De párrafo en párrafo • Editando, Pausada

Destino (13/15)

Parecía que el destino quería burlarse de él, a cada lado que iba, la encontraba, siempre.

Parece que no le es suficiente castigo a la vida, el saber que ella se había casado con otro, sin él poder hacer nada para impedirlo.

Podía vivir con ello, pero eso no lo podía soportar.

Si le hubiesen advertido unos seis años atrás, no lo habría tomado en serio, como aquellas amenazas.

Le parecía absurdo que la familia de ella llegase a tales extremos con tal de separarlos y fue ahí cuando descubrió que el amor no es suficiente, que siempre habrá manera para separar a aquellos que se aman.

Por haber subestimado a la vida, es que ahora se encontraba en esa situación: Viendo como su hermosa azabache cargaba con una menor de 5 años, igual de pelinegra que ella.

Ambas se encontraban viendo unos juguetes a través de la vitrina, mientras esperaban al esposo cara de caballo de la ojigris.

Se acercó sigilosamente, eso es todo lo que podría obtener de ellas: Un poco de cercanía.

— Entonces, ¿cuál quieres para tu cumpleaños, Carla?

— Carla... — pensó el castaño. — A pesar de todo, aún conservó ese nombre.

— Quiero ese carrito, mami. — señaló a través del cristal.

— Mmm... ¿Segura que no quieres otra cosa, cielo? — preguntó. — No creo que papá considere adecuado un carrito para una niña.

— ¿Tiene algo de malo, mami? — preguntó la niña, haciendo una mueca que no era característica de aquel al que llamaba papá.

— Hablaré con tu padre al respecto. — al intentar dar media, chocó con el hombro de Eren. — Disculpe. — se quedó hipnotizada al ver sus ojos verdes.

— No hay problema... Mikasa. — sonrió de forma melancólica, miró a la niña y se fue, dejando a la blonda con un aire pensativo.

Ella... Nunca le dijo su nombre.

Aunque no pudo evitar quedarse animada viendo aquellas esmeraldas que poseía por ojos. Le parecían... Familiar.

— ¿Mami? — habló la niña que cargaba en brazos. — ¿Pasa algo?

La azabache iba a contestar hasta que posó su mirada en las orbes de su hija. Parpadeó varias veces hasta que de forma inconciente, pronunció un nombre que juraría nunca haber mencionado.

— ¿Eren?