En una de las mesas del cuartel, Connie, Jean, Sasha, Marco, Christa e Ymir, integrantes de la tropa de reclutas N° 104, se encontraban charlando de diversos temas, hasta que llegaron a uno que les llamaba la atención obtener la respuesta hace tiempo.
— ¿Uh? Es una buena pregunta, Connie. — dijo la chica patata. — Yo también me he llegado a preguntar lo mismo.
— ¿Y porqué no le has preguntado? — espetó Jean, sosteniendo el peso de su cabeza con una de sus manos.
— ¡¿Estás loco?! — se exaltó la cazadora. — ¡Me matará!
— No seas miedosa, Sasha. Sí no puedes preguntarles, lo haré yo. — comento Ymir.
— Basta, chicos. No debemos meternos en la vida de nuestros compañeros. — regañó Christa. — Seguramente se sentirán incómodos.
— Vamos, Christa. Apuesto a que también tienes curiosidad. — la rubia no dijo nada, dando a entender que era verdad lo que dijo la castaña. — ¿Qué te dije? Te atrapé, pequeña diosita.
Por el umbral de la puerta, se adentraron al comedor un castaño y una azabache, quienes traían una mirada sombría; algunos guardaron silencio por el escalofrío que les recorrió en el cuerpo. Ambos chicos se sentaron junto a su amigo y su novia, el chico también portaba una mirada que nunca antes se le había visto.
Aún así y a pesar de las protestas de Christa al decir que no era el momento, la morena habló. — ¡Oye, Eren!
Al haber más silencio que ruido en el lugar a diferencia de otras noches, el llamado se escuchó con más volumen, atrayendo la atención de todos. El ojiverde apretó la mano de la blonda por debajo de la mesa, pues ésta aún tenía un ligero temblor en el cuerpo.
— ¿Qué pasa? — preguntó, dirigiendo si mirada de la asiática hacia al grupo de chicos mencionados al inicio.
— Respóndeme algo, ¿cómo se conocieron tú y Mikasa? — el trío de Shiganshina detuvieron su respiración por unos segundos y Annie levantó su rostro, dirigiéndole una mirada de amenaza a Ymir.
— ¡Ymir! — gritó la ojiazul de menor estatura, enojada.
La mencionada se dió cuenta de su error, pues recordó cuál era el apellido de la ojigris; y al igual que Reiner, Berthold y Annie, ella sabía en qué tipo de situaciones un Ackerman podía llegar a despertar su poder.
Se escuchó un leve sonido pero por el repentino silencio, fue captado por oídos ajenos. Era Mikasa, quién se levantó de la mesa y al hacerlo, movió un poco el asiento donde ella y el castaño se encontraban sentados.
— Voy a dormir. — y a pesar de los leves llamados de Eren y Armin, ésta se soltó del agarre del moreno. Salió del comedor a toda prisa, pero no dirigiéndose al dormitorio de chicas.
— ¡Mikasa! — él sabía que eso solo despertaría más la curiosidad entre sus compañeros, pero eso no le importaba ahora, no sabiendo que día es hoy y como se ha de encontrar su hermana adoptiva.
— Ve con ellos. — motivó Annie, al ver a Armin manteniendo la vista a dónde se fueron sus mejores amigos.
— No, yo no estuve ese día y no sabría que decir. — suspiró. — Eren sabrá consolarla. — dirigió su vista hacia los chicos ya mencionados. — Chicos, por favor no vuelvan a mencionarlo.
Ante eso, ellos asintieron con la cabeza, entendiendo que es un tema complicado.
— ¡¿No tienen algo más que hacer?! — gritó Annie, ya cansada por los murmullos del resto de la tropa. — Y como me entere que alguien volvió a mencionar esto, le arranco la cabeza.
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De párrafo en párrafo • Editando, Pausada
Fanfiction𝐄𝐬𝐜𝐫𝐢𝐛𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐣𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬, 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐫𝐚𝐟𝐨 𝐞𝐧 𝐩𝐚𝐫𝐫𝐚𝐟𝐨. » No todos los One-shorts estarán basados de acuerdo al manga. » Habrá Universos Alternos. » Probable contenido +18. » Todos los One-shorts s...