6 de abril de 2019
AREN
La última vez que abracé a alguien, fue a Alexander, en su antepenúltimo cumpleaños.
En ese momento, noté que iba a ser el último abrazo que iba a poder dar. Se sintió cómo una despedida, no hacía él, sino hacía los últimos restos de mi inocencia. Alex estaba tan ilusionado... Yo había vuelto a Destiny Grove a finales de ese verano, y él cumplía quince el día de Navidad.
A las cinco de la madrugada, estaba en mi habitación inflado a opiáceos que había robado del psiquiátrico, haciéndome cortes a tientas en las muñecas. Ya se había convertido en una costumbre, y todavía nadie se había percatado. No obstante, esa noche no era cómo las demás. El presentimiento de que algo peor iba a suceder cuando despertase, me atormentó durante las horas que estuve automutilándome. Mi hermano ya había soplado las velas y abierto sus regalos a medianoche, así que solo vería en el desayuno a mis tíos resacosos peleándose entre ellos, puede que conmigo.
Y así fue. Solo que algo había cambiado. Algo había muerto.
Y sabía que ese algo, era yo.
La última vez que me había negado a creer en mi resurrección, había sido con la llegada de Rush. Mi espantosa vida y mis múltiples trastornos ya se habían llevado por delante todos los sentimientos más allá del dolor y la soledad, convirtiéndome en una lamentable efeméride de mi antigua esencia.
Rush despertó en mí curiosidad. Una la mar de enfermiza. Luego, desarrollé un apego similar al que anhelaba con mis hermanos. Le pedí ser mi hogar, por ponerle nombre a un experimento personal, para probar la vivez de mis emociones. Comencé a sentir celos, tristeza, remordimiento, necesidad... Felicidad. Recuperé parte de mi empatía y recordé lo satisfactorias y atemorizantes que eran las mariposas en el estómago. La parálisis frente a unos ojos que te dominan, y una sonrisa que te cautiva.
Sabía que podía aferrarme a ello. A ese niño que ahora estaba luchando por sobrevivir a sus propias puñaladas internas. Al cambio. A sus palabras, sus gestos, su aroma, la vida que me había brindado sin darse cuenta.
El aspecto más cruel de la depresión era que ese mismo niño nos regañaba, a él y a mí, porque negaba que mereciéramos algo de eso. Porque ya había pasado nuestro tiempo de salvarnos.
Y teníamos que dejar de resistirnos a deshacernos de los retazos de una esencia ya ilusoria; no íbamos a escapar de una muerte que ya habíamos escogido.
Sin embargo, al verla, preferí vivir un poco más en ese idilio. Por eso, corrí hacia ella y la estrujé entre mis brazos, cómo siempre había querido hacer. Sentirla tan cerca me hizo sentir completo. Sus brazos alrededor de mi cuello, el tintineo de sus pendientes, la extensión de su perfume, y el ritmo de su corazón. Necesitaba memorizarlo todo. Llevarme al descanso eterno una grabación de cada una de sus palabras, y una descripción detallada de cada célula de su cuerpo.
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Destiny Grove: pueblo de misterios
Mystery / ThrillerRussell se muda a Destiny Grove, un lugar despoblado por razones que desconoce, para rehacer su vida junto a su otra familia. Convencida en poder convertirse en una mejor versión de sí misma y conseguir tranquilidad, termina chocándose de bruces co...