21 || Quimeras y medallas

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16 de marzo de 2019

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16 de marzo de 2019

RUSH

Estaba contando las vetas del techo. Era una especie de truco que mi padre me había enseñado para relajarme siendo pequeña, no obstante, por ese entonces, enumeraba manchas en un enyesado barato. Nunca supe por qué trasnoché recordando a mis hermanos, los lugares en los que habíamos vivido, e incluso a mi madre.

Alice Parker. La peor madre del planeta, y, por otro lado, la mejor mentirosa. Lo único en lo que había confiado que me había dicho la verdad, había sido la vez que me había contado que sus hermanos eran muy distintos a ella, en el buen sentido. Ella había sido la que me había incitado a vivir con alguno de ellos si no quería alargar más nuestra convivencia, pero yo solo conocía a tío Charlie, el resto eran extraños para mí.

En medio de toda esa vorágine de dudas y desesperación, entendí por qué ella se mostró reacia a mi elección de vivir en Destiny Grove. Ya no había un horrible abuelo River rondando, solo un tío fantástico, así que pensé que no era más que uno de sus ataques de envidia.

No le gustó la idea porque conocía a su hermano o, mejor dicho, sus secretos. Conocía a sus amigos, su trabajo, sus problemas, y su pasado. Su manera de ser frente a otros y el desconocido en el que se iba a convertir para mí cuando me cruzase con los Gray.

Ella lo sabía. Sabía que seguían en Destiny Grove. Quizá esa única preocupación que había tenido por mí en dieciocho años, había sido culpa del presentimiento de que algo malo sucedería. ¿Al nivel de la reaparición de La Parca?

No iba a llamarla para preguntar. Tenía varios asuntos que resolver.

Uno de ellos estaba acostado conmigo en mi cama, con su aliento rozándome el cuello. Alexander llevaba murmurando cosas desde que había conseguido dormirlo, y ninguna era agradable de escuchar. Si el día anterior había pensado que sería raro desde que había visto esa cinta, era porque no tenía idea de lo que sucedería después.

Acordé con Aren quedar a las cinco en el instituto, y lo esperé cerca de la puerta de entrada hasta que quedó un cuarto de hora para las seis. Le mandé mil mensajes, lo llamé varias veces y llené su buzón de voz, pero no dio señales de vida, y decidí entrar sola. No me fue difícil encontrar el campo de fútbol, ni el gimnasio, entonces se me ocurrió la idea de indagar sobre el tema que me tenía en vilo, mientras los chicos del equipo terminaban de correr.

Destiny Grove sería un pueblo venido a menos, pero los alumnos del Grovery High habían ganado un montón de torneos, competiciones y eventos de todo tipo desde su inauguración a mitades del siglo pasado. Por eso, encontré en el mismo ala un pasillo lleno de vitrinas con trofeos relucientes, diplomas, medallas y fotos enmarcadas.

Fui paseando y ojeando los premios tras el cristal hasta encontrar a la generación de los 90. Esa estantería me pareció más cargada que las demás. Ellos tres estaban en las baldas de arriba, con sus nombres en el pie de foto junto a la marca del año escolar de 1995 a 1996. Charlie Parker, Thomas Gray, y Aleixandre Keller.

Destiny Grove: pueblo de misteriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora