Capítulo 2

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El sol rebosaba en la línea del firmamento que veía Grace desde el techo de la caballeriza en donde trabajaban arduamente sus primos, ya que ella había ganado una noche anterior varias monedas de oro que habían sido las apuestas por los tiros al dardo que organizaron los sirvientes de la casa Beaufoy quienes tenían un buen número del personal debido a los ingresos anuales que a familia generaba por la venta de sus cosméticos en la nación de Dalriada, en donde se encontraba divididos por las casas que tenían a las familias más importantes del reino.

En ese momento se encontraban alistando a los caballos para ir a al palacio en donde vivía la familia Real, debido al mandato que el Rey había emitido para todas las jóvenes aristócratas que estuvieran en la edad de desposarse con el heredero al trono, dicho mandato había llegado también a los reinos cercanos que buscaban alianzas políticas con el reino de Dalriada.

Boris simplemente se quejaba con sus parientes acerca del porqué debían de ir al palacio, si ninguno de ellos iría a desposarse con el príncipe heredero haciendo que los tres estuviesen riendo mientras Jenna los miraba a la distancia de su cómoda alcoba, ya que a ellos les pertenecían esos tres Slora, Jenna y su padre habían sido convocados al palacio para atender el mandato del rey y ciertas cosas que tenían que negociar los lideres de las familias.

Cayden arregló el carruaje para que la señorita Jenna fuese en él, y sus nuevos tres guardias provenientes de una de las familias del reino, que por razones bélicas les tenían cierto rencor a los Slora a como diera lugar, causando cierta incomodidad entre las escoltas que la señorita Jenna poseía.

Los Slora tomaron caballos para viajar hasta el palacio Real que quedaba a medio día de distancia desde la residencia de los Beaufoy, por órdenes del señor de la casa, los Slora debían de ir en la parte trasera protegiendo a la señorita Jenna quien dormía plácidamente en el interior del cómodo carruaje.

Los Jagger quienes eran los guardias personales de Jenna soltaban cuchicheos acerca de los Slora que se localizaban a unos cuantos metros de ellos, para ellos lucían realmente serios y fríos, y no era de extrañarse, a pesar de que los Jagger eran excelentes guerreros solían ser muy bajos de estatura; a comparación de Grace quien era la más baja de los tres Slora, ella les sacaba por lo menos una cabeza a los tres chicos que la veían con cierto odio.

Boris, Cayden y Grace venían vestidos con pantalones y la mejor camisa manga larga que ellos poseían ya que irían ver al Rey en persona, quien era el que había ordenado "La matanza de los Slora" años atrás, el camino fue silencioso a excepción de los ruidos que el andar de los caballos emitía.

Cayden escuchaba con atención a aquellos bajos hombres que hablaban pestes de su vieja familia, realmente le daba igual, ellos ni siquiera fueron parte de aquel momento de desgracia. Él deseaba algunas noches mientras contemplaba el firmamento, que hubiese pertenecido durante la época de esplendor de la casa, no en este momento, ya que eran odiados y repudiados por todos en el reino y lo máximo que podían aspirar era ser sirvientes de funestas personas que los habían acogido y maltratado por gusto.

Las mentes de cada persona se expandían gracias al silencio del transcurso, Grace se toqueteaba su corto cabello negro que le llegaba a la altura de su cuello, mientras sentía como su cuerpo le dolía un poco debido al gran periodo de tiempo que llevaban cabalgando por los senderos ya establecidos, ella corroboraba cada que podía su habilidad de orientación para asegurarse que estaba yendo en la correcta y que no se estaban desviando.

No existió ningún descanso entre la vivienda de los Beaufoy y el palacio, por lo que al llegar; los Slora bajaron un poco cansados, ya que no estaban acostumbrados a viajar tanto tiempo en el lomo de un caballo, ellos fueron los encargados de llevar los caballos y acomodar el carruaje, mientras la señorita Jenna entraba a visitar al heredero al trono, el príncipe Angus quien sería el heredero al trono tan pronto se casara, ni hablar del efecto que tendría en la casa que los había acogido ya que con esto tendrían cierta libertad.

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