1 de marzo de 2019
—No vas a ir.
Tío Charlie siguió comiéndose sus espaguetis. Noah y yo levantamos la cabeza de la mesa al mismo tiempo y preguntamos:
—¿A dónde?
Ni siquiera se había referido a ninguno.
—A esa fiesta en el barrio pijo. — cogió su plato y lo metió en el fregadero, mi primo y yo nos miramos extrañados — Y va por ti también, niño.
Bufamos. Nala me había invitado a ir con sus amigos a la fiesta del capitán de fútbol de su instituto. Me sorprendió que todavía estuviese en último año, pues había pensado que era mayor que yo. A Noah lo había invitado una tal Cindy. Seguramente, nos habría escuchado.
—Papá, tengo dieciséis años, ¿no crees que debería ir a alguna fiesta? — comentó mi primo, sin esperar una buena reacción — Además, Russell es mayor de edad, me puede vigilar.
Los dos sabíamos que, si lo conseguíamos, iba a ser al revés.
—Que no. Y tú ya fuiste a suficientes fiestas el año pasado, me da igual que te pueda vigilar. ¿Te recuerdo que, en la última a la que dejé ir, volviste a casa potando, y encima, con una botella en la mano? — me hizo gracia imaginarme a mi pequeño Noah así. No sabía cuándo había pegado el estirón, y empezado a parecerse de verdad a un adolescente — No os voy a dejar salir por la noche, y menos a sitios así.
—Adivinaré por qué no dejas ir a Russell — le retó — Por los Gray.
Esa era la palabra prohibida en casa.
—Sí, Noah. Por ellos. Cierta persona de la que no quiero decir el maldito nombre, se entretuvo en intentar ahogarla el día que llegó. Es normal que no quiera que salgáis con ese lunático rondando por aquí, ¿o no?
Clavó sus ojos azules en mí. Rezaba día tras día para que no supiese que "cierta persona" se había colado en mi habitación dos veces, y yo no lo había echado. Tío Charlie juraba que eran malos, sin darme una explicación. A mí solo me parecía que tanto Aren cómo Alexander tenían formas inusuales e inmorales de pasar su tiempo libre. ¿Cómo iban esos dos calenturientos a destruirme?
—Bueno... — agregó Noah por mí — Ya no parece odiarla tanto.
Ah, sí. Noah sabía que Aren estaba bajo la cama, el día que llegó tarde. Y la primera vez, cuando esos dos raritos entraron, también estaba despierto.
En la conversación que comenzamos al irse Gray, evitó en todo momento hablar de él. Lo que sí me contó fue que en el pueblo pasaban cosas raras, pero la mayoría de los adultos les hacían caso omiso. Desde año nuevo, había unos merodeadores entrando sin cesar a la mayoría de los hogares. Se entretenían en observar y salir, asustando a quién le faltase sueño. Así que, por descarte, esos tipos que habían entrado, no podían ser otros más que ellos.
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Destiny Grove: pueblo de misterios
Mystery / ThrillerRussell se muda a Destiny Grove, un lugar despoblado por razones que desconoce, para rehacer su vida junto a su otra familia. Convencida en poder convertirse en una mejor versión de sí misma y conseguir tranquilidad, termina chocándose de bruces co...