Halloween había llegado y un castaño de 9 años miraba emocionado tras su ventana, esperando la llegada de su mejor amiga; como ya era tradición desde que se conocieron, saldrían a pedir dulces juntos.
— ¡Mikasa! — exclamó Eren al verla llegar, se bajó del sofá en el que se encontraba y se dirigió a abrir la puerta.
— Hola, Eren. — saludó la niña de forma seria, justo como su actitud.
— ¡Ya nos vamos, mamá! — se despidió el ojiverde por parte de los dos. Tomó a Mikasa de la mano y salieron corriendo, ella solo alcanzó a agitar la mano en forma de despedida.
— ¡Adiós, niños! — le escucharon gritar a la señora Jaeger.
•°•°•°•°•
Tras un año de eso, Eren se encontraba en el sofá recargado, mirando fuera de su ventana en la espera de su amiga, a quién no ve desde el Halloween pasado que se separaron porque su madre lo llamó antes de que anocheciera por completo.
Sin que él se diera cuenta, Carla veía con preocupación a su hijo, puesto a que aún no se había dirigido a pedir dulces a pesar de estar ya disfrazado un buen rato.
Antes de que ella se acercara, Eren se levantó de donde estaba y sin despedirse siquiera, salió de casa corriendo.
— ¡Adiós, Eren! — fue lo que alcanzó a formular, sin siquiera saber si su hijo la pudo escuchar.
Mientras, el moreno con 10 años se acercó alegre a su amiga, quién llevaba el mismo disfraz del año pasado.
— ¡Mika!
— Hola... — fue todo lo que le dijo y a él le bastó.
— Ven, vamos a pedir dulces. — y antes de que le tomara de la mano, ella empezó a caminar hacia la casa más cercana. Eren solo se hundió de hombros como si nada y la siguió de cerca.
De casa en casa iban los dos infantes, pero por más que ella alzará su calabaza, la gente no pocisionaba dulce alguno, cosa que entristecía un poco a la azabache, pero su mejor amigo le ofreció tres dulces de su calabaza.
— Gracias... — musitó.
_ Ven, falta una casa y ya. — comentó con la leve esperanza de que ahí si notaran a su amiga.
•°•°•°•°•
Y... En esa casa no hubo diferencia, a pesar de la petición del castaño, la señora no le dió dulce alguno a Mikasa, por lo que para distraerla, la llevó a la colina donde fueron el año pasado.
— Lamento no haberme podido quedar el año pasado, mamá me habló más temprano. — se disculpó.
— No te preocupes. — y le extendió lo que decía su caramelo.
— Find me... — leyó el castaño entre sus pensamientos y extendió su envoltorio, este no tenía algo interesante para él.
•°•°•°•°•
Volviendo a su casa, se encontró a sus padres hablando con un doctor, lo cual le pareció raro, ya que su padre era uno.
— ¿Porqué hay un doctor, mami? — preguntó el castaño.
— El va a tratar tu caso. — contestó la mencionada.
— ¿Mi... Caso? — frunció en ceño con confusión.
— Eren... — su padre se agachó a su altura. — Ya estás grande para tener un amigo imaginario.
— ¿Imaginario?
— Sí, cielo. — Carla le mostró la foto que le tomó cuando salió en busca de su amiga, donde solo se encontraba él.
— ¡Pero no es imaginaria! — ambos lo ignoraron para hablar con el doctor, por lo que él huyó a dónde la vió por última vez hace un año.
•°•°•°•°•
— No lo entiendo, Mika. ¿Cómo pueden decir eso? — abrió un dulce. — Hoy se resolverá un misterio. — leyó en voz alta. — Agh, misterio es porqué mis padres fingen no verte. ¿Qué dice tu dulce?
— Find me... — volvió a revisar la frase que le salió al ojiverde hace un rato.
— Es extraño que se repitan, ¿no crees? — vió como el Sol se empezaba a ocultar. — Esta vez no te voy a dejar sola. — volteó y se llevó la sorpresa de que su amiga se encontraba al otro lado de la reja que estaba cerca. — ¡¿Qué haces?!
La azabache empezó a correr y él ni tardó en seguirla. Por más que gritaba su nombre, ella no se detenía. Durante en camino se encontró con varias envolturas de papel tirados.
— ¡Mikasa! — se escuchó el sonido de una trampa.
•°•°•°•°•
La azabache se encontraba sentada debajo de un árbol, viendo como si mejor amigo se sentaba cerca de ella.
El niño miraba todo a su alrededor hasta que le tendió un dulce, el cual abrió.
— I found you...
— You found me...
•°•°•°•°•
— ¡Eren! — se escuchaba por el bosque donde entraron los infantes, a la vez que se escuchaban trampas de osos cerrarse al entrar en contacto con una rama que el oficial de policía ponía sobre ellas.
— Descuiden, su hijo no debió ir lejos. — afirmó una policía.
— ¿Crees que se haya hecho daño, Grisha? — preguntó su esposa.
— Espero que no, Carla.
Llegados a la orilla de una bajada, se encontraron a su hijo, la pelinegra quiso ir por él pero su marido no la dejó, entendiendo la razón cuando la policía iluminó todo el perímetro.
Ahí al pie de un árbol, se encontraba su hijo y otro cuerpo, el cual le pertenecía a una niña.
Mikasa Ackerman, ese era el nombre que tenía. Después de un año, la encontraron.
ESTÁS LEYENDO
De párrafo en párrafo • Editando, Pausada
Fanfiction𝐄𝐬𝐜𝐫𝐢𝐛𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐣𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬, 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐫𝐚𝐟𝐨 𝐞𝐧 𝐩𝐚𝐫𝐫𝐚𝐟𝐨. » No todos los One-shorts estarán basados de acuerdo al manga. » Habrá Universos Alternos. » Probable contenido +18. » Todos los One-shorts s...