Tatakaen't

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Carla Jaeger Ackerman había entrado a la secundaria desde hacía tres meses, mostrando una actitud estoica y calmada, similar a la de su madre y tío Levi, demostrando más parentesco con los Ackerman que con los Jaeger, quienes llevaban la impulsividad en la sangre, a diferencia de su prima Dina Jaeger que era igual de revoltosa que su padre y el de ella.

Nunca se había metido en problemas a pesar de su brutal fuerza, por lo que a Mikasa y Eren les había extrañado que los llamaran a la dirección para hablar de su hija en vez de Dina, pues ambos al tener más tiempo libre que Zeke, se encargaban de ir y dar la cara cada que ella rompía una ventana o golpeaba a un niño por ponerle el ojo a su prima favorita.

¿Cómo es que nunca la habían expulsado antes? 

Una mirada de Mikasa y te devolvía hasta al útero.

— Espere… ¿Nos están diciendo que no nos llamaron por Dina ni porque Cala golpeó a nadie… sino todo lo contrario? — preguntó un estupefacto Eren a la directora Rico Brenzka.

— Cuando Carla ingresó aquí, me esperaba tenerla en mi despacho con Dina abogando por ella como Keith los tenía a ti y a tu hermano, pero se les volteó el ADN. — explicó la platinada, recordando sus días como pasante siendo asistente del director Keith Shadis. — Pero esta vez necesito hablar de Carla con ustedes.

— ¿Mandó a un niño al hospital? — el castaño tenía miedo de que su adorada princesa al fin empezara a usar la fuerza como su tío Levi y hubiese dejado a alguien herido como cuando era estudiante y el pelinegro lo veía acercarse a su adorada hermana menor y “profanar” sus vírgenes labios.

— ¿Al fin siguió con la tradición Ackerman? — preguntó Mikasa con notable curiosidad e ilusión, ganándose una mala mirada por parte de Rico. — ¿Qué? 

— Esta escuela ya tuvo suficiente con los seis Ackerman anteriores como para que Udo, Anya y Carla continúen con aquella autoimpuesta traición familiar. — Mikasa reprimió una sonrisa al recordar que a los mellizos de su hermano menor, Aki, les faltaba menos de un año para ingresar a aquella escuela. — Lo mismo para Naoko y Kenji. — añadió al notar la mirada de la azabache.

No aguantan nada. — fue lo que pensó la Ackerman.

— Bueno, directora Rico, si mi indefensa y angelical princesa no estuvo a punto de matar a nadie, ¿por qué nos llamó? — Eren tomó la mano de Mikasa, como solía hacer cuando se encontraba nervioso y buscaba calma.

— Carla no mandó a nadie al hospital, pero sí al psicólogo. — ambos padres arquearon una ceja ante ello.

— ¿Qué?

— Sí, el daño no fue físico, sino verbal. — se acomodó los lentes. — Si bien, estaban molestando a la alumna Alice Arlert — la pareja suspiró ante la mención de su ahijada, pues esta era demasiado tímida y, al igual que su padre, también sufría acoso escolar. —, no apruebo eso. Claro que los que molestaron a la señorita Arlert recibirán su castigo así como Carla, pero me gustaría que hablaran con ella y hacerle ver la diferencia entre el diálogo y el acoso verbal. 

Los señores Jaeger se vieron entre sí, haciendo una mueca para luego mirar a la mujer frente a ellos.

— Está bien. 

— 🌺 —

— ¿Cómo que mandaste a un niño al psicólogo, señorita? — los brazos del de tez bronceada se encontraban cruzados mientras veía con el ceño fruncido a su primogénita. 

— Mi padrino me enseñó que es mejor atacar con palabras a los maleantes, porque los huesos sanan, pero la mente no. — contestó la Jaeger, sentada en el sillón de brazos y piernas cruzadas, desviando la mirada hacia un lado.

De párrafo en párrafo • Editando, PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora