*Secuestro*

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P.o.V Celin

Ha pasado un mes desde la ceremonia. Hablé con mi madre sin contarle lo de los hombres lobos, si ya para mí es anormal, imagínate para ella. La sentí un poco extraña, y más cuando me dijo que cuando regresara teníamos que hablar.
Aun así sigo con mi trabajo en el hospital, he comenzado a tener cambios en los sentidos como son: mejor vista, olfato y gusto. Todavía no sabemos el porqué de esto, bueno  al principio pensé que se me pasaron los poderes lobunos por la sangre que bebí, pero Ed me explicó que eso no pasaba, que seguro que tengo sangre de licántropo, solo que en pocas cantidades, y que como está cerca la fecha de mi cumple en tres días, será como cumplir la mayoría de edad para un humano.
Además, Dyne pronto vendrá, en estos momentos debe de estar viajando. El niño sigue sin hablar, pero por lo menos come y asiente con la cabeza, no sabemos aún que le pudieron hacer, por eso esperamos que Dyne sea de ayuda.

Raúl ha estado bien alejado de su compañera, al parecer no cree ser buena compañía para ella, a pesar de que Layla siempre nos pregunta por él. Muchos piensan que por el trauma en sí, su parte lobo se ha desarrollado más que la humana, por lo que ella siente esa conexión con Raúl, y aunque él no quiere acercase, quiere que ella tenga la oportunidad de elegir, solo que no ve que ella ya ha elegido.

Ed y la manada han descubierto entre cinco y siete laboratorios de este culto, aún no tenemos pista de los principales al mando, pero hemos entendido más o menos sus planes. Al parecer le hacen creer a los científicos que buscan curas para las enfermedades, pero lo que ha hecho es crear súper soldados que están incompletos porque no siguen órdenes.

Es algo realmente malo, pero lo resolveremos.
Entro a la sala y veo a un paciente con una herida de arma blanca, se ve que fue plata por las diversas quemaduras a su alrededor. Llamo a los enfermeros diciéndoles todo lo que tienen que traer. Comienza a sonar la máquina, no entiendo por qué estoy perdiendo su pulso, si la herida no es tan profunda.

–Doctora, no tiene pulso ni presión arterial –me dice la enfermera.
¡Joder, lo estoy perdiendo! Le hago rápido, respiración boca a boca, y todavía a los cinco minutos no responde. No me puedo creer cómo algo tan sencillo, como es un corte no profundo, lo mato.
Sigo  en shock, por lo que reviso sus órganos vitales y compruebo que ninguno fue lastimado. Le cierro la herida y pido una autopsia y veo cómo se llevan el cadáver.
Pude llegar a ver la marca del lobo, por lo que es un cambiante. No entiendo esa herida, no debería haberle causado la muerte.

No puedo creer que he perdido a mi primer paciente.

–¿Celin, te pasa algo?, estamos llegando a tu consultorio –me dice, por nuestro link, Marisa.

–Sí estoy bien, solo abatida mentalmente.

–Ya voy para allá.

Corro a mi consultorio sin darme cuenta de que las lágrimas corren por mis mejillas, tomo el teléfono y llamo a mi esposo. Lo coge rápido, pero estoy tan atolondrada que después de minutos respondo.

–Mi vida, se murió. No lo pude salvar, lobito, ¿y si alguna vez no te puedo salvar a ti?, yo… no sé qué haría.

–Todo estará bien, yo estaré bien, ahora voy para allá, quédate donde estés y espérame.

Cuelga el teléfono y me deja sola en este silencio.

Creo que paso horas sentada en la silla de mi consulta. Es fuerte ver que alguien se te muere teniendo los conocimientos para salvarlo. Y yo aún no entiendo el porqué de su muerte, por lo que voy a volver a revisar el cuerpo.

Camino por los pasillos, siento cómo Marisa y Dylan intentan comunicarse conmigo, pero si algo he aprendido en este tiempo es como bloquear los link.

Las personas siguen trabajando como si nada, debo ser fuerte, eso nos enseñaron en la academia, hay que lamentar la pérdida de una vida, pero por esa que perdiste has de salvar más.

Ya dejo de llorar, y como ya no estoy en estado de shock por lo menos veo mejor la situación. Tengo que aprender de esto para que nunca más me ocurra. Puede ser que me haya confiado un poco en el tema de los licántropos respecto a la cura rápida de sus heridas. Sí, eso debe de haber sido.

Llego a la entrada de la morgue. El cadáver nuevo está arriba de la mesa, lo destapo y no veo el blanquecino color de la piel que ocasiona la pérdida de sangre, todavía está muy caliente, justo como un licántropo que aún vive.

Esto me huele mal. Le cojo el pulso y es leve, pero ¡está vivo! No entiendo, estoy segura que se murió.

–Ahh, doctora, me ahorró el trabajo de ir a buscarla.

Me giro. Detrás de mí hay una muchacha muy parecida a mi persona, un poco más joven y delgada que yo. Vaya, qué figura, parece Barbie, pero con el pelo oscuro.

–¿Quien eres?, ¿qué haces aquí?, esto es zona restringida.

–Sí ya lo sé, pero déjate de bla, bla, blá, ¡joder, Frank, párate ya de ahí, el efecto ya tuvo que haber pasado.

El hombre que hace pocos minutos creía muerto se levanta de la cama como si nada, ¿qué?, ¿estoy viendo The Walking Dead?

–Esa mierda me noqueó, parece que dormí un siglo.

–Tú sabias que ibas a morir por unas horas, no hables más, pronto nos cae la manada de esta encima y quiero enseñarle antes que no debió meterse con mi hombre.
De momento mi celebro hace click.

–¿Tú fuiste la de la nota en mi cama?

–No hables más que la ambulancia nos está esperando.

–No pueden salir de aquí, lo que hicieron es un crimen.

Abro el link, pero es demasiado tarde.

–Vamos, llevémosela a papá.

Es lo último que escucho antes de que un fuerte golpe en mi cabeza y unos brazos me apresan después de eso, solo me quedo en la oscuridad.

La Oscuridad De Tu Mirada#1.SagaOscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora