veintiuno.

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Habían pasado un par de meses desde aquel día, seis para ser más específica. Todo había sido más que perfecto, nuestra relación se había formalizado más, solíamos pasar todo el tiempo juntos, aprovechando cuando no teníamos misiones, o tareas tan pesadas. 

— ¿Has hablado con Yaga? — dije, posando una mano en mi cintura, posándome delante de Satoru, desafiante.

— No, y no pienso hacerlo — contestó, poniéndose su uniforme. Acomodando aquellos lentes negros sobre sus ojos. En seis largos meses no habíamos tenido ninguna pelea, hasta ahora. 

— ¡Satoru, no puedes sólo adoptar un niño como si nada! — agité los brazos, desesperada.

— ________...— dijo acercándose a mí, tomando mis dos manos entre las suyas. — Antes de que Toji muriera, me lo pidió...

— ¿Le vas a cumplir el capricho al hombre que casi nos asesina? — dije frunciendo el ceño, apenas podía creerlo. Me solté de su agarre, rendida — Haz lo que quieras 

Tomé mis cosas y salí de su habitación, dejándolo solo. Al cerrar la puerta, inmediatamente me detuve. Odiaba ser la mala del cuento, pero...¿traer a un niño, así como si nada? Suspiré pesadamente, pasé a la cafetería a comprar algo de comida y snacks. 

(...) 

— Lo sabía...— dijo Satoru sonriendo al verme recargada sobre su automóvil negro, esperándolo. Rodé los ojos e hice una mueca, sí sí, era débil. Lo que sea. 

— Sólo lo hago por el niño — bufé, entrando al lado del co-piloto antes de que Satoru pudiese abrir la puerta por mí. Él entró del otro lado, encendió el carro. Tomó mi mano, y comenzó a manejar. — ¿Sabes cómo se llama? 

— Megumi. Fushiguro Megumi. — dijo él sin despegar los ojos del camino, podía ver sus labios lentamente curvearse hacia arriba, notando su emoción. — Tiene 6 años.

Suspiré intentando ocultar mi sorpresa, definitivamente era mucho más pequeño de lo que esperaba. Dirigí mi mirada al camino, viendo a personas y edificios pasar rápidamente. Una hora después, llegamos a un pequeño complejo de casas, afuera se veían dos niños. Al mirar a Megumi, sentí mi corazón estrujarse. Era igualito a su padre. Miles de recuerdos de aquella vez me atacaron, agitándome. Gojo tomó mi mano y me miró con ternura. 

— ¿Lista? — asentí con la cabeza, respondiendo a su pregunta. 

Bajamos del auto, Satoru volvió a tomarme de la mano, caminamos lentamente hacia aquel pequeño niño y la que parecía ser su hermana mayor. 

— ¿Eres Megumi, verdad? — dijo Satoru, noté cómo su expresión radiaba...asco.

— ¡Satoru! — dije gritando en un susurro, apretando más su mano.

— ¿Quienes son ustedes?  ¿Y qué pasa con su cara? — dijo el pequeño pelinegro, confundido por nuestra presencia.

— Lo siento...es sólo que son como dos gotas de agua.— afirmó Gojo, observándolo de pies a cabeza. — ¿Sabes? Tu padre pertenecía al Clan Zen'in, una de las mejores familias de hechiceros. Pero no podía alcanzarme, así que abandonó el clan y te tuvo aquí — Satoru escupió con naturalidad, cubrí mi rostro con mis manos, me acerqué a él, hincándome, quedando a la altura del pequeño Megumi.

— Tú también puedes verlos, ¿verdad? Te das cuenta del poder que tienes...— dije con voz suave, refiriéndome a las maldiciones. 

— Al clan Zen'in le encanta el talento, nosotros solemos despertar nuestros hechizos a los 4, 6 años. Y además, esta edad es perfecta para venderlos. Tu padre hizo una jugada inteligente. 

déjame ir (gojo satoru x lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora