojalá tomes valentía pronto, porque si yo sigo aquí, es por tí.
Se dirigió a la ducha para limpiar un poco su cuerpo de la suciedad que emanaba su casa. Miró su ropa en aquella caja de cartón y sacó su uniforme algo maltratado, lo estiró un poco y lo colocó en su cuerpo. Se miró en aquel espejo roto frente a ella, su labio estaba partido, un moretón adornaba su pómulo y las pronunciadas ojeras debajo de sus ojos le hicieron sacar aquel maquillaje barato que compró algunas semanas atrás.
Se maquilló con sumo cuidado y tomando su bolso, emprendió camino hacia su trabajo. Saludó con respeto a sus superiores para adentrarse a la cocina, tomar su mandil y llegar hasta la recepción.
—Dime gracias – SeokJin sonrió al ver a su amiga – si hubieses llegado dos minutos más tarde, serías una desempleada más del país.
—Gracias, Jinie – intentó sonreír sin quejarse pero el dolor en su pómulo iba en aumento.
SeokJin tomó su mentón con cuidado y pudo notar como BonHwa se esforzaba en ocultar sus marcas con maquillaje y como intentaba no quebrar en llanto.
—Fue tu padre de nuevo, ¿Cierto? – ella asintió – ven a mi casa, trae a tu madre a vivir contigo y mis padres les ayudarán. No soporto seguir viéndote así.
—Ella no quiere huir, y no pienso dejarla sola con esa bestia – suspiró – ¿Qué hice mal para tener una vida tan patética?
—Son cosas del destino, Bon – Jin la abrazó con delicadeza – resiste un poco más, te prometo que ya no sufrirás si yo estoy contigo.
Las sombras del pasado recaen sobre ella, así como el arrepentimiento persigue a Jimin desde que vió morir a BonHwa frente a sus ojos. Pronto sus caminos se cruzarían de nuevo para ser felices y derrotar a sus enemigos juntos.
Como no pudieron serlo y hacerlo en su vida pasada.
¿Qué expectativas tienen ésta vez?
Los leo. ❤️
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Orbit » PJM
Ficção GeralLa diosa luna no da segundas oportunidades, no obstante, decidió darle una nueva vida a Park Jimin para enmendar los errores del pasado. Los papeles se han invertido ahora y Bae BonHwa ya no es la misma de antes, sin embargo, el destino era el mismo...