dieciséis.

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Había pasado una semana más, debido a la baja cantidad de misiones, Yaga-sensei nos encargaba demasiada tarea, todos estábamos estresados, especialmente Shoko. Ella había decidido prepararse un poco para sus futuros exámenes de admisión a medicina, pero la inspiración le duró muy poco, demasiado poco, diría yo.

— ¡Joder, me rindo! — dijo lanzando un libro por todo el salón. — Esto es una tontería. 

No pude evitar sacar una carcajada, Ieiri, a pesar de ser una persona bastante relajada en general, solía ponerse muy mal cuando se estresaba. Y era todo un espectáculo, siguió quejándose un rato más, hasta que escuchamos a alguien llamar a la puerta, guardamos silencio. 

— ¿Interrumpo algo? — dijo Gojo, asomando la cabeza.

— Paaara nada — dijo Ieiri casi cantándolo — Yo ya me iba, tengo que buscar a Nanami, me debe una cena — dijo Ieiri tomando sus cosas para después salir corriendo de ahí. Gojo se hizo a un lado, dejándola pasar y entró al aula, acercándose lentamente a mí. 

— Te he estado buscando — dijo él, sentándose a un lado mío, con su cuerpo apuntando en mi dirección.

— Me encontraste — sonreí. Él se acercó y plantó un suave beso en mis labios, como un pequeño saludo. Ahora que lo notaba, hacía muchos días que no sentía sus labios. O a él, en general. Él, a diferencia de los demás, había ido a varias misiones estos últimos días, mi yo competitivo ardía dentro de mí, pero intenté ser buena persona y fingir que estaba alegre por él. — ¿Para qué me querías? 

— ¿Qué no puedo extrañar a mi novia? — dijo él, ladeando la cabeza.

— No soy tu novia. — sonreí, él frunció el ceño.

Y era la realidad.

— Oh...¿no creerás que con un beso ya me tienes, o sí? — dije en tono burlón

— Pues..fue mucho más que un beso, eso sí — dijo él, acercándose peligrosamente a mí. Sentía mis mejillas arder, me alejé de él antes de que pudiera besarme. No ganaría esta vez, ya había mostrado demasiada debilidad ante él, era momento de balancear las cosas. Volver un poco a la normalidad. — En fin...Sólo quería despedirme. — dijo él, lo miré atentamente. Intenté fingir desinterés, pero probablemente la expresión en mi rostro me había delatado. — ¡N-no! ¡Así no! — exclamó Gojo, poniendo sus manos frente a él, como aclarando todo. Suspiré y sentí todo mi cuerpo relajarse 

— ¿Tienes otra misión? — dije guardando mis cosas en mi mochila, evitando su mirada.

— Sí, algo así. Iré a asesorar a una nueva estudiante. — dijo él, con un tono completamente desinteresado, e incluso fastidiado. Lo miré fijamente por unos segundos, esperando más detalles, por alguna extraña razón. Pero se quedó callado, así, sin más. Fruncí el ceño, colgando mi mochila en mi hombro. Él estiró la mano, casi ordenándome que se la dé, y como estaba realmente cansada, cedí. Gojo se puso de pie, y cargó mi mochila. Salimos del salón y comenzamos a caminar, yo me dirigía a mi habitación y claro, él me seguía. 

— ¿Dónde será? — dije, después de un largo rato en silencio. 

— ¿La misión? Me parece que en Kioto — dijo él, mirándome. 

— ¿Kioto? ¿Por qué no mandan a los de la otra escuela? — fruncí el ceño, abriendo la puerta de mi habitación, pasé seguida de Gojo, quien dejó mi mochila sobre la pequeña silla que se encontraba al lado de la puerta. 

— Porque es muy inexperta, es mayor que todos nosotros. Tiene 21, me parece. Y está iniciando en primer año, técnicamente. 

Mmm. Extraño. 

déjame ir (gojo satoru x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora