veinticinco.

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— ¡Vamos, Megumi! Concéntrate 

Habíamos pasado toda la mañana intentando perfeccionar su técnica maldita, en específico, sus Lobos de Jade, había tenido problemas para sacarlos por bastante tiempo ya, y Yaga comenzaba a exigir una mejoría. Suspiré desesperada, Megumi comenzó a desanimarse. 

— L-lo siento...— dijo él, bajando sus manos. 

— Hey, no te preocupes — dije agitando su cabello — Estoy segura de que mañana lo lograremos — dije sonriendo

Él asintió con la cabeza. Terminamos el entrenamiento y lo llevé a su habitación para que se relaje un rato.

— Estaré en mi habitación, en una hora nos vemos para comer, ¿suena bien?

— ¡Sí! — dijo él animado, dando un pequeño brinquito.

Sonreí mientras cerraba la puerta de su habitación. Habían pasado seis meses, ya ni siquiera volteaba a ver la puerta de la habitación de Gojo, aunque estuviese justo junto a la de Megumi. Todo era...diferente. Sin Geto, ni Gojo, parecía que habíamos retrocedido en el tiempo. Ahora sólo éramos Shoko, Nanami y yo, como en los viejos tiempos. Y claro, Megumi quien nos acompañaba la mayor parte del tiempo. Caminé por los pasillos, hacia mi habitación, topándome con mi mejor amiga. 

— ¡Hey! ¿Cómo te trata la vida de madre soltera? — dijo Ieiri, soltando la mano de Nanami para abrazarme. Él le dio un codazo en el costado, reprimiéndola por su comentario. Reí suavemente y negué con la cabeza, indicándole a Nanami que no había problema. 

— Bastante bien, un poco difícil pero no me puedo quejar. — dije honestamente, sonriendo al pensar en el pequeño pelinegro. — ¿Tienen alguna misión hoy?

— No, peeeero creo que tú sí. Yaga-sensei te está buscando — dijo Ieiri haciendo una mueca, suspiré y cerré los ojos. 

Me despedí de mis amigos y me dirigí a la nueva oficina de Yaga-sensei, quien había logrado convertirse en director, después de años de esfuerzo y dedicación. Subía lentamente las escaleras, arrastrando mis pasos. Una vez frente a la enorme puerta de madera, suspiré pesadamente, escondí el relicario de Gojo debajo de mi uniforme. Intenté adoptar un rostro neutro para luego entrar. 

— ¿Me necesitaba, Yaga-sensei? 

— Osaki-san, sí, pasa por favor. — dijo él, apuntando con la mano estirada el lugar frente a él. 

Me senté sobre mis piernas, posando mis manos sobre mis muslos. Yaga se veía serio, como si le pesara hablar. Suspiró y me miró fijamente. 

— ¿Sabes lo que te voy a pedir, cierto? 

Cerré los ojos — ¿Otra misión? 

— Sí, Osaki-san. — dijo seco, firme. 

Sentí mi cuerpo retorcerse al escucharlo. Estaba agotada. Estos últimos meses había ido a más misiones que los dos años anteriores combinados, estaba cansada, simplemente quería descansar y pasar más tiempo con Megumi.

— Sabes que odio mandarte a tantas misiones pero...ya sabes...— hizo una pequeña pausa, buscando mi mirada con la suya —...La ausencia de Geto, y Gojo...cambiaron todo para la escuela.

— Lo sé...— dije con voz débil, intentando no revelar el dolor que sentí al escuchar el nombre de mi ex novio una vez más. — ¿Qué tengo que hacer? 

— Parece que estamos lidiando con un categoría uno al norte de Tokio, ha acabado con dos pueblos, que a pesar de ser pequeños...fueron varias muertes. — dijo él, hojeando un folder. Su mirada se oscurecía, sólo podía imaginarme las imágenes tan perturbadoras que se encontraban plasmadas en él. — Creemos que es un usuario de maldiciones. — dijo él, dejando las hojas y mirándome fijamente.

déjame ir (gojo satoru x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora