Preferencia

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Te sentías mal y cualquiera que estuviera en tu lugar, lo entendería a la perfección.

¿Cómo sentirte cuando la persona más valiosa en tu vida prefirió a alguien más en vez de ti y no entender el porqué tú no?

Tú, que haz estado en los momentos más frágiles de su vida.
Tú, que lo haz escuchado cada que estaba feliz, enfadado o frustrado.
Tú, que a pesar de las veces que te haya gritado que no, lo haz protegido más que a nada en este mundo.
Tú, que le haz brindado el más sincero amor que alguien jamás haya podido imaginar.

— No sé como le hiciste pero lograste obtener su atención en menos tiempo que yo... — espetaste viendo a la primera persona que prefirió antes que a ti. — Te odio por el daño que le causaste.

¿Dónde está Annie? — preguntó un castaño al despertar y ver a una chica a su lado.

Ella solo bajó la mirada y giró su rostro hacia la dirección de la persona preguntada, acción que imitó el adolescente.

Esa fue la primera vez que te sentiste olvidada, pero callaste, preferiste estar ahí para acallar su dolor antes que el tuyo, por más que te estuviera matando.

¿Quién lo diría? Mikasa Ackerman, la soldado que vale por cien, pariente lejana del hombre más fuerte de la humanidad, la de aspecto invencible ante el mundo, parece ser más frágil que el ala de una mariposa ante un simple adolescente testarudo.

No te lastimes más, Mikasa, sabes que solo eres un estorbo para él, claro que lo sabes, pero aún tienes una vaga esperanza de que su visión ante ti cambie y se te haga realidad tu sueño.

Oh, pero que gran imaginación tienes, chica, nunca lo olvides.
Sueñas como una niña y proteges como una madre, siempre te lo han dicho.

¡Ya déjame, Mikasa! — gritó con furia hacia la azabache junto a él. — ¡No soy tu hijo ni tu hermano pequeño!

Esas palabras siempre te dolieron, pero a la vez te ilusionaron por parejo; y claro, ¿cómo no hacerlo?
Esas palabras podrían llegar a dar la sensación de que él quería ser algo más que un hermano o un hijo para ti; el error más grande del humano es juzgar antes de tiempo y tú, Mikasa Ackerman, lo haz cometido, lo sabes pero no lo quieres aceptar.

Pobre niña, siempre tan ilusa y aferrada a sus sueños. ¿Cuándo abrirás los ojos de nuevo? Ya aceptaste que este mundo es cruel, lo viste el día en que asesinaron a tus padres frente a ti; y que también puede llegar a ser hermoso, pero te niegas a la idea de que no lo es con él.

¡Oye! ¡Deja de tratarme como un anciano! — gritó aquel testarudo adolescente al ser interrumpido por una azabache en su plática con la rubia.

Esa fue la segunda vez en que te sentiste de lado, cuando le importó más portegerla a ella de Paradis que a ti de los Azumabito.

— Hola, Mikasa... — saludó la rubia mientras se sentaba a tu lado en aquella cabaña, dónde se ocultaba desde que avanzó su embarazo.

Volteaste a verla y le sonreíste de forma dolorosa, porque a pesar de todo, no la podías odiar por algo que ella no tuvo la culpa. Le regresaste el saludo y le acariciaste el vientre, imaginando cuanto tardaría en crecer el tuyo.

— Yo... Lamento todo lo que Eren te dijo... — apartaste tu mano y agachaste más la mirada.

Desde que era niño, Mikasa... Siempre te he odiado.

— No fue tu culpa. — fue todo lo que lograste decir, temiendo de que tú voz se quebre.

— Mikasa... — alzaste la vista mientras ella sujetaba tu mano derecha. — Sé que él no piensa eso.

Te sorprendiste ante sus palabras pero aún así dudas y te pones a pensar en todo el tiempo que pasaste junto a él, dándote cuenta que así como te pedía que te alejaras, también te salvaba y buscaba; un ejemplo claro es cuando los Azumabito te dejaron la responsabilidad de seguir con el linaje real de la tierra de Hizuru como la última descendiente, ofreciéndose Eren antes de que te den a cualquier otro.

No te dejaré sola en esto, Mikasa. — sonrió mientras te sujetaba la mano firmemente, aceptando tomar parte de la responsabilidad que le acababan de dejar a la ojigris.

— ¿Le dijiste? — te preguntó la futura madre.

Negaste con la cabeza. — No creí que quisiera saber.

— Cuando todo esto termine... Hazlo. — te aconsejó, pensaste en sus palabras y decidiste que tenía razón.

Por una vez en la vida, decidiste hacer lo posible por ser la persona a la que él preferiría, ya seas tú o al fruto de su unión, e inclusive, ambas.



Ñeh~

Me quedó medio rarito pero salió del fondo de mi corazoncito ;w; (?

Creo que esto de hacer One-shorts sad me está gustando e.e

De párrafo en párrafo • Editando, PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora