*Mi dolor de cabeza*

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P.o.v Edward

–¿Cómo que nuestro hogar?, yo solo quiero ir a mi casa, y por cierto, ¿sabe Morgan que estoy aquí? Oh, Dios, si no lo sabe, puede matarme.

Suspiro intentando controlar la risa.

–No pienses en un jodido hombre nunca, eres mía como yo soy tuyo. Te dije que eres mi compañera, estás unida a mi lobo y a mí hasta el fin de nuestros días.

Al ver que va a volver a estallar contra mí, no puedo controlar más mi ganas ni las de mi lobo de hacernos uno. Rápidamente acerco mi mano a su nuca; mis labios se apoderaron de su labio inferior, sujetándolo suavemente, cuando comienzo a explorar su boca ella muevo la lengua, tímida, entre mis dientes. Nuestro beso se transforma en algo apasionado, se derrite en mis brazos mientras susmanos recorren mi piel suave. La beso, la muerdo, chupo y disfruto de su sabor con ganas de marcarla de una maldita vez.

Al apartarse la miro a los ojos los que me miran con gran anhelo, deseo y cierta inocencia; reteniendo cualquier instinto primario de marcaje, le hablo:

–Puedes protestar todo lo que quieras, pero tu cuerpo me dice la verdad. Me deseas, puedo olerlo, tú eres capaz de notar la conexión que nos une. Ahora, acéptalo y te mostraré los placeres de estar unida a un lobo.

–Me niego.

–Celin, sé que conoces muy poco de nosotros, pero algo que te puedo dejar más que claro es que nosotros nos unimos a nuestra compañera de por vida.

Quiero que entienda el amor y la lealtad de un lobo hacia su pareja mientras los dos vivamos, pero ¿por qué me tuvo que tocar la mujer más terca?

"Porque tú también lo eres, te tenía que tocar una que te pudiera soportar"

"¡Genial! te uniste a la fiesta, una terca y un pulgoso"

"No me llames así, no sé cómo mi compañera te puede aceptar"

Cierro el link cuando voy a regañar lo porque en ese momento escucho la voz de mi compañera.

–Yo no soy cambiante –me responde.

Y sé que se está comportando así porque necesita recuperarse de la tarde anterior. Era más fácil decirle a alguien que se tranquilice que hacerlo uno mismo.

–Lo sé, mi amor, y por eso te estoy dando tiempo para que lo entiendas.

–¿Tiempo?, tú estás mal de la cabeza, desde que te conozco todo está mal y las últimas horas....

No puede terminar de hablar, la tumbo sobre la cama, controlándola con mi peso y con mi presencia.

–No sabes la lucha que estoy viviendo en mi interior, cuando te vi por primera vez en la sala de urgencia quise arrancarte la ropa y hundirme en tu interior... Follarte, hacerte mía. Y si no lo hice fue porque no eras cambiante.

–¿Y por qué tenía sospechas de mí?

–Celin, deja eso atrás tienes que entender que soy un líder de manada y me tengo que preocupar por todos, ¿sí?

–¡Entiendo!, eres como Papá Noel.

Ruedo los ojos ante su descaro pero no quiero seguir discutiendo así que no le reprocho.

–Tengo que dejarte claro que la primera vez que te vi quise que nos conociéramos y que con el paso del tiempo aceptases el regalo que se supone que es nuestra unión.

Presiento que la intensidad de mis últimas palabras la deja sin habla, excitada, noto que su cuerpo se vuelve gelatina.

–Pero ya no lo soporto más ¡Te voy a hacer mía. Ahora. Aquí. Te voy a hacer el amor hasta que tu alma me reconozca como tu compañero, el único que te saciará y podrá tocarte por el resto de tu vida.

La Oscuridad De Tu Mirada#1.SagaOscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora