quince.

16.9K 1.5K 190
                                    

Para una mejor experiencia, y coherencia con la historia, pon la canción que se encuentra arriba cuando lo indique después en el capítulo, pero si quieres ponerla anyways hazlo eres libre <3.


Al día siguiente, desperté en mi habitación, tenía pijama. Me levanté de golpe, mirando hacia todos lados. ¿Había sido todo un sueño? Corrí por mi celular, en busca de fotos, mensajes, algo que me pruebe que ayer había sido real, que no me había vuelto loca. Pero no había nada. Algo dentro de mí se apagó, no quería creerlo pero, realmente todo había sido muy bueno para ser real. Es como si mi cumpleaños nunca hubiese pasado, miré mi reloj y noté que las clases estaban a punto de empezar, rápidamente me puse el uniforme e intenté arreglar mi cabello. Tomé mis cosas, y salí acelerada por la puerta, pero una fuerte y alta figura me impedió seguir corriendo. 

— ¿G-gojo? — dije alzando la vista, mirándolo a los ojos. 

— Buenos días — dijo él, para después plantar un suave y corto beso en mis labios. Me congelé, sentí mis ojos iluminarse, un fuerte sentimiento de alivio inundarme. Tiré mis cosas y me lancé a él, rodeando su cuello con mis brazos, él rió confundido y me tomó de la cintura, levantándome un poco del suelo. — ¿Qué sucede? 

— Y-yo...Creí que lo había soñado...— dije en voz bajita, dándome cuenta de lo tonto que sonaba una vez que lo había pronunciado en voz alta. Me reí de mí misma, escondiendo mi cuello en el espacio entre el cuello y hombro izquierdo de Gojo. 

— Sé que soy un sueño, pero fue real. — dijo él, con aquel tono tan arrogante que había aprendido a querer. 

Después de un par de segundos me dejó caer al suelo, bajándome suavemente hasta que las puntas de mi pies tocaran el concreto, liberé su cuello y me agaché a tomar mis cosas. Él hizo un pequeño movimiento con la cabeza, indicándome de cierta forma que teníamos que irnos, él comenzó a caminar y lo seguí, bajé la mirada intentando ocultar mi tonta sonrisa. 

Llegamos al salón de clase, estaban ahí Shoko y Geto, todos en sus lugares de siempre, cada uno en una esquina del salón. Yaga había aprendido a separarnos a todos por diferentes motivos, 1) Gojo y yo solíamos pelear cada vez que Yaga-sensei preguntaba algo, y 2) Cuando Gojo estaba al lado de Geto, parecía casi imposible callarlo. Afortunadamente, el salón de segundo año no era para nada grande, así que a pesar de eso, todos estábamos relativamente cerca del otro. Yaga-sensei entró, desde lo sucedido con Riko, se notaba más triste que de costumbre, había veces donde se perdía en sus propios pensamientos, y nadie más podía sacarlo de ahí. Se sentía culpable, todos, realmente. Había sido un evento sumamente agotador, tanto físico, como mental. Pero era parte de ser hechiceros, aquellas palabras de Geto las llevé como tatuaje desde que las escupió, tenía toda la razón. Nuestro camino era como hechiceros, nada, ni siquiera amor, debería interponerse entre él. 

(...) 

Tuvimos nuestro primer periodo, y al acabar, Yaga le pidió a Gojo que se quede unos minutos más, él me hizo una señal con la mano, indicando que me adelante, probablemente después nos alcanzaría. Salí el salón con Shoko, quien buscaba activamente con la mirada a Nanami. Cuando por fin lo encontró, su cuerpo se relajó, corrió hacia él y le dio un fuerte abrazo, plantando un suave beso sobre su mejilla. Nanami sonrió, no solía hacerlo, y su sonrisa era realmente contagiosa y rara de ver, algo así como una estrella fugaz. Nanami tomó a su bella dama de la mano, y esperaron a que camine a su lado, sonreí al sentirme incluída por los tortolitos, y todos nos dirigimos tranquilamente a la cafetería. 

—..no, Yaga quiere que me prepare para el examen de medicina ya, pero no le veo sentido, ¡falta más de un año! — dijo Ieiri llenando su boca de ramen. Nanami pasó una servilleta por la boca de ella, limpiando el residuo de caldo que había dejado alrededor de sus labios, ellá suspiró.

— Quizá no es tan mala idea, si te preparas ya, el día del examen no tendrás nada de qué preocuparte. — dije, analizando qué otras opciones tenía. 

— ______, cariño...— dijo empujando su pelo hacia atrás, poniendo una cara seductora, no pude evitar reír — Soy de las pocas hechiceras que pueden usar la técnica inversa para curar a otros...créeme que pasaré sí o sí. — dijo ella, finalmente volviendo a la normalidad. 

Pocos minutos después, sentí una presencia detrás de mí, cuando de repente una mano se posó sobre mi hombro. 

— ¡Geto! — dije sonriendo al verlo sentándose a mi lado, no había hablado mucho con él ayer, por lo que finalmente verlo me alegró. — ¿Dónde has estado? 

— Oh, el director de Kioto ha pedido hablar conmigo...Iban a asignarme una misión solitario, pero me parece que han cambiado de opinión. — dijo él, destapando su botella de té, dándole un largo sorbo. — Mejor para mí, honestamente. Aún tengo que consumir más maldiciones antes de salir a alguna misión de ese nivel. ¿Y Gojo, lo has visto? 

— Se ha quedado con Yaga-sensei, me parece que quería hablar con él sobre algo.

(...)

Las clases habían terminado y no había visto a Gojo en ninguna otra, realmente no me extrañaba, era mucho de saltarse clases para ir a pasear por la ciudad. Salí del aula y me despedí de Nanami y Shoko, me puse mis audífonos y comencé a caminar hasta llegar al pasillo de mi habitación. Saqué la llave y abrí la puerta.

— ¡Hola! — dijo una voz animada

— ¡AHHHH! — no pude evitar soltar un grito, dejando caer mis cosas. Gojo estaba muerto de risa, retorciéndose en el suelo. Me apuntó con el dedo sólo para seguir riendo como loco después, me acerqué a él sólo para darle una leve patada que lo hizo sacar un pequeño quejido, reí y me lancé sobre mi cama, acostándome después de un largo día. A pesar de no haber entrenado mucho, me sentía muy cansada. Gojo se sentó en la esquina de la cama, mirándome fijamente. Noté su mirada, devolviéndosela.

— ¿Qué sucede? — dije, frunciendo el ceño. Pero él no habló. No se movió, siquiera. Reí al darme una idea de lo que sucedía. Estiré lentamente mis brazos, mirándolo con una enorme sonrisa, él imitó el gesto y se acostó encima de mí, sacando por completo cualquier pizca de aire que tenía dentro de mí. A pesar de apenas ser capaz de soportar su peso sobre el mío, lo abracé, acariciando su espalda, subiendo y bajando la mano lentamente. Su rostro descansaba en mi pecho, y sus manos se encontraban entre el espacio de mi espalda y el colchón. Después de un par de segundos, noté que había caído. Estaba dormido. Besé su frente, haciendo a un lado su cabello blanco. 

(poner multimedia) 

Cerré mis ojos, dejando mi cuerpo relajarse por completo, sintiendo aún el peso de Gojo sobre mí, me sentía en paz. A salvo. 

My baby, my baby....— murmuré, cantando la canción que escuchaba al caminar a mi habitación hace rato —...you're my baby, say it to me...

Sentí una lágrima rodar por mi mejilla, cayendo suavemente en la almohada que se encontraba debajo de mí. Pero, no era una triste. Para nada. Lloraba por la sensación de alivio que por fin, después de tanto tiempo, había logrado sentir. Crecí creyendo que al ser hechicera, debía rendirme por completo en cuanto a tener una vida normal, ser una adolescente normal. Enamorarme se veía como algo tan...imposible. Y ahora, sin siquiera haberlo imaginado antes, tenía a un albino de un metro noventa acostado sobre mí, durmiendo tranquilamente. Rodeé la espalda de Gojo con fuerza, abrazándolo como si mi vida dependiése de ello. No quería que esto termine nunca. 

déjame ir (gojo satoru x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora