Diferente (3/14)

1.3K 117 31
                                    

Desde hacía algún tiempo, Eren se sentía diferente al estar con su mejor amiga, su corazón se aceleraba de sobremanera al estar cerca de ella o verla sonreír y su cuerpo parecía paralizarse.

También notó que ella parecía haber cambiado, pues ahora la veía diferente, no sabía que era pero algo había cambiado.

— ¿Porqué me miras tanto? — le cuestionó tras haberlo visto actuar extraño días atrás.

— ¿Te cortaste el cabello?

— ¿Ah? ¿A qué viene eso, Eren? — espetó confundida.

— No, nada. Es que desde hace algunos días, siento que hay algo diferente en ti, no sé que es pero sé que está ahí.

Mikasa se puso a pensar, que ella recuerde, no se ha cortado el cabello ni había subido o bajado de peso.

¿Será que se dió cuenta de que no me bañé? — se cuestionó para sus adentros.

Sacudió mentalmente la cabeza. — Pues que yo sepa, no he cambiado nada en mí, a no será que Eren al fin me mire de otra forma, pero eso es absurdo.

Rió entre sus pensamientos, pero pasados unos segundos, se sonrojó.

El de piel canela, frunció el seño al haber visto ese sonrojo. ¡Ella sabía lo que tenía de diferente!

— ¡Mentirosa! — la señaló con el dedo, sacándola de sus pensamientos.

— ¡No señales a las personas! — le tiró un manotazo.

Se sobó su dedo casi quebrado. — Si cambiaste en algo y no me lo quieres decir. — se cruzó de brazos.

— Mmmm... ¿No será que te gusto? — preguntó, reprimiendo una sonrisa.

— ¡C... Claro que no! — se sonrojó furiosamente.

— ¡Te sonrojaste! — le señaló con el dedo y lo quitó antes de que le diera un manotazo. — ¡Y tartamudeaste! ¡Si te gusto! — gritó, pero olvidó que estaban en medio del patio escolar y ahora todos se encontraban viéndolos.

— ¡Mikasa, cállate! — le tapó la boca y la abrazó hacia él. — Y no digas estupideces. — le retiró la mano cuando ella de calmó.

La azabache rodó los ojos. — Ya verás, Eren, haré que admitas que te gusto. — empezó a caminar.

— No sé cómo harás que admita lo mucho que me gustas pero te deseo suerte. — se posicionó al lado de ella y la rodeó con un brazo, caminando ambos hacia su aula.

La ojigris, se acomodó mejor en el abrazo, teniendo un sonrojo en sus pómulos por lo que su mejor amigo confesó sin darse cuenta.

WUUUU

Solo me falta uno y ya termino la maratón >w<

De párrafo en párrafo • Editando, PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora