Capítulo 12

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Título escogido para este capítulo:

Oh no...

Narrador omnisciente:

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Narrador omnisciente:

El joven de ojos miel se hallaba en la ducha, bañándose con agua fría y tratando de bajar su reciente erección, una provocada por primera vez, diferente a las que antes su cuerpo había tenido —. A-abajo, baja ya —decía tratando de calmar su calentura... y no solo la calentura que tenía por la fiebre.

Al terminar de bañarse se cambió y realizó la tarea que se hallaba en la mochila del albino, que había tirado al piso al entrar al cuarto antes de... bueno, por lo que ocurrió.

El que lo considera su enemigo, su rival en el amor, ¿lo había besado?

Debía ser una broma, por poco y sus hormonas de adolescente curioso lo hacía llegar más lejos, ¡iba a cometer una locura en la escuela!

Se sintió mal, porque de seguro el Zoldyck estaba arrepentido en este momento, le diría que fue un error y que olvide todo como pasó en la pijamada; o tal vez... besarse se volvería habitual, como decían siempre, un refuerzo extra. Eso lo emocionaba y le dolía.

Muy en el fondo, tenía la esperanza de ser correspondido.

Decidió dejar de pensar en él y comenzar a escribir en sus cuadernos la clase de hoy, hacer tareas y estudiar.

Por suerte para el moreno, no habían dejado mucha tarea y se puso al día rápidamente, así que volvió a su cama a descansar, tapándose todo el cuerpo con sus sábanas, temblaba porque tenía demasiado frío, aunque su cuerpo sudaba y permanecía caliente.

Afortunadamente, su temperatura había bajado un poco gracias a su descanso y los paños húmedos que Killua había puesto en su frente con amabilidad en la mañana, al día siguiente podría volver a clases.

Se quedó dormido al poco tiempo, tocando sus labios y recordando la increíble sensación que tenía cuando besaba al Zoldyck, confirmando que se había enamorado.

Mientras tanto con Killua, él estaba lavando sus manos; seguía muy confundido, pero decidió dejar el reciente tema para después y fue a la habitación de su hermana, estuvieron hablando un largo rato hasta que Retz llegó; el ojiazul se despidió de las señoritas y se dirigió a su habitación.

Pero se encontró con Leorio, estaba pensativo y se notaba un ligero sonrojo en las mejillas del estudiante de medicina; el peliblanco puso su distintiva sonrisa de gatito y fue a molestar al mayor.

—¿Qué pasa Riorio? ¿Acaso te humillaste frente a la chica que te gusta? —preguntó con burla.

—No... por favor Killua ahora no, necesito pensar —dijo con desgano el universitario. El de ojos azules cambió su expresión a una seria y preocupada: no era normal que Leorio esté así de pensativo y desganado, sea lo que le pasase era algo importante y él tenía que ayudarlo.

Por una mujer┃KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora