diecinueve.

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— Seré tu novia. — sonreí.

El rostro de Gojo se iluminó casi de golpe, reveló una enorme sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. Me tomó por la cintura y me levantó del suelo, dando un par de vueltas. Reía sentía la habitación girar a mi alrededor, mantuve mis piernas enroscadas en su cadera por un par de segundos. Su sonrisa lentamente desapareció, su expresión se volvió seria, bajó la mirada a mis labios, observándolos detenidamente. Al notarlo, mordí mi labio inferior seductoramente, Gojo imitó mi gesto, volviendo a sonreír. Tomé su rostro con mis manos y planté un desesperado beso en sus labios, Gojo bajó las manos de mi cintura, posándolas en mi trasero para mejorar su agarre, y bueno, para subir un poco la temperatura. Nuestras lenguas se acariciaban la una a la otra, Gojo caminó lentamente a la cama, aún cargándome. Me dejó caer con suavidad, poniéndose encima de mí, reí y le dí la vuelta, siendo yo ahora la que se encontraba encima. Él sonrió satisfecho, posó sus manos sobre mis muslos, acariciándome suavemente. Me separé un poco de él, terminando con el beso. Una delgada tira de saliva era lo único que nos mantenía pegados.

— Gojo...— dije en voz baja — ¿Realmente ibas a terminar conmigo? — dije curiosa. 

La realidad es que, a pesar de que estaba sumamente feliz de estar con él de forma oficial, de ser su novia, aquello que me había contado me carcomía por dentro, y no podía simplemente ignorarlo. Sabría que quedarme con la duda, traería más problemas en el futuro, y realmente no era de guardarme las cosas. Gojo se sentó, yo me mantuve sentada sobre su regazo, sin despegar la mirada de él, analizaba cuidadosamente todo. Cada movimiento, gesto. El lenguaje corporal decía mucho más que las palabras. 

— Por un momento lo pensé — soltó de golpe, automáticamente fruncí el ceño, mirándolo molesta,  él rió, divertido por mi reacción —...peeero, mi único motivo para hacerlo era protegerte. Jamás me perdonaría que algo te suceda por mi culpa — dijo, noté la honestidad en su mirada, sonreí satisfecha. 

— ¿Por qué la niña nueva estaba en tu habitación? — pregunté, a pesar de la situación, no estaba molesta y mucho menos celosa, genuinamente quería saber. 

— Te diré, pero es secreto — dijo, posando su dedo índice sobre sus labios — Le gusta Nanami...— susurró esta última oración.

Tragué aire fuertemente, casi saltando de la sorpresa. Corrí rápidamente por mi celular, quitándome del regazo de Gojo, pero él estratégicamente me tiró utilizando sus piernas.

— ¡Gojo, tengo que contarle a Ieiri! — grité, estirando la mano en un intento de alcanzar mi celular.

— ¡Estás loca, Utahime me va a matar! — dijo él, jalándome de nuevo a la cama, me retorcí en el suelo, intentando zafarme de su agarre.

— Okay, okay...— dije relajando el cuerpo. Cuando Gojo bajó la guardia, aproveché y activé mi técnica fantasma, manteniéndolo en su lugar. Logré escapar de su ahora débil agarre y corrí hacia el mueble que de repente parecía estar a kilómetros de distancia, justo cuando creí que lo lograría, sentí las enormes manos de mi ahora novio rodear mi cintura, lanzándome como luchador a la cama. Tomó mi celular, y lo guardó en su bolsillo. Rodé los ojos y levanté las manos, declarando el fin de esta pequeña guerra. 

Gojo volvió a acomodarse en la cama, rápidamente me acosté sobre él, recargué mi rostro en su pecho, escuché atenta el ritmo de los latidos de su corazón. Sonreí. Era mi nueva melodía favorita. 

— Gojo, yo...

— Dime Satoru. — interrumpió él, con voz suave — Eres mi novia ahora, sería raro si me sigues llamando por mi apellido. — dijo él 

déjame ir (gojo satoru x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora