Sloras

Capítulo 34

Boris se encontraba dormitando en el sillón de la habitación de la reina, haciendo guardias como de costumbre, cuando varios golpes fuertes en la puerta lo hicieron reaccionar y abrió la puerta con rapidez, dándose cuenta de que era el mayordomo principal. Incluso la reina Laura se había levantado por el gran alboroto que estaba causando aquel hombre, por lo que decidió ver que era, le susurró algo al oído que Boris pudo escuchar perfectamente, sostuvo a la reina quién casi se caía de la impresión de lo que aquel mayordomo le había ido a decir aquella mañana.

La reina se apresuró a llegar a la habitación del rey Arthur, seguida por detrás por Boris y aquel mayordomo sudoroso que le había dado la triste noticia, la reina deseaba creer que aquello era una broma, hasta que vio el cuerpo sereno de su esposo que no respiraba, mandó a traer al médico real de inmediato, quién llegó a los pocos minutos por órdenes de la Reina Laura, quién confirmó que el rey Arthur había fallecido aquella noche.

El médico comenzó a desvestir al rey en busca de la causa de muerte, ya que el hombre había mostrado una mejora paulatina a lo largo de los días, sin embargo, no mostraba ningún signo de envenenamiento o incluso de estrangulamiento, por lo que el médico real pensó que fue por la propia enfermedad, la reina Laura se encontraba pasmada ante lo que estaba sucediendo, sin embargo dio dos palmadas que hizo que los otros tres hombres en la habitación la miraran.

—Tenemos que hacer los preparativos para anunciar la muerte del rey—. Le dijo a todos pero después comenzó a ordenarle cosas a cada uno—. Mayordomo, necesito que te hagas cargo de la servidumbre y que no vengan a esta zona del palacio, al igual que necesito que te hagas cargo de los preparativos para el ataúd y todas las flores que se requieran, al médico le solicitaré que si llega a hablar sobre la muerte del rey, mencionará que fue por causas naturales, ¿entendido?

Ambos se inclinaron para después irse a cumplir las órdenes de la Reina, dejando en la habitación a la reina y Boris quién miraba todo con atención, sin poder creer que el rey hubiese fallecido la noche anterior completamente solo. La reina sabía que ahora podría sacar del palacio a las amantes del rey de una buena vez, así que eso haría, pero la noticia debía de ser llevada a los hijos del rey, quién debían de estar descansando, la reina le pidió a Boris que él le diera la noticia a su hija, ya que ella iría con su hijo.

Boris se fue corriendo del lugar tratando de no hacer tanto ruido con sus pisadas, tan pronto llegó al ala en donde se encontraban las habitaciones de los príncipes, se dirigió a la puerta de la princesa, tocando con suavidad, pero a los pocos segundos, abrió Grace quién portaba una manta encima suya, que le hizo reír a Boris. Él se acercó a la cama de la princesa quién ya se encontraba despierta, sus ojos estaban hinchados, algo la había hecho llorar la noche anterior, ¿sería capaz la princesa de saber que el rey murió la noche anterior?

—Su majestad—. Le respondió Boris mientras se hincaba en el frío suelo de aquella habitación, y la princesa solo le miraba con una cara triste—. El rey Arthur falleció la noche anterior, la reina me envió a transmitir el mensaje.

Grace se quedó pasmada con las palabras que su pariente había soltado, sin embargo le hizo levantarse del suelo y lentamente lo sacó de la habitación mientras le decía que debía de dejar que la princesa asimilara la situación, él lo comprendió para simplemente salir de la habitación y pedirle a Grace que estuviese en todo momento al lado de la princesa, ya que sería a ella a quién le darían instrucciones por los protocolos que se deberían de seguir.

Al cerrar la puerta la princesa tenía las intenciones de llorar, sin embargo solo unas cantas lágrimas de lástima pudieron salir de sus ojos, pensó que estaría triste por la muerte de su padre, pero se encontraba más molesta por el futuro de su territorio, bien su padre lo había dicho, el reino y el corazón no podían estar juntos, los sentimientos de lástima y pérdida se encontraban rondando en su mente, pero la incertidumbre de que era lo que pasaría con ella, los superaban a creces.